Pero antes de que pudiera venir, fui a su encuentro y nos encontramos en el pasillo, los dos prácticamente corriendo el uno hacia el otro.
- María Lua... ¿Va todo bien? - preguntó Theo preocupado.
Observé a Malica justo detrás de él, desconcertada.
- Theo, mira esto. - Le entregué mi móvil.
En cuanto terminó de leerlo, me miró. Sus ojos se ensombrecieron y, además de furia, pude ver decepción:
- ¿Cómo...? ¿Te has enterado?
- Varios mensajes... Papá, mamá, Ben...
- Theo, ¿qué ha pasado? - Malica tenía curiosidad.
Me alcanzó el móvil, que ella empezó a leer inmediatamente.
No me lo pensé dos veces y me acerqué a él, abrazándolo. Theo rodeó mi cuerpo con sus brazos y pude sentir su jadeo. Podía imaginar la decepci&oac
Tras un largo silencio y su certeza de que había ganado la pelea, Theo me preguntó:- ¿Qué piensas de todo esto, cariño?- ¿Qué te parece todo esto?- Robin... Y mi proyecto de nuevo en sus manos.- Creo que alguien lo traicionó... Y aún lo está haciendo. Y es alguien cercano a él. Tu proyecto le fue entregado, así como la fórmula, hace años.Theo me miró fijamente, sin decir una palabra.Malica suspiró antes de decir- Sabemos que eres un traidor, ya que estuviste con Robin y te quedaste con Dimitry al mismo tiempo...- Eso... Eso no es engañar. Se llama adulterio. - Traté de defenderme. - Nunca traicionaría a Theo... Nunca...- Tú misma has sugerido que es alguien cercano a él.- Podrías ser tú", acusé.- No conocía a Theo cuando rob
- ¡Mamá!- ¿Cómo te sientes, mi amor?- Bien... Bien.- Tu voz no suena bien.- Pero estoy bien.- ¿Qué va a hacer Theo con el gato?- No va a hacer nada. Creo que el problema fui yo y no el gato. No debería haberlo bañado.- Sí, no debería haberlo hecho. Pero el gato puede ser un problema. Tú misma te has quejado de él varias veces.- Pero... No es tan malo.- Justo ahora que te tiene en el hospital, ¿no es tan malo?- Mamá, estoy bien. Te juro que...- Te sugiero que alquiles un piso o compres uno. Incluso podría ser en el mismo edificio que el de Theo. Es hora de que tengas tu espacio, Malu.- No... No quiero.- ¿Has pensado en cuando vuelvas a Noriah Norte? Cuando te enviamos a Noriah Sur, fue para pasar unos días y no para vivir para siempre. Theo ya nos ha dejado. No pued
- Hice lo que acordamos, Maria Lua: rompí con ella. Ahora me siento libre para que finalmente podamos...- ¿Estar juntos?Asintió con la cabeza. Se acercó y me cogió la mano, que estaba vendada:- Te cuidaré cuando vuelva.- ¿Dónde te espero? - bromeé.- ¿Te he dicho que no vales nada, cielo?- Te lo he dicho... Mil veces. - Me reí.Theo me besó la mejilla:- Volveré en unos minutos.- Para alguien que ha esperado veinticuatro años, ¿qué son unos minutos?- Una eternidad", me susurró al oído, sonriendo. - Unos minutos siguen pareciéndome una eternidad.- Te quiero. - parpadeé.- ¿Puedes repetirlo? ¿Mil veces?- Sí... Cuando vuelvas. ¡Vete! - Le empujé fuera de la habitación, de mala gana.Por supuesto que no
El simple movimiento de abrir y cerrar la boca para hablar hizo que me picaran los labios. Podía ver cómo el enrojecimiento se apoderaba de mi cuerpo y no podía hacer nada para evitarlo, porque estaba atado a las putas esposas.- ¡Gato grande! ¡Eres un perro leal, sensible y protector de los Pirineos! ¡Ayúdame, maldita sea! - grité, en vano.Sabía que el gran perro estaba ciertamente tumbado, ocupando la mayor parte de mi cama, completamente perezoso. Apuesto a que incluso abrió sus grandes y brillantes ojos al oír su nombre, arqueando las orejas... y luego las bajó mientras cerraba los ojos y volvía a dormirse.- ¡Mimoso! Querido gatito... Puedo perdonarte... A cambio, sales por la ventana y llamas al conserje. Dile que estoy aquí, encerrado... Y que voy a morir, asfixiado, porque el aceite de cacahuete ya debe estar llegando a mi garganta.No hay se&ntil
