Llorar no resolvería mis problemas. Era hora de pensar y poner en práctica un plan. Vivir a merced de maleantes chantajistas no era algo que se me pasara por la cabeza. Aquí Robin tenía razón: ¿dónde estaba María Lua Casanova?
Me dirigí a la tercera planta del hospital y, nada más llegar a recepción, vi a Theo de pie junto a Babi.
- Se... Desaparecido. - Me miró.
Me senté junto a mi madre y le cogí las manos:
- ¿Cómo está papá?
- El médico terminará algunas pruebas esta semana y pronto empezará a examinar a los posibles donantes.
- Yo seré el donante compatible -dije-.
- No tienes su sangre. La probabilidad es mínima. - Theo intentó hacerme daño.
- ¡Theo! - Babi le miró con incredulidad.
Theo bajó la mirada, incapaz de enfrentars
- No quiero que detengan sus vidas por mí.- Theo vendrá a Noriah North... Tal vez para siempre. ¿No te lo dijo?- No quiero que Theo renuncie a la compañía con la que siempre soñó.- No puedo criticarlo, porque si yo fuera él, haría lo mismo. Porque tú eres más importante que nada.- Estaré bien. Encontraré un donante compatible.- Yo seré el donante compatible.- No quiero que te crees falsas expectativas, mi amor. E... No estoy segura de querer que tú seas la persona.- No son falsas. Siempre me he preguntado por qué Salma me confió a Babi. Y cómo la locura de su pasado de alguna manera siempre nos conectó a los tres. Ahora sé la respuesta. - Sonreí. - Voy a salvarte la vida, igual que una vez me salvaste la mía.- Me preocuparía que sólo tuvieras un riñ
Cuando salí de la habitación y me dirigí por el pasillo hacia la recepción, se me aceleró el corazón al ver a Theo sentado en el sofá, con las piernas abiertas y la cabeza hundida entre ellas. Estaba solo.Unas mariposas dobles volaron a mi estómago, demostrándome que sólo él podía hacerme eso. Me detuve frente a él y me miró, con el semblante también cansado y los ojos enrojecidos."Te quiero, Theo. Dame un voto de confianza. A pesar de todo, el hecho de que dudes de mis sentimientos y pienses que te he traicionado con Robin es lo peor. ¿Pagaré el resto de mi vida por el Malú del pasado?" Ah, ¡si pudiera y tuviera el valor de decir todo lo que pensaba!Me agaché y le cogí las manos, aunque estaba completamente frío y distante. Abrí una y saqué una mariposa imaginaria de mi corazón, coloc&aa
- ¿No? - Quiso ser firme, pero salió como una pregunta.- Sé que me ocultas algo.- No... No te lo oculto.- Por muy centrada que esté en Heitor, sigo siendo tu madre... Y una amiga.- No es nada importante... Asunto mío -insistí en la mentira, sonriendo.Ella me besó la frente:- Si necesitas hablar, no importa el día ni la hora, estaré a tu lado.- Te quiero.- Yo también te quiero.Babi se fue y yo suspiré. El mundo se me venía encima, pero por fin estaba en mi casa, mi hogar, el lugar que siempre había considerado perfecto y por eso nunca había querido usar el piso que había conseguido años atrás.Entré en el dormitorio y sonreí al ver mi rinconcito, exactamente como lo había dejado. Era casi del tamaño de todo el piso de Theo. Cuando llegué al armario, cerr&
Pulsé el botón del coche, poniendo fin a la llamada. Apenas tenía tiempo para pensar. Y Hades quería golpearme con el mundo literalmente derrumbándose sobre mi cabeza. No podía caer en sus brazos por mi decepción con Theo. Ya no quería ser esa persona que lo solucionaba todo con sexo, follando hasta correrse una y otra vez para luego volver a ponerme la ropa y sentirme igual: vacía y triste. Los orgasmos no curaban la tristeza. Sólo daban placer y relajaban el cuerpo. Los jacuzzis y los hidromasajes también relajaban. Y los dulces eran tan placenteros como correrse. No es que fuera a convertirme en una santa sólo por haberme acostado con Theo. Pero también sabía que acostarse con alguien sin sentir amor podría ser difícil después de saber lo que era tocar y ser tocada por alguien cuyo corazón latía al mismo ritmo que el mío.Me toqu&eacut
