MARIANNEAl parecer la intensidad de sus besos aun no había disminuido, me tomó con la misma ansia de antes. Rocé sus dientes perfectos con mi lengua y luego empezó otra vez, el beso era demasiado profundo, la intensidad y movimiento de su lengua imitaba otra posesión mas básica. Yo gemía y gemía mientras él seguía llevando el control de todo. Su nombre se me escapó en muchas ocasiones en el momento en que nuestras bocas se separaban para intercambiar nuestras respiraciones.—Amo tu boca — dijo contra ella antes de volver a besarme sin contemplaciones. Sentí sus manos en mi espalda en mi trasero. En mis caderas, en mi espalda, una vez, otra y otra más. Yo tocaba lo que me atrevía, sus hombros sus brazos. Sus manos, su cara, su pelo. La canción terminó en medio de los aplausos. Habíamos pasado desapercibidos pero yo no podía más.—Tienes que llevarme a casa… ¡Ahora!— exigí, demasiado consciente de que era lo que le iba a pedir — Tienes que llevarme… — repetí contra su frente. Él asinti
MARIANNE—Que te cubras no impedirá que te vea… — besó un dedo, sentía mi pulso ahí en sus labios — No impedirá que te deseé — besó otro dedo y lo lamió suavemente — No impedirá que te tome como quiero hacerlo — Cuando llegó al meñique lo introdujo en su boca y lo chupo con suavidad. Gemí otra vez.Lo tuve sobre mí en ese momento deseando su boca otra vez. Sentí sus manos en mi espalda y en mis caderas. Sus besos exigentes me mareaban. Pero era el punto de no retorno. Lo sabía cuando su mano subió por mi muslo buscando su íntimo objetivo. No tenía miedo, estaba estupefacta. El corazón me palpitaba a velocidades inimaginables. Su mano me tocó donde nadie lo había hecho antes. Él estaba marcando mi cuerpo. Y lo hacía muy bien. Se movía con lentitud acariciando cada parte de mi intimidad como si fuera una joya preciosa. Giraba mi cabeza de un lado a otro cuando esas sensaciones desconocidas me atacaban, tanto como su mano.Cuando sentí sus dedos en mí casi grité ante la sensación. Me sen
EDGARDAl poco rato se quedo dormida.Acaricié sus cabellos repasando su forma y su tacto. Miré nuestros cuerpos como uno solo, el uno para el otro.Había caído en sus brazos, me había atado como nadie, no había ni quería que hubiera escapatoria, besé su coronilla y acaricié su cintura lentamente. Escuché que suspiraba y luego entre sueños dijo:—Edgard…. no me dejes… — había miedo en sus palabras y su sueño, sentí tal enardecimiento que me entraron ganas de arrancarla de ese sueño y hacerle el amor mil veces mas.—Aquí me tienes… — susurré en el oído sintiéndome cobarde por no decírselo cuando estaba consiente… — y te amo… — miré el anillo de mi mano…Finalmente y tal como mi madre había predicho, tenia una dueña ahora. Era mía y yo era suyo se lo diría apenas tuviera oportunidad.***MARIANNEEsa fue una de mas mejores noches de mi vida, mis sueños fueron perfectos, nada que ver con las acostumbradas pesadillas de ser la menos atractiva de todos, de encontrarme en medio de la nada s
MARIANNESus piernas rozaron las mías mientras yo gemía ante sus besos, otra vez sus manos apretaron con fuerza las mías y después me soltaron con lentitud para tocarme la cintura y las caderas, en lento descenso acariciando todo a su paso, él murmuro mi nombre mientras me besaba y mordía—Marianne… quiero tenerte… — con cada pausa a esa frase besaba uno de mis hombros — aquí… ahora… —Me desea… en verdad me desea — yo no daba crédito ante lo que pasaba, pero algo en él se resistía y tan precisa fue mi suposición que él me tomo la cara y me obligó a mirarle a los ojos. Seguramente mi mirada estaba teñida del más crudo deseo pero él me dijo empujando otra vez su cuerpo contra el mió, yo sentí el excitante contraste entre su cálida piel y la fría pared de baldosín:— Mírame, Marianne… Y yo lo miré estableciendo ese básico y a la vez conocido contacto visual entre nosotros, estaba perdida en la intensidad de sus ojos esmeraldinos.—Sé que te dolió — susurró con la voz enronquecida por e
