Laura llamó a su chofer y esté estuvo en el hotel en quince minutos. Subió al auto mostrando un aspecto calmado a pesar de las obvias señales de llanto que se mostraban en su rostro.
Se moría por dentro, tenía miedo de preguntarle a su empleado si David estaba en el pent house, la sola idea de que él se marchara y la abandonara le desgarraba las entrañas, generándole deseos de gritar hasta quedarse sin voz.
…eres una mujer envidiosa y malcriada, cruel, despiadada, carente de una onza de bondad, que no puede soportar la noción de que el jodido mundo no gira en torno a ti…
Las desalmadas palabras de su esposo se repetían una y otra vez dentro de su cabeza, Laura no entendía por qué David no podía ver todo lo que hizo ―y hacía― por él. Ella pavimentó con oro el camino de su éxito, le dio cada una de las cosas que dese&
Jade conducía con cuidado, dirigiéndose al departamento de Ángela. Hacían el trayecto en silencio, la última se concentraba en las farolas de la calle que pasaban una tras otra a medida que avanzaban.―Lamento lo que pasó, Angie ―dijo su amiga, rompiendo el silencio. Ella soltó una especie de gruñido en respuesta―. En realidad no pensé que los veríamos allí, no me pasó por la cabeza que David y Laura…―Está bien, no es tu culpa ―la interrumpió de inmediato controlando su tono, Ángela sabía que su amiga no hizo nada a propósito―. Era una posibilidad remota, al fin y al cabo, los Miller son una familia adinerada y notoria, no es raro que se conozcan, más cuando están emparentados con los Murphy, así que... ―terminó con resignación.―Seeep… posiblemente hayan ido más por trabajo que otra cosa&
El anuncio oficial sobre quiénes llevarían a cabo uno de los proyectos residenciales más grandes del estado se haría el jueves de esa semana. Miller, Co. participaba en la contienda junto a media docena de constructoras y empresas del nicho inmobiliario, porque ese proyecto era el primer escalón para un desarrollo más grande del cual se anunció su asignación para finales de ese mismo año.La capital del país estaba sobrepoblada, a tal punto en que se iba convirtiendo en un serio problema de Estado. La altísima tasa de criminalidad, el alto costo de la vida, los irrisorios precios de vivienda ―no solo a nivel de adquisición sino también de alquiler―, la polución y los niveles de contaminación estaban llevando a severos problemas de salud.Gente en situación de calle, mendigando durante el día, apilándose en parques, puentes y cualquier otro refug
Alex levantó la vista de lo que tenía sobre el escritorio y miró a Robin con expresión fastidiada.―Pasas más tiempo aquí que en tu propia oficina ―dijo a modo de saludo.―No es mi culpa, Hansen me pidió reunirnos aquí ―explicó el rubio sin preocuparse en dar más detalles.―Mi oficina se está convirtiendo en el callejón de los chismes ―se quejó el moreno, regresando su atención a las fotos desplegadas en su escritorio.―Es muy probable que este chisme te entretenga bastante ―se mofó Robin, sirviéndose café en una de las delicadas tazas que se mantenían en el lugar. Luego se sentó en su acostumbrado puesto, degustando sorbo a sorbo la infusión, cruzando una pierna sobre la otra. Frunció el ceño con descontento, justo en ese momento, Alex levantó la vista y vio su reacción.―¿Qu
―¿Dónde está Laura?La voz de Ruben Miller tenía la cualidad de resonar en el aire, incluso si no hablaba en un tono alto, por eso, cuando preguntó por su nieta, pareció más un regaño que una simple increpación.El departamento legal se había marchado apenas veinte minutos antes y los tres Miller se quedaron en silencio ponderando todo lo que les dijeron. Después de una hora con toda la plantilla de abogados, solo permanecieron ellos tres y Austin Melbourne, un hombre que había estado junto a Ruben por al menos unos treinta años, y era el abogado que conocía todos los secretos de Miller, Co.―Aunque la evidencia que presentan es circunstancial, hay demasiada, Ruben ―dijo con voz pausada, su semblante tranquilo demostraba que no se intimidaba por la mirada intensa y pesada del patriarca―. Es difícil que el público y los organismos de ley no intenten inv
Los días pasaron muy lentamente para gusto de Ángela; acostumbrada a no prestarle atención a las noticias que no fueran de su interés, fue Leopoldo quien le contó sobre el escándalo de los Miller, cuando regresó de su viaje el día martes.Robin no se apareció por el café, en cierto modo fue algo decepcionante pero no inesperado; tampoco tenía intenciones de iniciar ninguna relación con ese caballero, al menos no una seria, así que su ausencia tampoco representó un gran vacío.Después de haber superado su depresión, la morena optó por prestarle menos atención al mundo, le daba igual si este se acababa por una guerra nuclear o un virus zombi. Durante muchos años cargó con un terrible peso sobre sus hombros, en realidad, Ángela no pudo disfrutar de una infancia feliz, mucho menos de una adolescencia normal, si no estaba
«Ridículo, es totalmente ridículo… ¿Amor destinado? ¿Volver el uno por el otro? ¿Qué clase de mierda es esa?»Zigzagueó entre la gente que iba y venía en ambas direcciones. No sabía si respiraba agitada debido a lo rápido que se movía, o a la desesperación; por un momento pareció que una terrible verdad la estaba persiguiendo, como un monstruo lleno de dientes buscando devorarla.Tal vez era su conmoción, pero el ambiente fantasioso se tornó en algo surreal y aterrador; padecía un ataque de ansiedad que la estaba llevando casi al borde de un colapso nervioso.Había emociones encerradas a cal y canto en su corazón, cosas que se negó a poner en palabras, acciones humillantes que prefirió olvidar en las sombras de su mente para que no la atormentaran.¿Cuánto no le rogó a
Cerró la puerta y se adentró, sin mirar atrás, en el callejón hasta alcanzar la entrada del edificio; no esperó a saber si David se marchó a o no, subió los escalones de dos en dos, sin detenerse, sin que le importara que le faltara el aire o le doliera el costado. Abrió la puerta de su departamento, dejó la cámara sobre la mesa de centro y fue hasta la nevera a tomar agua; bebió directo de la jarra de vidrio.De repente su garganta ardía.«Mierda, mierda, mierda… ¿Por qué? ¿Por qué coleccionas mis fotografías?»El agua se desbordaba por la comisura de sus labios y empapó el cuello de su camisa. Por un instante deseó ahogarse, no importaba ya.¿Por qué tenía que volver David?¿Por qué tenía que confesarle que tampoco fue feliz?
A Laura le llevó tres días poder caminar de nuevo. Aunque debía usar una tobillera especial por su luxación, al menos la inflamación en las rodillas cedió rápidamente gracias a los medicamentos.Durante esos días David no se apareció ni una sola vez a preguntarle cómo estaba, para la pelirroja fue un perpetuo estado de agonía, encerrada en la habitación que solían compartir; sin embargo, en el fondo ella sabía que él jamás iría a verla por voluntad propia.Una vez que sus emociones desbordadas se calmaron la idea de acabar con Ángela se asentó en su mente pero de una forma diferente; pensando con más claridad, comprendió que no podía dejarse llevar por un rapto de rabia y ansiedad, porque eso solo conseguiría que cometiera errores.Además, tuvo que dividir su atención entre el escánd