Ángela sostuvo a Noah entre sus brazos todo el trayecto, el pequeño niño pelirrojo recostó su cabeza en el hombro de ella y sollozó en silencio durante el viaje.
―Estarás bien, Noah ―le aseguró la morena, dándole palmaditas en la espalda―. Llamaremos a tu papá cuando lleguemos a mi trabajo. ¿Te gustaría comer torta de chocolate? ―preguntó con suavidad―. También hay helado, si quieres, podemos comer brownies con helado y jarabe de chocolate.
Él no dijo nada, solo se estremeció un poco y ella pensó que podía tener frío; Ángela lo abrazó con un poco más de fuerza y frotó sus brazos de manera delicada.
―¿Te gustaría ver otras fotografías? ―insistió en hablarle―. Puedo mostrarte todas las fotos que he tomado, también puedo enseñarte a usar mi cámara… ¿qu
Ángela recogió sus cosas y subió al estudio del último piso para dejar todo en un lugar seguro.Apenas entró, depositó el bolso en una mesa. Se detuvo en medio de la sala vacía, observando por los amplios ventanales cómo la tarde decaía rápidamente. El frente nublado volvía deprimente el ambiente, rodeada de soledad, Ángela se sintió asfixiada.En años anteriores, solía hablar en voz alta cuando estaba sola, con la única finalidad de llenar el vacío que la ausencia de su madre dejaba. Por más que se hubiese emancipado, evitando terminar en un orfanato, no significaba que había dejado de ser una adolescente asustada del futuro, cansada por el peso de las responsabilidades, desesperada por las injusticias de la vida.Al igual que en ese entonces, estaba sola.Incluso peor, al menos durante esos años tuvo a David, Alex y
Hay momentos en la vida en los que el alcohol parece no tener efecto en el cuerpo, que por más que una persona desea beber hasta quedar inconsciente esto no sucede; siguen muy conscientes de su entorno, sus pensamientos no se difuminan, y a pesar del mareo, conservan total dominio de su cuerpo.Ángela pensó en ese momento que tal vez el whisky no le funcionaba por la cantidad de ira que sentía; especulando estrictamente como médico, creyó que esas emociones alteraron de tal forma su metabolismo que su cuerpo no procesaba el licor de la manera convencional.Lo cual era muy decepcionante.Ni siquiera sabía la hora que era y tampoco era que le importase demasiado; la idea de regresar a su departamento se le antojó aterradora. ¿Qué iba a suceder ahora? ¿Iba a ser cazada por Ruben Miller para que le donara su hígado?―Ese hombre no tiene vergüenza ―susurró a la nada, bebiéndose el último trago de la segunda botella.Se palpó los bolsillos en busca de su móvil, sin importar cuánto detestaba
David sostuvo a Noah entre sus brazos durante todo el trayecto, Alex condujo en silencio, resintiendo el ambiente tenso dentro del auto. La cara de su mejor amigo era una máscara fría y cruel, casi podía adivinar los pensamientos que cruzaban su mente en ese instante, porque la mirada en sus ojos no cambió desde que la policía le enseñó el video que Ángela grabó por accidente.A pesar de su expresión aterradora, él acariciaba con gentileza el cabello del niño, su espalda y brazos, con la intención de confortarlo y hacerlo sentir seguro.―Hermano… ―empezó Alex.―No ahora… ―cortó él, negando con la cabeza al mismo tiempo.El proceso en la comisaría no fue agradable, y David comprendió que necesitaba llamar a su abogado. El hombre se presentó en menos de veinte minutos, y se encargó de obtener todas las copias pertinentes de la evidencia y el reporte.Lo más doloroso fue presenciar la entrevista entre Noah y el psicólogo, el diagnóstico fue tan obvio que se odió a sí mismo por no darse
Se dio media vuelta para marcharse, no le interesaba lo que le sucediese a Laura. David no era un hombre amable, tras todos esos años viviendo con los Miller, descubrió en sí mismo un lado cruel.Ignoró a Ruben que lo observaba con frialdad desde el umbral de la puerta; tampoco le importó que Pilar lo insultara, alternando sus ultrajes con llamados desesperados a su hija que aún no recuperaba la conciencia.Cuando alcanzó el final de las escaleras, seguido por algunas empleadas, Pilar y el anciano, las puertas principales se abrieron de forma violenta, estrellándose contra la pared; Jacobo apareció frente a ellos de manera impetuosa, con la ropa mojada por la lluvia y una expresión de furia contenida a punto de estallar.Sus ojos amenazadores se enfocaron en las figuras a mitad de la escalera: su padre, apoyando el peso de su cuerpo en el pasamanos; y Pilar, que tenía el rostro lleno de lágrimas y preocupación.Destilaban odio y un gran deseo de acabar con ellos.―Jacobo, cariño ―llam