- Creo que pudo haber sido eso... - Sonreí, fingiendo. - ¿Quizá empieces por los cajones? Necesito salir de aquí y buscar a Theo.- I... Sabía que le gustaba. Pero confieso que me impresionó que Theo hubiera actuado así... ...no aceptando el fin de nuestra relación.- Creí que sólo había sido una pelea -me burlé-.- Nosotros... ¡Rompimos!- Vaya... Qué triste. Lo siento mucho. Pero si estoy libre de estos grilletes, puedo buscar a nuestro querido Theo. Y tal vez él te perdone.Empezó a abrir los cajones, tirándolo todo.- Siempre le dije a Theo que estas cosas eran peligrosas - dijo Málica mientras buscaba las llaves.- ¿Nunca te encerró aquí? - Sentí curiosidad.- ¿Crees que metería la muñeca en esta cosa? ¿Cuántas mujeres podrían habe
Heitor se levantó y cogió el teléfono, mientras paseaba nervioso por la habitación:- ¿Anon? Necesito que envíes a alguien de confianza al piso de Theo en Noriah Sur para que desalerte a Malú. Mientras tanto, busca contactos que puedan ayudarnos a encontrar a Theo. Tienes diez minutos... Y cinco para sacar a mi hija de esta maldita cama. Si no has tenido noticias de mi hijo al final de ese tiempo, súbete al primer jet que se dirija a este país. Quiero a Theo sano y salvo... O prepárate para una nueva batalla, amigo mío. Y en esta, no dejaré vivir a nadie que haya mirado a mi hijo a la cara.Babi me alisó la cara:- ¡Te ves terrible, mi amor!- Gracias por ser tan sincera, mamá -ironicé-.- Y aún tienes que explicarme cómo acabaste en la cama de Theo, esposada a este cabecero.- Fue un accidente... Un puto accidente.
- Debe haber cámaras de seguridad en el camino.- ¿De verdad crees que dejarían pistas, Heitor? - Babi le miró sorprendida.- E... ¿Cómo te has salvado, Theo? - pregunté.- El coche volcó.- ¿El Tesla volcó? - Casi grité mientras lo abrazaba desesperadamente. - Dios mío... Podrías estar muerto.Theo me abrazó y por un momento olvidé que nuestros padres estaban allí y lo apreté contra mí, sintiendo su afecto a cambio, sus cálidos brazos abrazándome contra su pecho.Me di cuenta de que Babi nos envolvía a los dos en un abrazo tierno y tranquilo:- Los dos estáis a salvo... Y eso es lo que importa, hijos míos. Ahora tenemos que pensar con calma y decidir qué vamos a hacer. Esto no es una broma. Esto es serio. Le han quitado la vida al pequeño Theo.- Odio cua
- Los dos están bien - aseguró el médico a Heitor y Bárbara. - Y Maria Lua tiene terminantemente prohibido acercarse a los cacahuetes, en cualquiera de sus formas. Cualquier cosa basada en la semilla es un riesgo para su vida, ¿entendido? - Me miró con seriedad.Asentí sin decir nada.- No creo que sea un problema, después de todo, los cacahuetes no son un alimento al que nadie sea extremadamente adicto, ¿verdad? - concluyó el médico.- Lo dice porque no conoce a María Lua, doctor. - Theo me miró burlón. - En cuanto supo que ya no era alérgica, decidió que los cacahuetes serían su comida favorita.- Los cacahuetes no pueden ser su comida favorita. - El hombre me miró seriamente.- Ya entiendo, nada de cacahuetes.En cuanto se hubo ido, Barbara miró a la calle:- Es un hermoso día afuera.-