Catalina y Valentino seguían pegados como chicle, besándose y abrazándose como si no existiera nadie más a su alrededor. Y aunque los niños mantenían los ojos cerrados no era difícil imaginar lo que pasaba con ellos ante estos gemidos y suspiros entrecortados.
—Malditos degenerados, podrían tener un poco más de decencia y respetar a mis hijos. Dejen sus deseos sexuales para después cuando estén tras las rejas —les grita Mayra.Valentino se aparta de la loca de Catalina y sonríe viendo como los niños en efecto mantenían los ojos cerrados. Pero la mujer demente no tenía ganas de quedarse callada. Se acerca a Mayra y tirando de sus cabellos con rabia, lleva su cabeza hacia atrás con tanta violencia que parecía querer arrancársela.—Deja de meterte en nuestras vidas, ¿hasta cuando vas a seguHabía mucho de Valentino, queMayraa un no conocía, y al verlo ahora, lo comprobaba, ese hombre no era ni la pisca del supuesto esposo amoroso que estuvo a su lado por diez años. Ese sujeto de enfrente que la miraba con burla y besaba a esa loca, no era el Valentino obsesivo que estuvo a su lado y que creía conocer, muy a su manera. Pues, si bien es cierto, siempre fue un enigma, conocía su bipolaridad y se adaptaba, creyendo que era ella la del problema del no poder amarlo, como un día lo hizo.¿Quién era en realidad Valentino Figueroa?Solo un inescrupuloso traficante de droga al igual que OctavioBarretoy que en esos momentos planean como escapar del país usándolos a ella y a sus propios hijos como póliza de seguro. Se veían inquietos a pesar de hacerle creer que tenían todo controlado. La policía ya estaba a fuera rodeándolos a punto de entrar
Catalina se toma la molestia de contar todo lo que sabe, quizás porque piensa queMayramorirá pronto y ella escapara para vivir esa vida de gozo que tanta ansia junto a su aun esposo.Para empezar, desde que Esteban, haciéndose pasar por Oliver se presentó ante valentino, este le pareció conocido, tenía la impresión de haberlo visto antes y eso lo llevó a tomar sus precauciones. Si bien, el socio de Octavio,KristoffVernaccihabía organizado un torneo para encontrar al candidato perfecto para proteger sus intereses en tierras colombianas, pues OctavioBarretono era un hombre de fiar.Sin embargo, un hábil y escurridizo agente de la DEA se había infiltrado en su convocatoria y terminó ganando dicha competencia. Demostrando gran habilidad en la lucha cuerpo a cuerpo y en manejo de armas. Fue despiadado, rudo, intimidante y tan frío que al mismo&nbs
Los conducen fuera de la habitación, encañonados, llorosos y con ese gran miedo de la muerte, vuelve a recorrer ese largo pasillo secreto tan escalofriante,Mayrano sabe cuántas horas a pasado, pero debe de ser muchas, esta sedienta, pero ahora es lo de menos, solo quiere poner a salvo a sus hijos. Al llegar la puerta de salida los hombres abren la puerta y ella es puesta de escudo, los niños a los lados para salir, el lugar muestra un sol brillante que se refleja sobre las lunas rotas de los autos, hay hombres muertos por todas partes, efectivos policiales y gente deBarreto, destrucción por todos lados, una verdadera guerra que desde donde estuvo no pudo escuchar.Tresautos aparecieron desde el portón de la hacienda, los encañonaron a un más, hasta que su gente se asoma y pide que suban.Tomandolas precauciones son arrastrados al vehículo.Antesde ingresar al auto los ni
