CAPITULO 2

UNA NOCHE DE COPAS, UNA NOCHE LOCA

ALESSIA

La tarde se resume en leer, comer, ordenar y limpiar mi apartamento, salí hace dos horas de mi trabajo y me vine directo a mi casa no sin antes pasar por el súper mercado para hacer las debidas compras que me abastecen por dos semanas, también pase a una tienda para comprarme un vestido nuevo de fiesta para hoy en la noche. Es viernes, mañana no trabajo y solo faltan dos horas para irme al bar latino, el bar al que a mi amiga y a mí nos gusta desde hace tiempo, el “barrio latino” es uno de los bares donde ponen música latina para bailar, llorar o pasar vergüenza y por eso nos gusta ir ahí aunque llevemos ya un tiempo de no visitarlo.

La hora está cerca, me voy al baño, tomo una ducha bastante relajante, me pongo una bata antes de salir y me aplico mis cremas especiales – me gusta cuidar mi piel – me voy al tocador para secarme el cabello pero quedo a medias cuando el timbre suena y me apresuro al lugar para contestar.

-¿Quién es? – pregunto.

-Soy yo tonta, ábreme – sonrío, es Isabel, a quien le abro la puerta.

-Vaya ¿tuviste que tomar un avión para venir aquí?

-Sí, ni te imaginas – sonríe y pasa de largo – me queda bastante lejos.

-Mentirosa – sonrío siguiéndola a mi habitación – solo tienes que dar cinco pasos y ya estas frente a mi puerta – nos reímos.

Isabel es mi mejor amiga, es un encanto de persona siempre está apoyándome así tome malas decisiones y eso hace que yo también lo haga con ella, ambas somos bastantes sobre protectoras una con la otra y es por un solo mismo motivo “nos han destrozado el corazón”, Isabel es como mi hermana, nos conocimos hace cinco años y desde entonces somos inseparables.

-¿Qué haces aquí? – Cuestiono dejándome caer frente al tocador - ¿no tienes que arreglarte? o ya cancelaste el plan.

-Claro que no – sonríe mordiéndose el labio – esta noche no me la pierdo por nada.

Arrugo las cejas confundida sin saber a qué se refiere pero prefiero no preguntar.

-¿Qué te pondrás? – Pregunta – yo traje mis cosas, así nos arreglamos juntas – asiento.

-Bueno, yo compre un vestido hoy – le cuento como es y empiezo a plancharme el cabello.

-Dame de tu labial – dice agarrándolo y aplicándose bastante – me encanta, como se ve.

Sonrío dándole la razón y hago lo mismo.

Me voy al closet buscando lo que me pondré hoy, lo saco y me coloco frente al espejo de cuerpo completo poniéndome mi vestido negro que tiene un escote profundo que resalta mis pechos, tiene brillos que hacen que el vestido se vea como un cielo estrellado, las mangas son largas y me llega arriba de las rodillas, el vestido es precioso me moldea mi cuerpo de una manera bastante sexy y tentadora, me pongo unas botas que llegan más arriba de las rodillas en color negro y unos pendientes de plata, dejo mi cabello suelto porque si algo me gusta de mí y me gusta resaltar es mi larga cabellera negra.

Isabel esta frente al tocador componiéndose el vestido de seda gris que tiene puesto moldeándole la figura, tiene tirantes delgados y escote en forma de corazón, también le llega arriba de las rosillas y tiene puestos unos botines de cuero negro con tacón, los cabellos cobrizos le caen por los hombros en hondas y la fina cadena de plata le rodea el cuello.

“Esta preciosa”

Agarro mi bolso con mis documentos de identificación y mi teléfono, tomo un abrigo color corinto que hace juego con el vestido y salgo de mi apartamento a buscar un taxi junto a Isabel que también trae un abrigo negro, no llevare mi auto porque planeo emborracharme más de lo normal. Mientras esperamos el taxi veo a Isabel teclear algo en su teléfono y poco después abordamos el auto que se para frente a nosotras, dejamos que el conductor nos lleve a travesando el poco tráfico que hay en las calles, Isabel no ha dicho nada desde que salimos y eso se me hace extraño ya que siempre está hablando como loro.

