Me desperté al sentir las manos de Theo en mi cara. Estaba tumbada en la cama, con la cabeza sobre el colchón y tres almohadas bajo las piernas, elevándolas.
- ¿Cómo te encuentras? - preguntó Theo con ternura.
- Bien... - mentí, todavía un poco mareada. - Tenemos que irnos... - Intenté levantarme.
Theo me detuvo:
- Vamos a esperar unos minutos más hasta que te hayas recuperado. Te has desmayado.
- Nunca me he desmayado en mi vida. - dije, aturdida.
- Estabas muy nerviosa.
- Theo... - Sentí que las lágrimas me inundaban la cara. - ¿Qué le pasa?
- No lo sé, cariño. No pude llamarlo porque caíste inconsciente en mis brazos. Te traeré un vaso de agua. Quédate en esta posición un poco más.
Esperé, mirando mi propia cara en el techo de espejos. Esperaba que todo fuera un sue&
Terminé la llamada y seguí mirando el reloj cada pocos minutos, con la sensación de que no pasaba el tiempo, mientras mil cosas pasaban por mi cabeza: el chantaje de Hernández, el embarazo de Málica, la prórroga del Simplicity... Y en medio de todo esto, la enfermedad de Heitor, que aún no sabía muy bien qué era.Me dejaron delante del edificio de Theo, que llegó en moto con el taxi. Me subí a la moto con él y nos dirigimos al aparcamiento privado, luego al ascensor. Mientras no estábamos allí, le conté mi conversación con Ben y lo preocupada que estaba.- Sea lo que sea, está en las primeras fases. Nuestro padre va al médico con regularidad y debería tener todos los controles al día.En cuanto Theo abrió la puerta del piso, vimos a Málica tumbada en el sofá del salón, viendo la televisión.
En cuanto Theo y yo llegamos al hospital, nos dirigieron inmediatamente a la tercera planta. Ya había amanecido y estábamos muy nerviosos. Cuando llegamos a Recepción, aún íbamos cogidos de la mano. Encontramos a Babi sentada en uno de los sofás de color beige claro, junto a Anon y Ben, que estaban a ambos lados de ella. En cuanto nos vio, se levantó y sus ojos se dirigieron directamente a nuestras manos.Inmediatamente solté la mano de Theo, estupefacta. No me había quedado claro si ella y Heitor habían consentido o no.Antes de que Theo y yo pudiéramos llegar hasta ella, Babi nos hizo una señal con la mano para que nos detuviéramos mientras caminaba lentamente hacia nosotros. Nunca la había visto tan pálida y físicamente destruida como en aquel momento. Incluso sus ojos parecían haber perdido el brillo y se habían teñido de un color roj
- ¿De qué estás hablando?- Que... Según lo que me dijo, la endometriosis puede dificultar el embarazo...- ¡María Lua, no creo que estés pensando en esto ahora!- Oíste lo que dijo nuestra mamá, ¿no?- Sí. Pero me preocupa más el estado de salud de nuestro padre.- ¿No te preocupa que pueda... ...quedarme embarazada? - Mi voz cambió, sin querer.- No, no me preocupa. - Me miró fijamente. - Si estuvieras embarazada, sería el hombre más feliz del mundo.- El tío ya te quiere. - Ben no se contuvo.- ¿No puedes tomarte nada en serio? - Le miré, atónita.- No es culpa mía si el nerviosismo me vuelve habladora y ansiosa. - Se puso en pie. - Anon me entiende. Y respeta mi forma de ser.- Nuestro padre está en el hospital. ¡Y es grave! - Dijo Theo.-
