- ¡Mamá!
- ¿Cómo te sientes, mi amor?
- Bien... Bien.
- Tu voz no suena bien.
- Pero estoy bien.
- ¿Qué va a hacer Theo con el gato?
- No va a hacer nada. Creo que el problema fui yo y no el gato. No debería haberlo bañado.
- Sí, no debería haberlo hecho. Pero el gato puede ser un problema. Tú misma te has quejado de él varias veces.
- Pero... No es tan malo.
- Justo ahora que te tiene en el hospital, ¿no es tan malo?
- Mamá, estoy bien. Te juro que...
- Te sugiero que alquiles un piso o compres uno. Incluso podría ser en el mismo edificio que el de Theo. Es hora de que tengas tu espacio, Malu.
- No... No quiero.
- ¿Has pensado en cuando vuelvas a Noriah Norte? Cuando te enviamos a Noriah Sur, fue para pasar unos días y no para vivir para siempre. Theo ya nos ha dejado. No pued
- Hice lo que acordamos, Maria Lua: rompí con ella. Ahora me siento libre para que finalmente podamos...- ¿Estar juntos?Asintió con la cabeza. Se acercó y me cogió la mano, que estaba vendada:- Te cuidaré cuando vuelva.- ¿Dónde te espero? - bromeé.- ¿Te he dicho que no vales nada, cielo?- Te lo he dicho... Mil veces. - Me reí.Theo me besó la mejilla:- Volveré en unos minutos.- Para alguien que ha esperado veinticuatro años, ¿qué son unos minutos?- Una eternidad", me susurró al oído, sonriendo. - Unos minutos siguen pareciéndome una eternidad.- Te quiero. - parpadeé.- ¿Puedes repetirlo? ¿Mil veces?- Sí... Cuando vuelvas. ¡Vete! - Le empujé fuera de la habitación, de mala gana.Por supuesto que no
El simple movimiento de abrir y cerrar la boca para hablar hizo que me picaran los labios. Podía ver cómo el enrojecimiento se apoderaba de mi cuerpo y no podía hacer nada para evitarlo, porque estaba atado a las putas esposas.- ¡Gato grande! ¡Eres un perro leal, sensible y protector de los Pirineos! ¡Ayúdame, maldita sea! - grité, en vano.Sabía que el gran perro estaba ciertamente tumbado, ocupando la mayor parte de mi cama, completamente perezoso. Apuesto a que incluso abrió sus grandes y brillantes ojos al oír su nombre, arqueando las orejas... y luego las bajó mientras cerraba los ojos y volvía a dormirse.- ¡Mimoso! Querido gatito... Puedo perdonarte... A cambio, sales por la ventana y llamas al conserje. Dile que estoy aquí, encerrado... Y que voy a morir, asfixiado, porque el aceite de cacahuete ya debe estar llegando a mi garganta.No hay se&ntil
- Creo que pudo haber sido eso... - Sonreí, fingiendo. - ¿Quizá empieces por los cajones? Necesito salir de aquí y buscar a Theo.- I... Sabía que le gustaba. Pero confieso que me impresionó que Theo hubiera actuado así... ...no aceptando el fin de nuestra relación.- Creí que sólo había sido una pelea -me burlé-.- Nosotros... ¡Rompimos!- Vaya... Qué triste. Lo siento mucho. Pero si estoy libre de estos grilletes, puedo buscar a nuestro querido Theo. Y tal vez él te perdone.Empezó a abrir los cajones, tirándolo todo.- Siempre le dije a Theo que estas cosas eran peligrosas - dijo Málica mientras buscaba las llaves.- ¿Nunca te encerró aquí? - Sentí curiosidad.- ¿Crees que metería la muñeca en esta cosa? ¿Cuántas mujeres podrían habe
Heitor se levantó y cogió el teléfono, mientras paseaba nervioso por la habitación:- ¿Anon? Necesito que envíes a alguien de confianza al piso de Theo en Noriah Sur para que desalerte a Malú. Mientras tanto, busca contactos que puedan ayudarnos a encontrar a Theo. Tienes diez minutos... Y cinco para sacar a mi hija de esta maldita cama. Si no has tenido noticias de mi hijo al final de ese tiempo, súbete al primer jet que se dirija a este país. Quiero a Theo sano y salvo... O prepárate para una nueva batalla, amigo mío. Y en esta, no dejaré vivir a nadie que haya mirado a mi hijo a la cara.Babi me alisó la cara:- ¡Te ves terrible, mi amor!- Gracias por ser tan sincera, mamá -ironicé-.- Y aún tienes que explicarme cómo acabaste en la cama de Theo, esposada a este cabecero.- Fue un accidente... Un puto accidente.