-¿Estas bien? – le pregunto viéndola directamente.

-Sí, tranquila – me responde con una enorme sonrisa en el rostro.

"El Barrio Latino" nos recibe y desde afuera se puede escuchar la música a todo volumen, Isabel está bajándose del taxi mientras yo le pago al conductor, bajo y observo a mi alrededor está más lleno que de costumbre, el guardia nos recibe con una sonrisa en los labios cuando llegamos a la entrada y nos deja pasar al interior sin problemas ya que solíamos venir muy seguido.

La música inunda mis oídos con Eminem y su canción Lose Yourself de fondo, las luces tenues hacen un contraste maravilloso con el lugar, hay gente por todos lados, algunos bailando, otros bebiendo y otros fumando o charlando con una que otra chica.

Le pedimos una mesa cerca de la barra a la chica que reparte bebidas y esta nos lleva a una cerca de la pista de baile, la música cambia ahora Llamado de emergencia de Daddy Yankee llena el ambiente con su original ritmo, hay varias personas bailando en el centro del bar y otras desde la segunda planta. Pido unas cervezas mientras Nicolás se aparece y...

Mis ojos captan a Nelson caminando entre las personas que están en el centro y frunzo el ceño confundida porque él nunca ha venido a este lugar, viene vestido de negro y el cabello medio largo le cae un poco más arriba de los hombros sin fijador y hace que se vea muy sexy.

-Hola chicas – llega a la mesa y mi amiga me sonríe confundiéndome más – perdón la tardanza, había un poco de tráfico – se excusa y yo me limito a sonreír.

-Tranquilo, no te preocupes – le hablo.

-Los demás no tardaran en venir – le habla mi amiga “¿los demás?”

Asiente y yo le hago señas a Isabel para que se levante, se dirige a la barra yo la sigo.

-¿Qué demonios significa esto? – Le digo – en serio lo invitaste, pensé que solo vendría Nicolás y nosotras dos – no se a que juega pero sospecho que quiere su venganza.

-Hey cálmate – pide – solo confía en mí, hoy jugare yo, aunque me maten en el proceso.

Me quedo inmóvil viéndola, ambas sonreímos y yo niego.

-¿Qué traes entre manos? – Sonrío nerviosa – voy a admitir que tengo miedo – confieso.

-Emmm... bueno digamos que va a ser una broma algo pesada – sonríe.

-Cuéntame – le pido y ella asiente.

Me cuento su plan malévolo que llevara a cabo cuando se vaya desocupando un poco el bar y yo me vuelvo loca negando, después de un largo rato termino aceptando por que como dije antes el rencor se apodera de ella y buscara la manera de vengarse.

-Definitivamente estás loca Isabel – suelta una carcajada y se vuelve a la mesa.

Volvemos a la mesa y esta vez pedimos una botella de vodka y dos vasos más para los que faltan por venir, el mesero regresa con lo pedido y lo deja en la mesa para después irse. Me sirvo el primer trago y mis amigos hacen lo mismo, mi amiga me hace señas con la mirada, volteo a ver y veo que se vienen acercando a la mesa los que faltaban Katrina y Nicolás.

Katrina viene con una mini falda de cuero y una blusa de tirantes blanca, su cabello café lo trae suelto y unos botines negros con tacón "se ve hermosa". Nicolás viene con un pantalón de mezclillas azul y una camisa negra que le resaltan los músculos de los brazos "se ve bien el cabrón", me fijo en Nelson y este no disimula un poco que se le cae la baba por Katrina, probablemente este enamorado.

-Hola – saluda Katrina cuando llega a la mesa – lamento la tardanza – dice y se sienta a la par de Nelson.

-El tráfico es una m****a hoy – habla Nicolás sentándose a la par mía mientras le doy un trago a mi bebida – pero llegamos a tiempo.