- Necesito que vuelvas a North Noriah y te hagas cargo de North B. Nadie puede hacer eso excepto tú, y lo sabes. Yo tampoco le confiaría mi empresa a nadie más.- "Sí, me haré cargo de Norte B, papá", confirmé, sin pensármelo dos veces.Volvería de un modo u otro. Nunca me quedaría en otro país sabiendo que él y mi madre me necesitaban. Volvería para asumir mi papel en North B. y fulminaría a cualquiera que se atreviera a mirarme de un modo que me criticara o se burlara de mí. Y si oía algún comentario desagradable sobre algo que tuviera que ver con mi nombre, lo despediría sin más explicaciones.No estaba segura de lo que haría Theo. Pero yo no volvería a Simplicidad, ni a vivir en Noriah Sur. Y esperaba que Theo tomara la misma decisión, ya que Heitor y Babi eran lo más importante que teníamos.<
- Tal vez tengas razón, sol. Pero necesito pensarlo. Es una decisión complicada... En un momento complicado. Me lo he jugado todo a expandir Simplicidad. Y la posibilidad de dejarlo todo atrás no me hace sentir muy cómodo, aunque sé que estar lejos de mamá y papá con todo lo que está pasando es prácticamente imposible.- Lo entiendo, Theo. Pero sigue siendo una decisión que hay que tomar pronto. Por muy confiado que esté papá, sabemos que todo esto podría llevar un tiempo.- Sí, tienes razón.- Quiero volver a Noriah del Sur hoy y recoger mis cosas.- ¿Otro viaje en menos de 24 horas? No necesitamos hacer eso, rayo de sol. Podemos quedarnos aquí unos días y volver descansados después.- Big Cat está solo. No puedo dejarlo encerrado en un piso.- Pero le pediste a Madalena que se encargara de todo.
Sonreí a pesar de todo el dolor que sentía en ese momento:- ¡Hola, superviviente!- No es un... ¿Sueño?- No es un sueño... Estoy aquí, a tu lado -le aseguré, apretándole un poco los dedos-. - Pero no te resistas, por favor. No tienes que decir nada.Su respiración era débil y a veces parecía que estaba haciendo un gran esfuerzo para inhalar el aire por sí mismo. Mis dos manos rodearon las suyas y le dije:- Definitivamente voy a volver a Noriah North. Pues recupérate pronto. No me harás venir todos los días a este hospital, ¿verdad? - Sonreí juguetonamente, secándome las insistentes lágrimas que rodaban por mis mejillas.Tras una breve sonrisa, con dificultad, noté que una lágrima solitaria rodaba por su mejilla:- Gracias... Por venir.- Eres muy, muy importante para m&iacut
Antes de que pudiera reaccionar, Theo pulsó el botón y cerró la puerta del ascensor; sus ojos llenos de odio se clavaron en los míos hasta que se cerró por completo y empezó a descender.Theo me giró hacia ella y no pude dejar de llorar:- ¡No sé qué coño me está pasando! - me quejé. - En la última semana he llorado casi más lágrimas que en toda mi vida.Theo me secó las lágrimas y me besó en los labios:- Tenemos muchos problemas en este momento. Espero que no te tomes sus palabras ofensivas como algo personal.- ¿Sabes qué es lo que más me duele de todo esto?- ¿El qué?- Mencionarme a mí y a... Nuestro padre. Lo encuentro... Repugnante... Me duele en el pecho, como una puñalada. Pero al mismo tiempo... Estamos los dos. E... ¿No sería casi l
Los dos estaban tan estupefactos como yo por mi comportamiento. Por supuesto que el vómito no fue intencionado. Pero el puto olor a palomitas estaba prácticamente en todo el piso. Y mezclado con la desfachatez de aquella mujer, era como una bomba atómica en mi estómago.Theo se acercó, preocupado:- Maria Lua... Estás... ¿Sientes algo? ¿Será por el viaje? ¿Has comido hoy?- "Saca a esta mujer de aquí, Theo", le pedí, dejando el jarrón sobre la mesita, insegura de qué hacer con él.- ¿Vas a echar a la madre de tu hijo? - Se enfrentó a él. - Eres el padre del niño que llevo dentro, Theo, y si me conoces algo del tiempo que hemos vivido juntos, deberías saber que no mentiría sobre algo tan serio como esto.Theo me miró, sin saber qué hacer. Respiré hondo, intentando recuperar el aliento