Se dio media vuelta para marcharse, no le interesaba lo que le sucediese a Laura. David no era un hombre amable, tras todos esos años viviendo con los Miller, descubrió en sí mismo un lado cruel.Ignoró a Ruben que lo observaba con frialdad desde el umbral de la puerta; tampoco le importó que Pilar lo insultara, alternando sus ultrajes con llamados desesperados a su hija que aún no recuperaba la conciencia.Cuando alcanzó el final de las escaleras, seguido por algunas empleadas, Pilar y el anciano, las puertas principales se abrieron de forma violenta, estrellándose contra la pared; Jacobo apareció frente a ellos de manera impetuosa, con la ropa mojada por la lluvia y una expresión de furia contenida a punto de estallar.Sus ojos amenazadores se enfocaron en las figuras a mitad de la escalera: su padre, apoyando el peso de su cuerpo en el pasamanos; y Pilar, que tenía el rostro lleno de lágrimas y preocupación.Destilaban odio y un gran deseo de acabar con ellos.―Jacobo, cariño ―llam
Robin Martin se encontraba en otro país, sentado en una sala privada, de una discoteca de lujo, bebiendo un carísimo licor, con los nuevos inversores de su proyecto en el extranjero.No solo estaba allí por negocios, sino también para establecer una coartada adecuada para la última gran revelación a la prensa sobre los crímenes de los Murphy y en los que Ruben Miller también tenía participación.Harían del tema principal la muerte de su padre, exponiendo todos los hechos atroces que los Murphy perpetraron, arruinando la carrera política del señor Martin y la reputación de la familia.Aunque había cometido suicidio, era obvio que el hombre se sintió orillado cuando las autoridades no hicieron nada al respecto y lo culparon de todo.Junto con los Murphy caerían una gran lista de políticos y oficiales corruptos, y en años futuros lo que ellos hicieron sería conocido como “La Gran Limpieza”.La evidencia iba a ser entregada justo después que explotaran las noticias en la prensa, siguiendo
Ella no se encontraba en coma, ni siquiera estaba inconsciente la mayor parte del tiempo; por el contrario, en más de una ocasión recobró el sentido, pero como consecuencia de la hipertermia, padeció de una fiebre severa que tuvo que ser controlada de manera estricta con antipiréticos que aumentaban la somnolencia.Las veces que se despertó lo hizo por breves momentos y sumida en delirios febriles, sin poder moverse o hablar; por eso, tanto David como Jacobo pensaban que ella estaba en peor condición de la que en realidad tenía.A ratos escuchaba las conversaciones entre los dos, sin embargo, Ángela pensó que todo era producto de su imaginación, sueños confusos que solo agravaron su malestar emocional, haciéndole desear no despertar.―Hija, despierta… ―rezó Jacobo, sentado al lado de su cama―. No me dejes tú también, aún no he podido pedirte perdón.»Además tienes que levantarte, tienes que ver cómo tu madre recibe justicia… ―contó con voz abrumada―. Sé que es tarde, pero todos los cu
David deseaba volver a ver a Ángela una vez que fuese un hombre libre.Quería mostrarle con hechos que cumpliría su palabra siempre y que podía volver a confiar en él.Ese fin de semana que estuvieron juntos en el departamento sirvieron para aliviar esa sensación de incomodidad que existía entre los dos. En David, la culpa; en Ángela, la desconfianza.Aunque no eran las mismas personas de hacía siete años, lo cierto era que los cambios en ambos fueron positivos en cierta medida. Al sentirse más maduros, podían pensar sobre ellos y su relación de un modo más racional.A ratos, cuando comieron juntos o se hicieron compañía en la sala de estar del departamento mientras ella leía y él veía televisión, parecía que nada malo sucedió entre los dos, podían estar en el mismo espacio, en silencio, compartiendo en armonía el momento.Pero para dar el siguiente paso, David quería mostrarle los documentos de divorcio. Cuando la morena los viera, él se sinceraría, y le pediría volver.Por su parte,