Robin Martin se encontraba en otro país, sentado en una sala privada, de una discoteca de lujo, bebiendo un carísimo licor, con los nuevos inversores de su proyecto en el extranjero.No solo estaba allí por negocios, sino también para establecer una coartada adecuada para la última gran revelación a la prensa sobre los crímenes de los Murphy y en los que Ruben Miller también tenía participación.Harían del tema principal la muerte de su padre, exponiendo todos los hechos atroces que los Murphy perpetraron, arruinando la carrera política del señor Martin y la reputación de la familia.Aunque había cometido suicidio, era obvio que el hombre se sintió orillado cuando las autoridades no hicieron nada al respecto y lo culparon de todo.Junto con los Murphy caerían una gran lista de políticos y oficiales corruptos, y en años futuros lo que ellos hicieron sería conocido como “La Gran Limpieza”.La evidencia iba a ser entregada justo después que explotaran las noticias en la prensa, siguiendo
Ella no se encontraba en coma, ni siquiera estaba inconsciente la mayor parte del tiempo; por el contrario, en más de una ocasión recobró el sentido, pero como consecuencia de la hipertermia, padeció de una fiebre severa que tuvo que ser controlada de manera estricta con antipiréticos que aumentaban la somnolencia.Las veces que se despertó lo hizo por breves momentos y sumida en delirios febriles, sin poder moverse o hablar; por eso, tanto David como Jacobo pensaban que ella estaba en peor condición de la que en realidad tenía.A ratos escuchaba las conversaciones entre los dos, sin embargo, Ángela pensó que todo era producto de su imaginación, sueños confusos que solo agravaron su malestar emocional, haciéndole desear no despertar.―Hija, despierta… ―rezó Jacobo, sentado al lado de su cama―. No me dejes tú también, aún no he podido pedirte perdón.»Además tienes que levantarte, tienes que ver cómo tu madre recibe justicia… ―contó con voz abrumada―. Sé que es tarde, pero todos los cu
David deseaba volver a ver a Ángela una vez que fuese un hombre libre.Quería mostrarle con hechos que cumpliría su palabra siempre y que podía volver a confiar en él.Ese fin de semana que estuvieron juntos en el departamento sirvieron para aliviar esa sensación de incomodidad que existía entre los dos. En David, la culpa; en Ángela, la desconfianza.Aunque no eran las mismas personas de hacía siete años, lo cierto era que los cambios en ambos fueron positivos en cierta medida. Al sentirse más maduros, podían pensar sobre ellos y su relación de un modo más racional.A ratos, cuando comieron juntos o se hicieron compañía en la sala de estar del departamento mientras ella leía y él veía televisión, parecía que nada malo sucedió entre los dos, podían estar en el mismo espacio, en silencio, compartiendo en armonía el momento.Pero para dar el siguiente paso, David quería mostrarle los documentos de divorcio. Cuando la morena los viera, él se sinceraría, y le pediría volver.Por su parte,
Salió de allí a paso firme y veloz, sin prestarle atención al médico que clamaba su nombre, pidiéndole que por favor lo escuchara. Él no se detuvo, llegó al estacionamiento, se subió a su auto y se marchó.A punto de llegar a su casa recibió una llamada, le tomó aproximadamente más de cuarenta minutos trasladarse desde la clínica hasta el departamento; se detuvo en el último semáforo antes del edificio donde vivía y contestó, pensando que solo era Alex para preguntarle cómo iba todo.―Señor Hansen, su esposa acaba de escapar de su habitación…―¡¿QUÉÉÉ?!―Sí ―respondió con nerviosismo la voz―. El policía se descuidó un momento ayudando a una persona que se desmayó, no había enfermeras en el puesto y al parecer, aprovechó la conmoción para escapar. Sucedió hace menos de diez minutos, en estos instantes están revisando las cámaras de seguridad para ver si aún se encuentra en el edificio.David fue invadido por el terror, en ese instante pensó en Ángela.Ni siquiera esperó por el cambio d