Adam siguió. “No sé cuánto estuve inconsciente, yo escuchaba la voz de mi papá llamándome… Adam hijo… desperté con el olor a gasolina, él como pudo me ayudó a quitarme el cinturón y salir del auto, me pidió que fuera a ver a mamá que la ayudara y yo obedecí… Caminé algunos metros, mamá estaba tirada en el suelo y tenía muchos golpes en el rostro y una herida en su vientre, la sangre empapaba su ropa rápidamente. Papá me gritaba preguntándome cómo estaba, yo le explicaba lo mejor que podía, él me dijo que detuviera el sangrado con mis manos y eso hice, estuve con mamá por minutos que parecían horas, después hubo una fuerte explosión y quedé aturdido. Al levantar mi rostro vi las llamas y el carro quemarse, había explotado… papá sabía lo que pasaría, por eso me envió con mamá, el me salvo. Yo traté de seguir cubriendo la herida de mi mamá, pero era mucha sangre, sentí que me jalaron y eran los paramédicos, ellos intentaron salvar a mamá pero dijeron que ya tenía minutos muerta”. Ada
Adam la llevó a su habitación, la recostó en la cama quitándole las zapatillas, ella era reacia, le lanzaba patadas, se sentó alejándose, pero Adam era más fuerte y no se iría hasta quitarle los zapatos. Ella se acercó, tomándolo de la camisa, forcejearon y Adam quedó frente a frente. Melody tenía hipo y era ruidosa. “Oye Guapo… mi esposo se enojará si estás aquí en mi habitación”. Adam levantó una ceja. “¿Tu esposo?”. Ella asintió con los ojos nublados. Sonrió y lo abrazó al cuello. “Si, él es muy celoso”. Adam dejó que ella lo abrazara y le siguió la corriente. “¿A… sí?”. Ella asintió con la cabeza con su dedo lo apuntaba, pero tocaba los labios de Adam saboreándolos. “Si tú y yo nos besamos, él se volvería loco”. Adam se acercó más a ella. ¿Besarnos … como así?”. Adam se acercó atrapando sus labios, la beso despacio, el sabor de del vino estaba en su boca, Adam se movió abrazándola de la cintura. Melody se aferró más a su cuello. El beso se intensificó, Melody sintió calor
Melody sintió incomodidad, era un lugar muy costoso, Adam la miró preguntando. “¿Pasa algo?”. Ella negó regalándole una sonrisa, el abuelo estaba en su silla mirándolos fijamente, examinando al chico que iba de la mano de Melody, sus rasgos eran parecidos a Melody, pero eran muy distintos. Adam se acercó saludando. “Llegamos abuelo”. El abuelo resopló, Melody se acercó y amablemente lo saludo. “Buenas tardes señor Fonseca”. El hombre mayor la contempló, era respetuosa de sus mayores, -Un punto para ella- Pensó. “Comamos”. Dijo dirigiéndose al gran comedor. Melody miró a Adam rogando que los ayudara, ellos acababan de comer con Marcos y Grace. Adam expusó. “Abuelo, Melody viene cansada, creo que será mejor que suba a su habitación”. El abuelo molesto giró su silla mirando a la chica con los ojos entrecerrados , ella quien se quedó inerte al ver el rostro molesto y tartamudeando le dijo. “Podemos… comer algún postre juntos”. El abuelo la analizó por unos segundos y pensó. -Punto
Melody rodó los ojos. “Eres grande para arroparte, pero no para guardar tu ropa. ¿He?”. Ella se levantó y caminó hasta la puerta, se giró y le dijo. “Buenas noches”. Cerró la puerta detrás de ella encontrándose con el abuelo. Ella brincó del susto, agitada se cubrió el pecho. El abuelo estaba escudriñando a la chica, ella se acercó y le dijo. “Buenas noches señor Fonseca”. Ella pasó por su lado no esperaba que él contestara, pero escuchó al hombre viejo decir. “Buenas noches niña”. Ella sonrió y siguió caminando, iba tocar la puerta de la habitación de Adam, pero observó de reojo como el abuelo seguía mirándola, abrió y entró rápidamente recargándose en ella. Suspiro profundo y al abrir los ojos se encontró de frente con Adam, estaba recién bañado y llevaba una toalla enredada en su cintura, Melody trago grueso, su cuerpo era perfecto… bueno la parte que se podía ver, pero ya imaginaba lo que estaba cubierto, era algo que debía admirarse. Escuchó el carraspeó y ella parpadeó l
