XI —Jasha —habló en voz muy baja Kei, viéndolo con firmeza—. Quiero que en este momento me mires, entero. Este soy yo, no más, no menos. Tú, aparte de mi madre, me has visto desnudo, me has tenido en tus brazos y solo tú me has hecho el amor, porque creo que fue con amor. Todo lo que ves, es Kei Kanzaki, este hombre que creerá cualquier cosa que le digas, este perdedor que estuvo destrozado y que tú te encargaste de unir pieza por pieza. Quiero que me mires y me digas que no me amas, que no me deseas, y entonces saldrás de aquí y nunca jamás volveremos a vernos más allá de las competencias; pero debe ser aquí y ahora. Jasha estaba abrumado por esas palabras. Lo miró y se dio cuenta que del niño llorón que conoció, no quedaba nada. Que era un hombre que soportaría, lucharía y sobreviviría y de no ser así, partiría a su lado. Por eso se enamoró tanto, porque veían en él esa fuerza extraordinaria que lo acompañaría hasta la muerte de ser necesario. En ese momento miró a la puerta y len
XII —¿No te parece un lindo lugar? —La hermosa mujer le hablaba a su esposo que estaba un tanto disgustado por la dificultad del camino. —Podrías estar un poco más alegre por nosotras. —Helena, por favor, sabes que estoy en total desacuerdo en venir a este sitio. Tu embarazo ha sido muy complicado, la bebé y tú necesitan reposo absoluto y no estar de paseo por Rusia para pasar el año nuevo. Eres muy terca mujer. —De reojo vio que su esposa bajó la cabeza algo triste—. Igual… cuando lleguemos a la cabaña no te moverás ni un metro. Quiero que descanses, comas y volveremos a casa tan pronto como sea posible. —Eres un gruñón… —El hombre volteó a verla y ella sonreía, con esos ojos azulados enormes y con ese cabello renegrido que caía en ondas en su frente. —Pero, así te amamos ella y yo. Con la dulce voz tranquilizadora de Helena, el esposo llegó por fin a la cabaña donde celebrarían el año nuevo, solo ellos tres. Se apresuró a entrar las valijas y la comida que llevaban para la cena,
XIII —¡¡Helena!! —gritó el hombre. La dama sonrió con todas las fuerzas que le quedaban—. ¿Cómo están ustedes dos? —Escuchó la ambulancia que se aproximaba. —Ya pronto estarán ambas en el hospital y todo estará bien… —Amor mío… no es una ella… es un varón… —Helena parecía haber olvidado que estuvo perdido un día entero, que ella estaba muy mal y apenas si podía sostenerlo en brazos. El padre se quedó sin habla. Se acercó lo suficiente para verlo entero y comprobar que si se trataba de un niño. Helena se lo dio en los brazos y sonrió. —Gracias por preferirlo a él… —Entonces la mujer cerró los ojos. En ese mismo momento entraron los paramédicos, la pusieron en la camilla y se llevaron también al bebé para revisarlo. Helena nunca más despertó. A él le entregaron el bebé y lo dejaron solo en el pasillo del hospital y por largo rato se sentó en la sala de espera arrullando su pequeño. No tenía un nombre de niño preparado, pero «Jasha» siempre le había gustado. La buena vecina llegó y lo
XIV Aún así, Jasha, no podía dedicarse solo al Ballet, amaba el hielo y cuando ganó su primera medalla tomó la decisión. Dedicaría su tiempo y energía a los patines. Ekaterina lo apoyó y le insinuó que tuvieran una relación. Por supuesto él aceptó encantado, apenas tenía diecisiete años y ya tenía el mundo a sus pies. Ahora entraba en los terrenos de la piel. Con ella conoció el sexo y le gustó mucho. Ella le enseñó cómo amar otro cuerpo, cómo hacerlo llorar de dicha y cómo respirar su aire cada segundo. La amaba, la adoraba y no era secreto para ninguno. Loco de amor, le propuso que fuera su esposa. Él ya ganaba lo suficiente como para mantenerse y tenerla a ella como una reina. Pero entonces le quebró el corazón, cuando Ekaterina le dijo que si acaso había enloquecido. Que su relación era apenas para aprovechar la fama que ambos poseían. Jasha sintió que su vida perdía el sentido y se desapareció por días, no se supo nunca dónde estuvo. El padre angustiado lo vio llegar a la mans