Salió de allí a paso firme y veloz, sin prestarle atención al médico que clamaba su nombre, pidiéndole que por favor lo escuchara. Él no se detuvo, llegó al estacionamiento, se subió a su auto y se marchó.A punto de llegar a su casa recibió una llamada, le tomó aproximadamente más de cuarenta minutos trasladarse desde la clínica hasta el departamento; se detuvo en el último semáforo antes del edificio donde vivía y contestó, pensando que solo era Alex para preguntarle cómo iba todo.―Señor Hansen, su esposa acaba de escapar de su habitación…―¡¿QUÉÉÉ?!―Sí ―respondió con nerviosismo la voz―. El policía se descuidó un momento ayudando a una persona que se desmayó, no había enfermeras en el puesto y al parecer, aprovechó la conmoción para escapar. Sucedió hace menos de diez minutos, en estos instantes están revisando las cámaras de seguridad para ver si aún se encuentra en el edificio.David fue invadido por el terror, en ese instante pensó en Ángela.Ni siquiera esperó por el cambio d
Después de recibir el alta el día martes, Leo se llevó a Ángela a su departamento; él no le informó por cuánto tiempo se iba a quedar y ella asumió que no serían demasiados días, al fin y al cabo, su amigo necesitaba espacio. Leo solo regresó por la situación específica por la que estaba pasando.Tomando en cuenta que Laura se encontraba en fuga y era un peligro, en especial para la morena; David intercambió números con Ángela tras un poco de persuasión por parte de él. Durante esos meses, tras su pérdida de memoria, no quiso romper los límites, respetando así la privacidad de su ex novia, por ese motivo, no obtuvo su contacto directo.Ángela no dudó en aceptarlo, porque sabía que era necesario. Su media hermana era una amenaza para su seguridad, ella no se iba a arriesgar, mucho menos después de lo sucedido en el cementerio, con el asesino misterioso que terminó perdonándole la vida.Sus sospechas eran exactas, Ángela conjeturaba que Laura canceló su homicidio porque Ruben se lo exig
Laura sonrió de manera siniestra cuando el hombre que contrató de la banda mafiosa Stracci apareció con Ángela sobre sus hombros, cargándola como si fuese un saco de cemento.Una vez que comprendió, dentro de su delirio, que David no iba a perdonarla y que ya no poseía poder para tenerlo bajo su control, decidió escapar.Antoni la visitaba casi a diario, ella supo jugar bien el rol de hermana menor agraviada y culpable. Asustada por la situación que enfrentaban los Murphy le rogó que moviera parte de su dinero ―todo lo que pudiese― a una cuenta secreta. No era algo raro que personas como ella, adineradas y con muchas conexiones poderosas, tuviesen bienes y dinero secreto. Él accedió con cierta renuencia, sin embargo, una vez que la pelirroja mencionó que iba a ir a prisión, perder a su hijo y esposo, su hermano aceptó, mirándola con pena.―Si voy a prisión, confiscarán mis cosas, necesito protegerlas, no estaré en la cárcel mucho tiempo, con buena conducta podré salir en un año o dos,
El problema que tuvo Laura Miller toda su vida fue creer que era invencible.Si no tenía fuerza, tenía dinero.Si el dinero no era suficiente, podía optar por su familia.Si esta no lograba lo que deseaba, su familia poseía conexiones.Nada se escapaba de sus manos una vez que lo fijaba como objetivo. Incluso, en ese momento, cuando todo su mundo se desmoronaba a su alrededor, ella continuaba con ese pensamiento. Aún si terminaba en la cárcel, su hermano mayor y papá harían lo indecible para sacarla de allí.Su narcisismo y vanidad no le permitían ver los errores que cometía, el hecho de subestimar a Ángela jugaba siempre en contra de sus planes cada vez que intentó atacarla. Por su estatus social, por ser la hija de una infidelidad, porque simplemente no concebía que gente como Leopoldo Bachmann, Jade Weng, Robin Martin y Phill Goodman que era, nada más y nada menos, el hijo del director nacional de salud del país.Y David, aunque amase a ese hombre con todo el corazón, hasta el bord