-No se preocupen nosotros entendemos – dice Isabel – pero bueno aquí venimos a divertirnos así que con su permiso.

Se levanta y toma la mano de Nicolás llevándoselo a la pista de baile, Romeo Santos inunda la pista al ritmo de la bachata y mi amiga se pega como chicle al hombre que tiene enfrente. Él le pone una mano en su cintura y ella le pone una en el hombro mientras se toman las manos libres entrelazando sus dedos, Nicolás la pega a su pecho y ella mete una pierna en medio de las de él y empieza a moverse como toda una profesional, Nicolás también lo hace bastante bien y casi les dan el protagonismo en el centro del bar.

La música sigue mientras Katrina, Nelson y yo seguimos bebiendo y observando como nuestros dos amigos se mueven como profesionales en la pista de baile. Un chico me coquetea de lejos y prefiero levantarme y caminar por inercia hacia la barra antes de que se me acerque a querer sacarme el número de teléfono.

-Un whisky – le pido al barman, mientras me siento en uno de los banco.

-Aquí tienes – me deja lo que le pedí y me lo bebo de un solo trago.

Un escalofrío me recorre la espalda cuando alguien pasa detrás de mí, volteo pero solo hay más personas que cantan la canción de Angelito a todo pulmón “entiendo también amo la música de Romeo Santos”

-Señorita – se acerca el barman dejando un vaso de coñac frente a mi "en serio"

-¿Me lo estas invitando? – Le dedico una sonrisa – eres muy lindo – le digo y niega.

-Quisiera poder ser yo – me dice y sonríe – pero no, se lo envía alguien más.

-Ahora haces el papel de cupido – me rio – vamos barman dime ¿Quién me lo manda?

-No se lo puedo decir, disfrútelo – vuelve a reírse y se va.

Miro a todos lados buscando no sé a quién, vuelvo a fijar mi vista en el vaso reparándolo antes de bebérmelo. Vuelvo a la mesa y ya está Isabel con Nicolás de vuelta, pedimos más cervezas y de un rato a otro la mesa está llena de botellas, miro la hora en el reloj de la pared y me doy cuenta que ya es más de media noche y ese es el motivo por el cual hay menos gente por lo que me hace activar mi alarma y ver a mi amiga que no le quita la vista de encima a Nelson, me hace una leve seña con la cabeza y caminamos hacia no sé dónde, no pienso solo actúo.

Nos vamos a los baños de hombres procurando que nadie nos vea entrar, Isabel prepara todo y me hace a que le envié un mensaje a Nicolás que espera para hacer lo que ella le pidió,  Katrina vino solo para auxiliarlo cuando nosotros nos escapemos como unos peligrosos criminales.

-¿lista? – me pregunto a Isabel y asiento.

A lo lejos veo venir a los dos hombres y me coloco tras la puerta principal de los baños, los pasos se escuchan más cerca y me preparo para lo siguiente, entran los dos hombres y estiro mi mano para apagar la luz y me lanzo por detrás de Nelson para cubrirle la boca con un paño mojado de un somnífero que lo pone a dormir en cuestión de segundos, lo dejamos en el suelo inconsciente y le hago una señal a Isabel para que haga los honores mientras Nicolás vigila que no venga nadie.

Lo arrastramos a una de las gavetas, mi amiga le baja el pantalón y el bóxer dejando descubierto su miembro, se lo embarramos con sangre falsa y le colocamos una manta blanca que inmediatamente se mancha de rojo, le amarramos las manos con un pañuelo y le colocamos una mordaza en la boca para que se vea más real todo. “oh sí, tenemos pase VIP al infierno”.

Lo dejamos ahí, abandonado y nos apresuramos a salir sin dejar que Katrina nos vea, corremos hacia el vehículo de Nicolás riendo como unos locos, lo abordamos y nos ponemos en marcha dejando que nos lleve a mi edificio donde Isabel se quedara conmigo por esta noche.