- Debe haber cámaras de seguridad en el camino.- ¿De verdad crees que dejarían pistas, Heitor? - Babi le miró sorprendida.- E... ¿Cómo te has salvado, Theo? - pregunté.- El coche volcó.- ¿El Tesla volcó? - Casi grité mientras lo abrazaba desesperadamente. - Dios mío... Podrías estar muerto.Theo me abrazó y por un momento olvidé que nuestros padres estaban allí y lo apreté contra mí, sintiendo su afecto a cambio, sus cálidos brazos abrazándome contra su pecho.Me di cuenta de que Babi nos envolvía a los dos en un abrazo tierno y tranquilo:- Los dos estáis a salvo... Y eso es lo que importa, hijos míos. Ahora tenemos que pensar con calma y decidir qué vamos a hacer. Esto no es una broma. Esto es serio. Le han quitado la vida al pequeño Theo.- Odio cua
- Los dos están bien - aseguró el médico a Heitor y Bárbara. - Y Maria Lua tiene terminantemente prohibido acercarse a los cacahuetes, en cualquiera de sus formas. Cualquier cosa basada en la semilla es un riesgo para su vida, ¿entendido? - Me miró con seriedad.Asentí sin decir nada.- No creo que sea un problema, después de todo, los cacahuetes no son un alimento al que nadie sea extremadamente adicto, ¿verdad? - concluyó el médico.- Lo dice porque no conoce a María Lua, doctor. - Theo me miró burlón. - En cuanto supo que ya no era alérgica, decidió que los cacahuetes serían su comida favorita.- Los cacahuetes no pueden ser su comida favorita. - El hombre me miró seriamente.- Ya entiendo, nada de cacahuetes.En cuanto se hubo ido, Barbara miró a la calle:- Es un hermoso día afuera.-
- "Lo que nos hace estar aún más seguros de que ha sido Robin -dije, recordando la llamada-. - ¿Has tenido algún problema con él en el pasado, papá?- Robin tiene casi edad para ser mi hijo. ¿Qué problemas habría tenido con él en el pasado? Ni siquiera estamos en la misma línea de negocios. Se convirtió en mi enemigo en el momento en que se metió con mi hijo.- En ese caso, ¿dejó de serlo cuando se metió con tu hija? - Theo me miró, quizá molesto por mi decisión en un pasado no tan lejano.- Theo, te he pedido disculpas...Heitor cerró el portátil y se levantó:- Os quiero juntos más que nunca. Porque juntos destruiréis a Robin Giordano.Sentí que el corazón se me aceleraba por la seriedad con la que hablaba.- No tengo armas para luchar contra él,
Theo y yo íbamos a salir por la puerta cuando Bárbara preguntó:- ¿Adónde vais?- A coger... La basura - dijo Theo nervioso.- ¿Los dos? ¿Dónde lleváis la basura?- Al ascensor... - le expliqué.- ¿Ah, sí? ¡Qué extraño! - Ella vino hacia nosotros.- Yo... Voy a llevar a Big Cat al baño -dije, sujetando al perro con la correa. ¿Adónde vas? - pregunté.- A sacar la basura contigo. - Babi sonrió, salió antes que nosotros y llamó al ascensor.Los tres y el perro entramos en el ascensor. Yo me quedé más atrás, cerca de Theo. Sentí que su mano tocaba la mía mientras sujetaba la correa de Gatão con los brazos detrás de mí.- Pensé que no habría ascensor en este edificio -dijo Babi sin mirarnos-. - Sabes que viví en un edificio sin ascensor durante años, ¿verdad?- Sí... - confirmé, sintiendo un escalofrío en el estómago cuando me alisó los dedos.El corazón me latía con fuerza. Y es que el deseo de tocarle parecía ser mayor que nada en aquel momento, como si pudiera morir si no le sentía con