- No estoy aquí para que me juzgues, Hades. Sólo quiero disfrutar... Haz bien tu trabajo y podrás ganar un extra -me burlé.
- ¡Con mucho gusto, señorita! - Sonrió, se arrodilló en el colchón y se acercó a mí, con el pecho desnudo, los pantalones entreabiertos, parte de su ropa interior a la vista, la polla dura.
Con sus manos, separó mis piernas y lamió toda mi longitud, sin prisas. Su lengua era grande y ágil y no tardé en agarrarme con fuerza al cabecero, sintiendo cómo exploraba sin prisas toda mi zona púbica.
Oí ladrar a Gatão fuera y el ruido de objetos que se rompían. Me levanté inmediatamente, casi cayéndome al ir hacia la puerta, chocando con Theo nada más abrirla.
Inmediatamente miró al hombre, sin camisa, que se estaba subiendo la cremallera del pantalón, con la polla a&uacu
Theo se bajó rápidamente de mí, casi cayéndose al intentar dirigirse al pasillo, apurado y asustado. Cerró la puerta y yo me quedé allí, inmóvil, mirando al techo, con mil sensaciones dentro de mí.No estaba segura de lo que sentía por Theo. O mejor dicho, no quería estarlo. Pero fuera lo que fuera, era recíproco. Y no sé si eso era bueno o malo. Porque no quería sentirme... Y no quería que él lo sintiera. Porque estaba mal, era injusto, era asqueroso, era una traición a todo lo que Babi y Heitor habían hecho por mí.No había mucha más opción que coger mis cosas y volver a Noriah Norte. Pero, ¿podría volver a alejarme de Theo?Necesitaba poner en orden mi cabeza, además de mi corazón.Cogí el móvil y vi un mensaje de Dimitry:"Hola, loca MaluTe jur
Suspiré, llevando al gato al cuarto de baño. Lo único que me quedaba por hacer era ocuparme, para no pensar en toda la basura que mi cabeza insistía en traer a colación.Metí al gato en la ducha, tratando desesperadamente de escapar. Me quité el vestido, dejándome sólo la lencería, y me metí, abriendo la ducha. Me toqué las bragas y suspiré, recordando cómo habían caído en su sitio.- Ah, Theo... Nunca podremos llevarlo a cabo. ¡Pero que te quedes con Malica tampoco es una solución! Prefiero estar sola a engañarme a mí misma. Porque eres el único que me gusta. Puedo tener sexo con muchos hombres, pero no me involucraré con ninguno. Ahora tú... Bueno, si de verdad te gusto, estás siendo un hijo de puta con esa disimulada Malica. - Agarré al gato, con dificultad, mientras intentaba escaparse de mis m
Oí unos golpes en la puerta que me parecieron demasiado lejanos para responder.- María Lua... - No pude distinguir la voz al otro lado de la puerta.El gran gato empezó a ladrar y me revolví en la mullida cama, deseando quedarme allí para siempre. Levanté el edredón, cubriéndome la cabeza y tapándome los oídos con las manos. Pero seguían llamándome, insistentemente.Oí un golpe que me sobresaltó, pero no pude moverme. Me quitaron la manta de la cabeza y Theo me miró:- María Lua...Volví a cerrar los ojos e hice una mueca. Sentí su mano en mi mejilla.- ¡Estás ardiendo! ¿Por qué no me has llamado?- ¡Vete a la mierda! - Fue lo único que conseguí decir.Realmente quería que se fuera a la mierda y saliera de mi vida.- ¿Qué sientes
Ella sonrió y, antes de que pudiera responder, Theo dijo:- Es la hija de Bárbara Novaes, así que la pregunta es un poco... Normal -explicó-.- No creo que vaya a morir. - El médico rió divertido. - Pero me preocupa el hecho de que no pueda mover los dedos.Me miré los dedos e intenté moverlos, pero en realidad no se movían. Inmediatamente me sentí muy mareada.- Necesito un antipirético inmediatamente. No reacciono bien a la fiebre. - Le dije claramente.A partir de ese momento, Theo ya no pudo acompañarme. Inmediatamente después de la inyección, me sentí mucho mejor.Limpiaron y desinfectaron la herida. Luego vino el traumatólogo a examinarme los dedos. Los analizó a fondo y dijo:- No creo que me haya roto el tendón. Pero, en cualquier caso, puede haber causado alguna lesión. Lo comprobaremos con un e
