CAPÍTULO 31. UNA DAMA COMO LIS

Liuggi sintió un zumbido en sus oídos, todo comenzó a darle vuelta, se sostuvo de la pared para no derrumbarse, el estómago le dio un vuelvo y enseguida las náuseas volvieron, se giró y entró al despacho, corrió hacia el baño y expulsó todo cuánto tenía. Tomó el cepillo dental de Lisbani y se cepilló los dientes.

Al salir observó sus cosas, sus libros, adornos, cuadros, una balanza de la justicia y los portarretratos sin sus fotografías. Se sentó en el escritorio pasándose la mano por la cabeza, tomó un adorno de esfera de nieve navideña con pino, se la había regalado para la primera Navidad que pasaron juntos. Sintió una opresión en el pecho, al darse cuenta de la verdad, cada uno de esos objetos, se los obsequió en un momento especial, ya sea cuando ella obtenía un logro o fechas especial

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