- I... No puedo. - Sacudí la cabeza, aturdida.- Desde que te vi por primera vez, he querido hacer esto. - Sonrió, satisfecho.Le di la espalda y caminé hacia mi coche. Hades me siguió:- Tú también lo querías... O no me habrías pedido el beso.- Si te dijera que no quería, ¿me creerías?- Me reí.Me reí:- No quería.Entré en el coche, cerré la puerta y salí del aparcamiento dando marcha atrás. Hades estaba de pie con los brazos cruzados y una media sonrisa maliciosa en los labios.Puse música a todo volumen, "Words don't come easy", que, según mi padre, formaba parte de su historia con mi madre. Aunque mi ritmo favorito era el dance y la música electrónica, esa canción me gustaba especialmente, seguramente porque formaba parte de su pasado. Y me encantaba todo
- No parece que me hayas echado de menos. - Lo miré mientras enderezaba la moto, contenta de que hubiera vuelto.- ¿Dónde estabas?- No te debo ninguna satisfacción. Pero para confundirte aún más, te daré la oportunidad de adivinar: ¿crees que me acostaba con Robin o con Hades? ¿O tal vez con los dos a la vez?Me encogí de hombros y subí a la moto, sintiéndola bajo mi cuerpo, apoyando las manos en el manillar e imaginando ya la sensación de libertad que podría darme. Eso era lo que necesitaba: rodar a más de 100 kilómetros por hora, acelerando cada vez más, tal vez jugando con la vida y retándola a confesar cuánto tiempo iba a durar todo esto...- No sé cómo enfrentarme a esto... - Theo se detuvo a mi lado, con las manos en los bolsillos.- ¿Con el hecho de que me acuesto con todo el mundo? - preg
Y olvidaría el hecho de que una vez había besado a Hades Romaniz.Debería haber confiado en Theo. Pero no podía. Tenía que anteponer su seguridad. Todavía tenía un plan, aunque arriesgado. Y podría tener que ponerlo en práctica. Y si iba a funcionar, nadie tenía que saberlo. Era mío, sólo mío y de nadie más. No trataba con aficionados. Y aprendería a no serlo tampoco.La boca de Theo bajó por mi cuello, donde me besó suavemente, marcando con la punta de la lengua cada centímetro que exploraba. Luego subió hasta la zona detrás de mi oreja, sabiendo lo mucho que me gustaba. Gemí cuando sus manos rodearon mis dos pechos al mismo tiempo, apretándolos.Theo me soltó y se quitó los pantalones, tirando de mí hacia él mientras me arrancaba los míos, haciendo que el botón salier
No podía decirle la verdad a Theo porque nunca aceptaría ceder al chantaje de Daltro Hernández. Y se convertiría en una guerra interminable. Y lo único que los Casanova no podían hacer en ese momento era meterse en una pelea con gente sin escrúpulos capaz de cualquier cosa, como Daltro y Anya Hernández.- No puedo... - Bajé la mirada.- Así que admites que me ocultas algo.- Sí, pero no puedo decírtelo, Theo. Solo te pido que confíes en mí.Theo me cogió por la cintura y se apartó de mí. Empezó a ponerse la ropa rápidamente.- ¿Dónde... ¿Adónde vas? - pregunté, confusa, desnuda en la moto.- No vuelvas a hablarme hasta que estés dispuesto a decir la verdad. No podemos empezar una relación basada en mentiras.- No te he engañado.- ¿C&o