Capítulo 43
—¿El beneficiario del seguro era yo? Parece que es para mi bien, ¿verdad? Pero si muero, ¿de qué me sirve todo eso? No tengo padres, ni familia cercana. Él es mi único pariente, así que al final, el dinero del seguro terminaría en sus manos.

El solo pensar en esta posibilidad me hizo sentir un frío que me recorrió todo el cuerpo, haciéndome temblar.

Las lágrimas comenzaron a caer, y con los dientes apretados, me obligué a no llorar.

—Maestra Castro, ¡Hugo es un monstruo! No solo quería matar a nuestra hija, ¡también a mí!

Diana me pidió que me calmara y buscara un lugar para sentarme.

¿Cómo podía calmarme?

—Sofía, tienes que tranquilizarte. —Diana dijo—. Escúchame, todavía no sabemos por qué Hugo compró ese seguro sin decirte nada. Sin pruebas concretas, no podemos acusarlo de nada. La ley requiere pruebas, ¿entiendes?

—Además, estás sola en Ciudad de México. Si te enfrentas a él precipitadamente, podrías salir perdiendo. Hugo ya ha demostrado ser despiadado. Si te confrontas con él y
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