-Eso estuvo buenísimo – dice Isabel en medio de risas – soy clara cuando digo que el que me la hace me la paga.

-Claramente jamás are algo contra ti – le responde Nicolás – me da miedo que puedas cortarme la polla.

-O quizás te queme vivo – le digo – no esperes nada bueno, ambas tenemos una mente muy perversa.

-Sí, es como si un psicópata viviera en nosotras – Isabel se ríe y Nicolás se queda horrorizado como si eso fuera verdad.

Probablemente venga Nelson a matarnos cuando despierte y asimile las cosas o nos mate en el trabajo cuando nos vea llegar, Isabel dice que un pequeño susto ara que tome las cosas más enserio, además fue divertido y será divertido verle la cara de horror ya que se me ocurrió la brillante idea de dejar una cámara escondida que manipulo desde mi teléfono y que para su desgracia está grabando todo.

“dejare mi testamento hecho”

-¿Seguimos bebiendo? – Les pregunto y asienten – iré por más cervezas, esperen aquí.

-Trae botanitas también – me dice Isabel antes de que me desaparezca por la cocina

-¡Unas frituras preferiblemente! – grita Nicolás.

Saco unas botellas de cerveza y un plato lleno de frituras, vuelvo a la sala donde Katrina ya está bailando otra vez con Nicolás y me uno a ellos, bebiendo y disfrutando de la compañía de ambos y de la noche, no soy consciente de nada estoy demasiado ebria como para darme cuenta de lo que hago.

Seguimos así hasta no sé qué hora, mis vecinos ya vinieron como quince veces a decirme que le baje el volumen a la música pero ni me inmuto en hacerlo, solo deseo divertirme como no lo hacía en meses.

Caigo en mi cama quitándome la ropa con urgencia, estoy caliente y empiezo a tocarme, magreo mis pechos y mi mano traza círculos sobre mi clítoris, solo soy capaz de sentir el contacto caliente y escuchar mis gemidos y suplicas hasta que llego al orgasmo y me quedo dormida.

La mañana llega, me muevo sobre la cama y siento como la cabeza quiere explotarme, me duele horrores y sé que es por la m*****a resaca, me muevo entre mis sabanas dándome la vuelta y mi brazo impacta contra algo duro, abro los ojos adaptándome a la luz y me quedo inmóvil cuando veo una espalda desnuda con un tatuaje de unas alas de ángel que la cubre toda, me levanto de golpe entrando en pánico con el cuerpo desnudo sobre mi cama.

¿Qué diablos paso?

Salgo de la cama tomando mi ropa del closet y camino sin hacer ruido, corro fuera de la habitación metiéndome en el baño, me mojo la cara con agua fría y busco una pastilla que me tomo rápidamente antes de volver a salir. Me encuentro con Isabel caminando hacia la cocina con una mano en la cabeza y me voy detrás de ella, se da la vuelta cuando me ve.

-¿Qué te pasa? – Me pregunta – tienes cara de haber visto un fantasma.

-Fue algo peor – me dejo caer en la silla frente a ella – desperté y me lleve la sorpresa de encontrar a Nicolás en mi cama y…

-Uy – se muerde el labio interrumpiéndome – rico ¿no? – Le hago mala cara – ¿tú también estabas desnuda? – asiento y abre los ojos sorprendida.

-Ni una sola palabra de esto – pido – si el pregunta o algo dile que durmió solo y yo dormí contigo ¿vale?

Asiente sin decir nada y me levanto en busca de un poco de jugo de naranja.

-Buenos días – hablan y me atraganto con la bebida – ¿qué tal la resaca?

-Duele como la m****a – le dice Isabel a Nicolás.

-¿Quieres jugo? – ofrezco y asiente

Dejo el jugo sobre la mesa frente a él, me voy a una silla pero no me siento ya que me toca correr cuando el timbre suena, me acerco a ver quién es por la mirilla y doy un paso atrás aguantando la respiración con el hombre que está del otro lado de la puerta hecho una fiera.

“NELSON”

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