El se levantó y miró por un momento a la chica, su cabello estaba escondido en la toalla y podía ver completamente sus facciones, tenía una pequeña cicatriz debajo del ojo. Ella al sentir la mirada se sonrojó, no llevaba maquillaje. “Creo que deberíamos poner un horario y algunas reglas”. Adam asintió alejándose de ella. “Bien, hablaremos de eso en la noche”. Ella confirmó y salió de la habitación. Minutos después, Melody fue a ver a Walter, él ya estaba listo para ir a la escuela. Melody sonrió acercándose y despeinando su cabello. Walter molesto le reclamó. “¡Oye!”. Melody se acercó. “Vamos a desayunar, te llevaré a la escuela”. Walter le dijo. “No. Me iré con el chofer”. Melody insistió. “Pero quiero llevarte”. Walter tomó sus cosas y camino a la puerta. “No necesito que vayas, tú has tus cosas”. Melody lo siguió hasta bajar las escaleras y llegar al comedor. Melody miró al señor Pablo. “Buenos días”. EL hombre mayor observo a la chica con el ceño fruncido, como si le
Melody terminó su canción, se levantó quedando frente a los maestros, ellos le hicieron una pregunta. “Veo en tu solicitud que la carta de recomendación es de Tano Toledo ¿Es real?”. Melody confirmó. “Si, él me enseñó por muchos años”. Los maestros se miraron entre sí, Toledo nunca enseñaba, era un hombre frío, pero un genio en la música, después de su accidente no se supo mucho de él. Uno le dijo. “Es todo, puedes bajar”. Ella entendió y bajó del escenario, Esperanza tocó el hombro de Adam. “¿Te gusta la chica?”. Adam negó. “Solo es una conocida”. Esperanza hizo un puchero “¿Conocida? Creí que dijiste que era tu amiga”. Adam miró a la mujer con cara de pocos amigos. Esperanza entendió. “Bien, lo dejaré por la paz, pero en realidad ella es realmente talentosa, no dudo que entre a esta escuela”. Salieron juntos del teatro, caminaban por el patio. Esperanza lo miró de reojo y le preguntó. ”¿Cómo has estado?”. Adam giró para mirarla por unos segundos y después miró el camino. “B
Llegó el turno de Walter, se levantó nervioso y observó al hombre quien lo miraba fijamente, después de segundos contestó. “Soy Walter López, tengo siete años y vivo con mis… papas”. Él jugaba con sus manos, estaba nervioso y con miedo de que se enteraran de la verdad. Por un momento no supo qué decir sobre sus padres hasta que oyó la voz del maestro. El hombre lo miraba de una forma extraña. “Puedes sentarte”. Walter tomó asiento y miraba de vez en cuando al maestro. Más tarde, Manuel terminó de dar la clase y salió, Walter lo miraba caminar por el pasillo, era algo extraño y misterioso. Al día siguiente… Melody salió de la oficina de la coordinadora con su horario en la mano, lo leía y observaba las diferentes aulas, estaba perdida, suspiró cansada, tenía que apurarse o si no llegaría tarde. “Hola”. Escuchó y giró para ver a una chica de pie frente a ella. La chica se acercó dándole la mano. “Soy Esperanza ¿Puedo ayudarte en algo?”. Melody sonrió presentándose. “Soy Melody
Melody feliz lo ayudó, el doctor les explicó los cuidados que debía llevar y sobre la alimentación, Melody escuchaba atenta tomando notas, el abuelo la miraba de reojo y sonreía por dentro, la chica cada vez le gustaba más. Todos subieron al auto, Melody se quedó afuera y le dijo al abuelo. “Me quedaré en la parada de autobús”. El abuelo le preguntó. “Todavía es temprano… ¿Quieres ir conmigo al centro comercial? Necesito comprar algunas cosas”. Melody asintió, subió y se fueron en el auto. Ya en el centro comercial, Melody llevaba la silla de ruedas, mientras el abuelo le decía pro donde andar. El ama de llaves se quedó sentada en una banca, ya era muy mayor. “Aquí”. El abuelo apuntó un local, era de dulces. Melody frunció el ceño recordando las instrucciones médicas. “Abuelo, no creo que puedas comer dulces”. El abuelo resopló como un niño pequeño cruzando sus brazos. “Comeré lo que quiera”. Melody negó. “No, tu salud está primero”. Ella lo pensó un poco. “Se de un lugar, vamo