El se levantó y miró por un momento a la chica, su cabello estaba escondido en la toalla y podía ver completamente sus facciones, tenía una pequeña cicatriz debajo del ojo. Ella al sentir la mirada se sonrojó, no llevaba maquillaje. “Creo que deberíamos poner un horario y algunas reglas”. Adam asintió alejándose de ella. “Bien, hablaremos de eso en la noche”. Ella confirmó y salió de la habitación. Minutos después, Melody fue a ver a Walter, él ya estaba listo para ir a la escuela. Melody sonrió acercándose y despeinando su cabello. Walter molesto le reclamó. “¡Oye!”. Melody se acercó. “Vamos a desayunar, te llevaré a la escuela”. Walter le dijo. “No. Me iré con el chofer”. Melody insistió. “Pero quiero llevarte”. Walter tomó sus cosas y camino a la puerta. “No necesito que vayas, tú has tus cosas”. Melody lo siguió hasta bajar las escaleras y llegar al comedor. Melody miró al señor Pablo. “Buenos días”. EL hombre mayor observo a la chica con el ceño fruncido, como si le
Melody terminó su canción, se levantó quedando frente a los maestros, ellos le hicieron una pregunta. “Veo en tu solicitud que la carta de recomendación es de Tano Toledo ¿Es real?”. Melody confirmó. “Si, él me enseñó por muchos años”. Los maestros se miraron entre sí, Toledo nunca enseñaba, era un hombre frío, pero un genio en la música, después de su accidente no se supo mucho de él. Uno le dijo. “Es todo, puedes bajar”. Ella entendió y bajó del escenario, Esperanza tocó el hombro de Adam. “¿Te gusta la chica?”. Adam negó. “Solo es una conocida”. Esperanza hizo un puchero “¿Conocida? Creí que dijiste que era tu amiga”. Adam miró a la mujer con cara de pocos amigos. Esperanza entendió. “Bien, lo dejaré por la paz, pero en realidad ella es realmente talentosa, no dudo que entre a esta escuela”. Salieron juntos del teatro, caminaban por el patio. Esperanza lo miró de reojo y le preguntó. ”¿Cómo has estado?”. Adam giró para mirarla por unos segundos y después miró el camino. “B
Llegó el turno de Walter, se levantó nervioso y observó al hombre quien lo miraba fijamente, después de segundos contestó. “Soy Walter López, tengo siete años y vivo con mis… papas”. Él jugaba con sus manos, estaba nervioso y con miedo de que se enteraran de la verdad. Por un momento no supo qué decir sobre sus padres hasta que oyó la voz del maestro. El hombre lo miraba de una forma extraña. “Puedes sentarte”. Walter tomó asiento y miraba de vez en cuando al maestro. Más tarde, Manuel terminó de dar la clase y salió, Walter lo miraba caminar por el pasillo, era algo extraño y misterioso. Al día siguiente… Melody salió de la oficina de la coordinadora con su horario en la mano, lo leía y observaba las diferentes aulas, estaba perdida, suspiró cansada, tenía que apurarse o si no llegaría tarde. “Hola”. Escuchó y giró para ver a una chica de pie frente a ella. La chica se acercó dándole la mano. “Soy Esperanza ¿Puedo ayudarte en algo?”. Melody sonrió presentándose. “Soy Melody
Melody feliz lo ayudó, el doctor les explicó los cuidados que debía llevar y sobre la alimentación, Melody escuchaba atenta tomando notas, el abuelo la miraba de reojo y sonreía por dentro, la chica cada vez le gustaba más. Todos subieron al auto, Melody se quedó afuera y le dijo al abuelo. “Me quedaré en la parada de autobús”. El abuelo le preguntó. “Todavía es temprano… ¿Quieres ir conmigo al centro comercial? Necesito comprar algunas cosas”. Melody asintió, subió y se fueron en el auto. Ya en el centro comercial, Melody llevaba la silla de ruedas, mientras el abuelo le decía pro donde andar. El ama de llaves se quedó sentada en una banca, ya era muy mayor. “Aquí”. El abuelo apuntó un local, era de dulces. Melody frunció el ceño recordando las instrucciones médicas. “Abuelo, no creo que puedas comer dulces”. El abuelo resopló como un niño pequeño cruzando sus brazos. “Comeré lo que quiera”. Melody negó. “No, tu salud está primero”. Ella lo pensó un poco. “Se de un lugar, vamo
