Heitor se levantó y cogió el teléfono, mientras paseaba nervioso por la habitación:
- ¿Anon? Necesito que envíes a alguien de confianza al piso de Theo en Noriah Sur para que desalerte a Malú. Mientras tanto, busca contactos que puedan ayudarnos a encontrar a Theo. Tienes diez minutos... Y cinco para sacar a mi hija de esta maldita cama. Si no has tenido noticias de mi hijo al final de ese tiempo, súbete al primer jet que se dirija a este país. Quiero a Theo sano y salvo... O prepárate para una nueva batalla, amigo mío. Y en esta, no dejaré vivir a nadie que haya mirado a mi hijo a la cara.
Babi me alisó la cara:
- ¡Te ves terrible, mi amor!
- Gracias por ser tan sincera, mamá -ironicé-.
- Y aún tienes que explicarme cómo acabaste en la cama de Theo, esposada a este cabecero.
- Fue un accidente... Un puto accidente.
- Debe haber cámaras de seguridad en el camino.- ¿De verdad crees que dejarían pistas, Heitor? - Babi le miró sorprendida.- E... ¿Cómo te has salvado, Theo? - pregunté.- El coche volcó.- ¿El Tesla volcó? - Casi grité mientras lo abrazaba desesperadamente. - Dios mío... Podrías estar muerto.Theo me abrazó y por un momento olvidé que nuestros padres estaban allí y lo apreté contra mí, sintiendo su afecto a cambio, sus cálidos brazos abrazándome contra su pecho.Me di cuenta de que Babi nos envolvía a los dos en un abrazo tierno y tranquilo:- Los dos estáis a salvo... Y eso es lo que importa, hijos míos. Ahora tenemos que pensar con calma y decidir qué vamos a hacer. Esto no es una broma. Esto es serio. Le han quitado la vida al pequeño Theo.- Odio cua
- Los dos están bien - aseguró el médico a Heitor y Bárbara. - Y Maria Lua tiene terminantemente prohibido acercarse a los cacahuetes, en cualquiera de sus formas. Cualquier cosa basada en la semilla es un riesgo para su vida, ¿entendido? - Me miró con seriedad.Asentí sin decir nada.- No creo que sea un problema, después de todo, los cacahuetes no son un alimento al que nadie sea extremadamente adicto, ¿verdad? - concluyó el médico.- Lo dice porque no conoce a María Lua, doctor. - Theo me miró burlón. - En cuanto supo que ya no era alérgica, decidió que los cacahuetes serían su comida favorita.- Los cacahuetes no pueden ser su comida favorita. - El hombre me miró seriamente.- Ya entiendo, nada de cacahuetes.En cuanto se hubo ido, Barbara miró a la calle:- Es un hermoso día afuera.-
- "Lo que nos hace estar aún más seguros de que ha sido Robin -dije, recordando la llamada-. - ¿Has tenido algún problema con él en el pasado, papá?- Robin tiene casi edad para ser mi hijo. ¿Qué problemas habría tenido con él en el pasado? Ni siquiera estamos en la misma línea de negocios. Se convirtió en mi enemigo en el momento en que se metió con mi hijo.- En ese caso, ¿dejó de serlo cuando se metió con tu hija? - Theo me miró, quizá molesto por mi decisión en un pasado no tan lejano.- Theo, te he pedido disculpas...Heitor cerró el portátil y se levantó:- Os quiero juntos más que nunca. Porque juntos destruiréis a Robin Giordano.Sentí que el corazón se me aceleraba por la seriedad con la que hablaba.- No tengo armas para luchar contra él,
Theo y yo íbamos a salir por la puerta cuando Bárbara preguntó:- ¿Adónde vais?- A coger... La basura - dijo Theo nervioso.- ¿Los dos? ¿Dónde lleváis la basura?- Al ascensor... - le expliqué.- ¿Ah, sí? ¡Qué extraño! - Ella vino hacia nosotros.- Yo... Voy a llevar a Big Cat al baño -dije, sujetando al perro con la correa. ¿Adónde vas? - pregunté.- A sacar la basura contigo. - Babi sonrió, salió antes que nosotros y llamó al ascensor.Los tres y el perro entramos en el ascensor. Yo me quedé más atrás, cerca de Theo. Sentí que su mano tocaba la mía mientras sujetaba la correa de Gatão con los brazos detrás de mí.- Pensé que no habría ascensor en este edificio -dijo Babi sin mirarnos-. - Sabes que viví en un edificio sin ascensor durante años, ¿verdad?- Sí... - confirmé, sintiendo un escalofrío en el estómago cuando me alisó los dedos.El corazón me latía con fuerza. Y es que el deseo de tocarle parecía ser mayor que nada en aquel momento, como si pudiera morir si no le sentía con