“¡Ay, madre mía!” PiensaMayraen tanto observa atónita, el panorama que está viviendo.Eso de ser agente encubierto era todo un rollo. Resulta que el fortachón ese, cooperaba con ellos para salvar su vida, juntos armaron esa farsa de la muerte, pues ya estaba planeado su asesinato. Cuando Octavio estuvo seguro de que había muerto sintió que tenía el camino libre para salir de su fortaleza y se echó a las redes él solo.En este momento, luego de tanto fuego cruzado y trampas puestas, están frente a frente, Valentino yBarretoya no tenían más salida que la muerte si ponían resistencia, afuera sus hombres estaban muertos y los sobrevivientes siendo reducidos.—Ya no hay escapatoria, Valentino, déjala ir —Le dice Esteban acercándose.—Será mejor que te quedes donde estás. —Le advierte su
Con un nuevo abrazoMayradejó que el miedo que le producía esos recuerdos se desvanecieran entre esos cálidos brazos.—Ya todo ha terminado, te prometo que lo que él hizo no se quedará impune,terminará pudriéndose en la cárcel.—Lo único que quiero es volver a casa, ver a mis padres. Recuperar el tiempo que él nos arrebató.El resto del camino solo hubo silencio, algunas lágrimas y mucha nostalgia. La noche había llegado y los niños dormían plácidamente en los asientos, habían estado despiertos desde la noche anterior.—¡Pobre de nuestros pequeños! Ese maldito les ha hecho tanto daño. Quiero tenerlo en frente para poder matarlo con mis propias manos.—No te preocupes por eso.Instantes después, Esteban recibe una llamada.—Me temo que tengo
Bajo la regadera, ambos tomaban un relajante baño, acariciándose y sonriéndose mientras se pierden en esas miradas profundan que les acortaban la respiración. Disfrutando de esas sensaciones únicas que provocaba el sentirse cerca, se desconectaron del exterior para volver a besarse y fundirse en esos ardientes abrazos que parecían acariciarles el alma. Sin contar que esos suspiros los envolvían en una esfera indestructible de amor. Aunque el tiempo haya pasado, ellos seguían sintiendo la misma pasión y deseo de aquellos años, cuando eran una sola alma. El amor no se había perdido, solo estaba detenido y ahora brotaba con tanta intensidad.—No puedo creer que al fin pueda decir que, esta pesadillahaterminado—dice Esteban acariciando sus labios.—Hasta que no salgamos de aquí, no puedes asegurarlo.—Desecha el pesimismo, mi amor. —la estrec
La gente deBarretose había infiltrado con demasiada facilidad entre los agentes que Jackson había enviado para custodiar la propiedad y a la familia. Eso no era novedad paraMayra, pues tras los últimos acontecimientos, podría espera cualquier cosa de Valentino. Su mal presentimiento era por eso, sabía que no estaba a salvo en aquel lugar. En ese instante se sentía tan impotente imaginando lo que ese infeliz podría hacerles a sus hijos para doblegar su voluntad. Esa manera de decirle que se escuchaba mejor le recordaba tato a esos días grises que tuvo que vivir entre sus brazos intentando ser lo que nunca fue para él. Sus lágrimas correr por sus mejillas viendo pasar el tiempo tan lento y el maldito teléfono no sonaba. Para variar sus nervios seguían aumentando y Esteban y Jackson seguían hablando en el segundo piso.Por su parte, Esteban se llenaba de dudas respect
Los minutos transcurrían lento y con la vista puesta en la ventana,Mayradejaba correr sus lágrimas,sintiéndosetan miserable. Faltaba poco para el amanecer y al final llegaban a laGalapa, o esoparecía, cuando los autos se detuvieron.—¿Es aquí? —pregunta ella ansiosa, intentando bajar.—Creo que no — responde Esteban —. Parecen que están abasteciéndose.Puedever a unos metros unminimarket—. ¿Acompáñame? —pide él quitándose el cinturón de seguridad.—¿A dónde vamos Esteban?—Necesitas beberun poco de agua y comer algo.—No tengo hambre, esta angustia me hace un nudo en mi garganta.—Pero debes hacerlo.—Ambos, tú tampoco has comido nada.—Por eso lo digo, llevamos casi dos dí