Melody parpadeó varias veces tratando de entender porque Walter mentía. Su corazón dolió, nunca se imaginó que Walter hiciera algo así.La maestra miró el pasillo y le mostró. “Mire ahí viene Walter”.El chico venía saliendo con su mochila, Manuel al ver a Melody se escondió detrás de un muro. La observaba detenidamente sin ningún gesto en su rostro.La maestra dijo. “Walter tu nana vino por ti”.Walter se detuvo un momento mirando la cara de Melody, estaba pálida. Melody sonrió torpemente a la maestra. “Nos vamos con permiso”.La maestra se despidió. “Bueno, le encargó que les avise a sus padres sobre la plática”.Melody asintió, ambos caminaron por la acerca sin decir nada, Melody paró un taxi en la esquina y subieron, iban en completo silencio, Walter miraba de vez en cuando a Melody, iba muy callada, era algo muy extraño en ella, siempre parloteaba sin sentido o se enojaba, gritaba y lo regañaba, ahora ella solo estaba en silencio mirando la ciudad por la ventana.Llegaron a la ca
Ella miraba las escaleras por donde subió Walter cuando escuchó al abuelo, giró mirándolo nerviosa. Melody observó a su esposo de reojo y le sonrió, Adam también estaba intrigado pensó. -¿Qué podría querer hablar el abuelo con ella?- Entraron al despacho. “Cierra la puerta”. Melody obedeció, el abuelo acomodó su silla cerca de un sillón y le indicó a Melody que se sentara, ella se acomodó y observó que en la mesita de noche había una carpeta con su nombre real. Ella levantó el rostro mirando al abuelo, sabía todo sobre ella. “Yo…” El abuelo la interrumpió. “He leído cada párrafo de esta información, pero hay cosas que no están claras para mí, quiero que tú me expliques” Melody agradeció el beneficio de la duda, ella suspiró largo y miró al abuelo explicándole su vida, cómo llegó al mundo y todo lo que sufrieron sus padres y porque era madre tan joven. Rosita se acercó a Adam y le contó lo que pasó temprano mientras que Melody y el abuelo estaban en el despacho. El abuelo miraba
Adam volvió a sus sentidos, se levantó carraspeando, Melody observó su mano, sentía una gran ausencia y frío, se abrazó a sí misma, era un sentimiento extraño. Adam se rasco la nariz. “Tengo que ir a trabajar”. El camino a la puerta y recordó diciéndole. “Por la noche no llegaré temprano, hay una cena de beneficencia y tengo que estar presente”. Era la oportunidad de Adam de conseguir benefactores para el hospital. Ella asintió mirándolo salir de la habitación. Se levantó acercándose a la ventana y observo como Adam subía a su coche, él era amable, atento tenía una personalidad increíble y su sonrisa derretía el corazón de Melody, esos pequeños pocillos que se le formaban en las mejillas al sonreír para ella, a pesar que era muy serio, con Melody tenía la confianza de ser el mismo, ella lo había notado hace tiempo, en sus charlas nocturnas en el balcón, se habían vuelto una costumbre entre ellos, sus deseos de construir un hospital y buscar benefactores o socios, ya que no estaba dis
Por la noche… Adam y William llegaron al evento. “¿Puedes recordarme porque me trajiste aquí?”. Le preguntó William. Adam frunció el ceño. “Para ayudarme a atraer benefactores o socios, cualquiera de las dos cosas”. William resopló. “No entiendo porque no solo le dices a tu abuelo”. Adam le explicó tomando una copa. “No me dará el dinero cuando sepa que me divorciare de Melody”. William le declaró. “Cuando te divorcies de Melody voy a perseguirla ¿No te importa verdad?”. Adam lo miró detenidamente, algo dentro en su corazón se movió dolorosamente, imaginarse a Melody en brazos de William no era nada agradable peor aun así ignoró sus sentimientos diciendo. “No, Melody y yo estaremos cada quien por su lado cuando termine el trato”. William recordó el trato y feliz afirmó dejando las cosas claras con su amigo. “Bien, vamos a empezar”. Observó a todos en la fiesta y le dijo a Adam. “Mira, ese hombre es dueño de la fábrica de textiles, aquel es un famoso empresario, está en el ramo