Era como si las mariposas se hubieran liberado por fin, por todo mi estómago, volando a través de mi vientre, algunas aterrizando en mi corazón, coloreando todo el oscuro lugar de mi interior, trayendo una sensación que quizás nunca había sentido antes. Theo dijo todo lo que había querido oír de él durante toda mi vida. Y entonces la mujer de tantas palabras se quedó sin saber qué decir exactamente, ya que el hombre al que había amado toda su vida había descrito exactamente todo lo que sentía.- Por el amor de Dios... Di algo - suplicó. - Aunque sea mándame al infierno y llámame loco depravado... Y amenazar con contárselo a nuestros padres.Yo permanecí en silencio. Las palabras queriendo salir, pero muriéndose en mis labios.Theo no dijo nada durante un rato. Luego concluyó, dejándolo muy claro:- Me do
- Quería dormir en mi cama. Para ello, necesitaba un baño. Es tan simple como eso.- A los gatos no les gustan los baños.- Pero se habla de baños para gatos. Así que... Se bañan. Sabes que no estoy muy familiarizado con los gatos. Todavía estoy aprendiendo a tratar con mi perro.- Baños de gato sólo en tiendas de mascotas especializadas, mi amor. Fluffy incluso odia ser bañado en la tienda de mascotas.- No estoy vestida para el café. - Me miré.- Te ves hermosa... Como siempre.Le toqué el brazo, alisándoselo cariñosamente. Nuestras miradas se cruzaron brevemente, pero pude ver cómo se erizaban los pelos de sus brazos.Cómo deseaba tener el valor de tocarle sin culpa, sin miedo, como había hecho hasta hacía poco, con la certeza de que él me retendría y nada pasaría de ahí.
Me enjugué las lágrimas, sintiendo que se me derretía el corazón:- Sí, todo iba bien, hasta que mamá y yo íbamos por la calle y nos encontramos a un bebé llorando en un cubo de basura... - Me eché a reír.- Vale, y decidieron recogerlo, ya que tenías muchas ganas de jugar con alguien. - Hizo una mueca.- Recuerdo que lloraste cuando te dije que... Fui una mala hermana.- Mamá siempre lo superaba. - Theo se encogió de hombros.- ¿Te traumaticé?- Un poco... Me encontré un bebé en el complejo de la papelera. - Se rió.- Fui cruel. Pido disculpas.- ¿Te disculpas? Eso sí que me impresiona. Lo bueno es que viniendo del cubo de la basura, siempre supe que no éramos hermanos de sangre. - Me guiñó un ojo.- Theo, los diarios todavía existen. Y están en ma
Sonó su teléfono. Theo miró la pantalla:- Heitor Casanova... El dueño de todo el puto asunto. - Se echó a reír. - Seguro que quiere saber algo de la princesa de todo el puto asunto.- Dile que la princesa acaba de encontrar a su príncipe... De hecho, el heredero legítimo de todo el puto negocio. - Apoyé la espalda en la silla, riendo.Theo rió y respondió, explicando que yo estaba bien. Pronto Heitor quiso hablar conmigo, junto con Babi. Aquella preocupación que ambos tenían me dejó tan en deuda con ellos que no tenía forma de explicarlo. Se trataba de amor, de gratitud, de toda una vida... Lo que sentía por Heitor y Babi era grande. No era mayor que lo que sentía por su hijo, que a veces me asfixiaba, tan profundo era mi amor por Theo.Una vez terminada la llamada y tranquilizados y convencidos de que yo estaba bien, llegó el mom