XV Niki hablaba sin parar. En un punto de la historia que parecía una leyenda, Jasha interrumpió. —Eso no me lo habías dicho… —habló Jasha sollozando —. Eso quiere decir… eso quiere decir… que me elegiste a mí... —Sí Jasha…. —respondió el padre sonriendo. El muchacho se tomó la cabeza, descolocado. Kei lo tomó por una de sus manos intentando calmarlo y antes de permitir que el señor Volkov prosiguiera, interrumpió. —¿Esto es algo así, como que Nina, quiere a Jasha para ella y no permitirá que nadie se le acerque, o lo ame? —Petrov lo miró sorprendido, parecía que Kei intentaba ser receptivo a aquella historia y eso era bueno, pero nada preparaba al muchacho para lo que el padre estaba por decirle. —¡Oh, no, muchacho! No. Nina a quien en realidad quiere… es a ti… —Kei abrió los ojos sorprendido a más no poder. Se llevó las manos al rostro y le pidió al padre que por favor le explicara todo, porque en ese punto ya estaba confundido y horrorizado. Horas más tarde, en la noche, fre
XVI El funeral de la pequeña, había tomado por sorpresa a Stefano, Beska y Patrick, que Iban a aquella pequeña ciudad para saber por la salud de Kei, y lo que encontraron fue la escena de los trajes negros y las lágrimas incesantes. No supieron qué hacer, Beska y Stefano solo siguieron a Patrick, quien ya conocía a la familia. Alexis tuvo que irse a Estados Unidos antes de las exequias, pero escribió y llamó insistente a Kei, quien nunca le contestó. El muchacho de cabellos negros, de ojos castaños y sonrisa preciosa, estaba desolado. Con la mirada perdida, sentado en la esquina más apartada del salón dónde reposaba la imagen de su pequeña amiga. Jasha estaba en la esquina opuesta, igual de conmovido. Stefano se le acercó y le preguntó lo que había pasado, el ruso intentó explicarle, pero no coordinaba muy bien las palabras. En la noche, Kei los invitó a todos a quedarse en su casa, el espacio no sería el suficiente pero quería agradecer el gesto de acompañarlos en ese dolor. Se dis
XVII“Hoy hemos quedado un tanto emocionados con la noticia que nos da la Prima Ballerina Ekaterina Velyakova de su posible embarazo. Cabe recordar que la afamada reina del Ballet retomó su relación de adolescente con Jasha Volkov, rey de las pistas del hielo, tras separarse este, de Kei Kanzaki. No sabemos en qué terminará toda esta verdadera novela en la que nos han introducido los protagonistas, ya que en repetidas ocasiones se ha visto a Jasha distante de la joven, pero la primicia…”Kei había quedado sentado en su al ver la noticia en un canal deportivo, no se podía creer que Jasha y Ekaterina fueran a tener un hijo. Alexis que se encontraba de visita en su casa, llegó hasta la salita familiar a escuchar la noticia también,—La verdad no creo que eso sea cierto. Se rumorea que la chica es muy… coqueta —dijo Alexis—. Como sea, es su vida, pero espero que Volkov se cerciore que sí sea suyo. —Hizo una pausa y miró a Kei de reojo. —¿Te afecta verdad?—Claro que sí, pero no como tú cr
XVIII Kei, con un morral al hombro, bajaba a toda prisa las escaleras del aeropuerto. Necesitaba echarse a correr para tomar el taxi que lo llevaría al poblado de la Toscana donde por segundos recuperaba la felicidad, donde su cuerpo volvía a nacer, donde ya no tenía que actuar, donde era feliz por unas horas. El amanecer estaba precioso, era muy temprano aún y el sol apenas se asomaba, pero sabía que debían aprovechar el tiempo lo mejor posible. Algunos lo reconocieron y tuvo que fingir que no entendía lo que le decían para apresurar el paso. Por fin llegaba. Las hermosas ancianas italianas salían a sus puertas a barrer. El taxi no podía seguir a donde iba Kei, eran muchas escalinatas que él subía entusiasta para llegar a la entrada de cuentos de aquella casa. Por fuera parecía muy pequeña, pero en cuanto cruzaba la puerta, lo recibía un hermoso jardín, con una fuente en medio. Tan antigua, tan llena de historias, y ahora ahí se forjaba la de él. —¡Joven Kei! ¡Bienvenido de nuevo!