- ¿Y si nunca encuentro un mejor amigo?- No tienes por qué, María Lua. Sucederá... Cuando menos te lo esperes. Y puede que nunca conozcas a alguien como Ben en tu vida. Pero aún tendrás a alguien en quien confiar y a quien contarle tus secretos más íntimos. Y no puede ser Theo... O incluso yo y tu padre.- Lo entiendo.- Y estoy tratando de entender el punto de que Ester y Robin Hood sean amantes. Ella es demasiado débil para él.- ¿En qué sentido?- Apellido, inteligencia, personalidad.- ¿Crees que Robin es tan importante? Si fuera inteligente, no habría robado la fórmula de Theo para salir adelante.- O intentar matar a Theo... Quizá tengas razón. Sólo quiero que te cuides. Después de todo, alguien quiere demostrar que nos está vigilando... Y tomando medidas. Creo que tu padre debería contratar a alguien para que os vigile a ti y a Theo.- ¿Un guardaespaldas? No, mamá... Por favor.- Heitor nunca te dejaría aquí sin seguridad. Ya lo sabéis.Suspiré, imaginando que volver a tocar a
El aire empezaba a escaparse de mis pulmones, pero no quería abandonar su boca por nada del mundo, como si lo necesitara para sobrevivir.Mis manos ya recorrían su espalda, levantando su camiseta y sintiendo los músculos, la piel como si estuviera ardiendo.Oímos un ruido y nos soltamos rápidamente. Theo se sentó en segundos y yo cogí un plato con la mano, fingiendo que estaba... No sé lo que estaba haciendo.Mi respiración se aceleraba visiblemente y me faltaba el aire. Como no apareció nadie en la cocina, me dirigí hacia la puerta, curiosa. Fluffy estaba tumbado en el pasillo, dormido. Big Cat estaba tumbado en el sofá, con cara de muerto. Aquel perro era la mismísima pereza.Me acerqué al pasillo y oí los sonidos que venían de la habitación de Theo. Y los conocía muy bien. Era la cama golpeándose contra la pared.M
Esperamos, intentando normalizar nuestra respiración. Pero no apareció nadie. O mejor dicho, Heitor y Babi ni siquiera salieron de la habitación.Me levanté, aturdida:- Vuelvo a mi habitación.- Pero... Acabamos de empezar.- Theo, no quiero que nos pillen nuestros padres así, bajo ningún concepto.- Yo tampoco -admitió Theo.Me acerqué a él, observando su rostro iluminado por los colores de la pantalla del televisor. Me incliné y le di un breve beso, sintiendo sus suaves labios. Luego toqué la punta de su nariz con la mía, como él solía hacer conmigo:- Buenas noches, Theo.- Buenas noches, mi amor. Estoy deseando que se vayan. - Él sonrió.- Nunca había deseado tanto que se fueran -revelé.Ya me iba cuando me cogió de la mano, haciéndome caer en su regazo. Me ech&eac
Cuando me desperté, me sentía mucho mejor que el día anterior. Me estiré, me duché tranquilamente y me peiné el pelo húmedo para dejarlo secar libremente.En cuanto abrí la puerta del dormitorio, percibí el fuerte aroma del café recién hecho e inhalé profundamente, sonriendo. Oí las voces de las personas que tanto quería procedentes de la cocina. Nada más entrar en la habitación, vi a Theo en la encimera, intentando organizarlo todo con la ayuda de Babi, mientras Heitor estaba sentado a la mesa, esperando el resultado del desayuno que ambos estaban preparando.Fui directa hacia mi padre, depositando un cálido beso en su mejilla y abrazándole por detrás.- Ah, lo que más echo de menos es este abrazo mañanero. - Sonrió.- Así que no me echas de menos en North B., ¿verdad? - bromeé.