CAPÍTULO 30

―¡Hijo de tu…

―¡David! ―gritó Laura perdiendo la compostura.

Él se detuvo y se percató de lo que estuvo a punto de hacer, sus puños aferraron las solapas del smoking de Robin en un evidente intento de iniciar una pelea.

―¿En qué puedo ayudarlo, señor Hansen? ―preguntó el rubio sin perder la calma, mirándolo sin dejar traslucir ninguna de sus emociones.

―Tú… ―gruñó con furia―. ¿Cuál es tu relación con Ángela?

―Eso es un tema personal, señor Hansen ―respondió Robin―. No somos cercanos como para responderle esa pregunta.

―¡A la mierda con eso! ―vociferó, sus ojos echaban chispas y Martin supo que todo podría salirse de control en cualquier momento.

Tal era su obcecamiento que David ni siquiera notaba a la pelirroja que hacía todo su esfuerzo por halarlo con la i

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