—Te lo dije, te amo y no como una hija a su padre.... yo.... de verdad te amo, Henry.

Abre los ojos de par en par, mirándome con asombro, toma mis manos entre las suyas y me dice que solo estoy confundida, que lo que siente por él no es de una mujer hacia un hombre, pero enseguida le dije que sí, que llevo tiempo enamorada de él y que me moría de ganas por confesárselo en algún momento de mi vida, que es el único hombre al que voy a amar con todo mi ser.

—No te estoy pidiendo que me hagas tu esposa, solo te digo que.... si necesitas compañía en tu cama... buscame, no quiero que te enrolles con otra mujer que no sea conmigo.

Acaricio con delicadeza su mejilla con las yemas de mis dedos, él cierra brevemente los ojos y una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios, lentamente empieza a levantar los parpados y una expresión cariñosa se posa sobre su rostro, ladea un poco la cabeza hacia la izquierda y contempla mi rostro por unos instantes. Ahora es él quien acaricia mi rostro con sus dedo