MARIANNE —Necesitamos hablar, pero mas tarde cuando todo esto haya pasado… — él me miro fijamente aun sin ropa sobre la cama, intenté no mirar mas debajo de su cuello — También hay algo que quiero decirte. Pero debemos esperar… — sonreí levemente ante esto, le iba a decir que de verdad lo quería y que quería que se quedara conmigo, eso le propondría pero ahora debía ir con mi madre — Lo siento… te veré mas tarde Él se quedó mirándome por largo tiempo y después me di la vuelta dispuesta a salir de la habitación. Lo hice rápidamente para que mi madre no intentara entrar y viera el estado de desnudez de Edgard.Mientras bajaba las escaleras ella me fue dando las indicaciones y cuando llegamos a la cocina, sin ofrecerme siquiera la oportunidad de tomar al menos un zumo, me puso una caja llena de adornos con flores blancas.—Acomoda cada una en cada silla de la iglesia, dando hacia la entrada. Para crear un camino, el camino de la novia… Hablaba con tal orgullo que me pregunté si el día
EDGARDSacudí la cabeza y con un poco de decepción pensé en hallar la oportunidad perfecta de decirle a Marianne que la quería. Investigue en mi maleta buscando algo adecuado para asistir a la boda, antes de ponérmela me asomé a la ventana de la habitación y vi a Marianne empacando cosas en el auto, ella me miró y luego me mando un beso con la mano, yo me reí ante eso. Subió al auto y arranco rápidamente.Me puse el pantalón y la chaqueta cuando escuché que alguien golpeaba la puerta con suavidad, cuando abrí me sorprendió ver a Jessenia en el umbral, tenia una revista o algo parecido en la mano y se mecía como una cruda y barata imitación de niña buena que ha hecho algo malo.—¿Puedo hablar contigo?— me dijo con voz empalagosa, tenia una mirada de burla y el instinto me decía que tenia que tener cuidado con ella.Me hice a un lado sin responderle y ella entró meneando rítmicamente las caderas, cruzado de brazos yo miraba su andar orgulloso siendo asediado por la profunda necesidad de
MARIANNEÉl se quedó en silencio, miró a mi padre y a mi alternativamente, como evaluando la cruda y real situación.—¿Qué demonios esta pasando?— preguntó mi padre, mas alterado aún, él nunca me hablaba así pero estaba claro que necesitaba una explicación.Yo jamás había estado en una situación de encrucijada semejante, el temor a mi padre, el odio hacia Jessenia y hacia Michael, la decepción hacia Edgard, preocupación hacia Emmanuell, Jason y Amanda, todas esas emociones las tenia encogidas en un puño en mi garganta, que parecía a punto de explotar.— ¡Habla!— me gritó Michael, presionando.Amanda estaba tras de mi y le dijo intentando abalanzarse sobre él.—¡No la grites, bastardo insolente, yo te voy a contar que fue lo que pasó!——No, Amanda… — dije con la voz entrecortada, todos me estaban mirando. Me volví hacia Jessenia que inexplicable y cruelmente tenia una mueca burlona en la cara — Ganaste… — le dije— como siempre… disfruta de tu logro… Nadie se movía ni hablaba mas, todo
MARIANNEÉl se quedó en silencio, miró a mi padre y a mi alternativamente, como evaluando la cruda y real situación.—¿Qué demonios esta pasando?— preguntó mi padre, mas alterado aún, él nunca me hablaba así pero estaba claro que necesitaba una explicación.Yo jamás había estado en una situación de encrucijada semejante, el temor a mi padre, el odio hacia Jessenia y hacia Michael, la decepción hacia Edgard, preocupación hacia Emmanuell, Jason y Amanda, todas esas emociones las tenia encogidas en un puño en mi garganta, que parecía a punto de explotar.— ¡Habla!— me gritó Michael, presionando.Amanda estaba tras de mi y le dijo intentando abalanzarse sobre él.—¡No la grites, bastardo insolente, yo te voy a contar que fue lo que pasó!——No, Amanda… — dije con la voz entrecortada, todos me estaban mirando. Me volví hacia Jessenia que inexplicable y cruelmente tenia una mueca burlona en la cara — Ganaste… — le dije— como siempre… disfruta de tu logro… Nadie se movía ni hablaba mas, todo