Los días posteriores fueron un poco diferentes para la muchacha, quien tenía que hacerse varios chequeos con el fin de que todo saliera bien, en eso también habían aprovechado para ir a ver varios apartamentos. Había una gran variedad de apartamentos, casi todos le gustaban, la verdad es que ella estaría bien en un lugar pequeño, con tal de estar junto a su hermano. Mario estaba muy emocionado mirando la que sería su habitación en caso de que la joven se decidiera por esa. —Todas son hermosas, pero me gustan estas, creo que será idónea, a Mario también le gusta. No puedo creer que podré vivir aquí, es un sitio agradable y hermoso. Me gusta mucho —expresó, estaba muy ilusionada con la idea de poder tener su propio lugar. Y Maximiliano podía ver eso en su mirada. —Muchas gracias por esto, Maximiliano. No sabes lo feliz que me siento, es mi propio sitio. —No te preocupes. En ese momento lo llamaron y tuvo que alejarse para contestar. Ella se quedó en su sitio, admirando la sala, to
Que pensara de esa manera le dolía un poco, sentía esa presión en su pecho y el corazón le latía con fuerza, amenazando con salirse de su pecho. —Yo que tú dejaría de pensar así —le aconsejó y besó su frente. —Buenas noches, Tina. —Descansa, precioso. Te quiero mucho.—Y yo más —le regaló una sonrisita antes de salir. ...Luca Ferrari había llegado a los Estados Unidos, había acordado verse con Maximiliano, quien tenía que decirle sobre un tema interesante. Había llegado temprano a la oficina ese día. Otros motivos por el que hizo aquel viaje tan largo era porque tenía que hacer negocios. —Maximiliano, que bueno verte otra vez. ¿Es tan urgente el asunto que no me lo pudiste decir por llamada? —quiso saber y él asintió. —Valentina no tarda en llegar, ella es mi asistente y la hermana de Mario. Esperemos un momento, podemos ir platicando de otros asuntos. —Bien, está bien. Empecemos. Los minutos fueron pasando y nada que aparecía Valentina. Él ya se estaba preocupando y es por
Valentina yo empezaba a sentir demasiado frío, y es que nadie me decía estar en un lugar inhóspito como esa y mucho menos pasar por una circunstancia tan horrible como esa. Solo deseaba que la pesadilla acabara y abrir los ojos y estar en casa, sana y a salvo.—Maximiliano... Por favor, ayúdame...Veinticuatro horas después, después me todo ese tiempo Valentina había abierto los ojos y se encontró en la habitación de un hospital. Se sentía un poco desorientada al encontrarse en esa recámara sin motivo alguno y de alguna manera eso la confundía, porque creyó que lo que había vivido solo fue parte de su cabeza y nada más. Pero había pasado. De pronto se puso a llorar cuando vio que Maximiliano fue la persona quién encontró en esa habitación y la abrazó con todas sus fuerzas, aferrándose a ese sujeto con todo lo que tenía, ahora mismo no quería volver a estar en aquella anterior habitación sola y en oscuridad cercana a esos tipos malos que la raptaron, solo para advertir que debía alej
Días después... La muchacha se encontraba en su habitación mientras no dejaba de mirar ese brazalete en la palma de su mano, tenía que deshacerse de ese objeto, ya no lo miraba igual. Pero, en lugar de eso, lo dejó en un cajón, dentro de esa mesita de noche. Ya no lo llevaría. Después del hospital había decidido venirse al piso de Maximiliano, junto a Mario, quien no quería dejarla sola. Ahora estaba a su lado, dormido. Ella ocupaba una habitación de huéspedes. Maximiliano, para estar allí, decidió quedarse trabajando desde el piso para estar pendiente de Valentina. Ese día Lucas Ferrari había acordado llegar para conversar con una muchacha sobre el tema de Mario y de algunas otras cosas que el involucraban de lleno. Aunque ya Maximiliano le había explicado que Luca Ferrari era un hombre que siempre buscaba lo mejor y tomaba decisiones sabías, ella no podía evitar sentirse nerviosa al respecto. Lo que le estaba comiendo la cabeza a Valentina, también era el hecho de que el padre de
Había sido bastante doloroso darse cuenta y ponerse al corriente de que Maximiliano sabía toda la verdad, no importa si dos días antes se había colocado al tanto, de todas maneras no había sido lo suficientemente valiente, como para de de decirle que ya lo sabía. Valentina había estado molesta los primeros días y así pasó incluso casi dos meses, pero llegó el momento en el que ambos pudieron encontrar al momento adecuado para poder hablar sobre ese asunto y olvidar todo eso que ya tenía que quedarse en el pasado, ya no se podía hacer nada para cambiar lo que se desencadenó. Sin embargo las cosas con el padre de Maximiliano no cambiaron en absoluto. A la joven de costaba demasiado mirar al padre de Maximiliano de otra forma que no fuera como la de una persona señalando a alguien más por un hecho así, algo tan atroz como atropellar a una persona y luego dejar a a la víctima tirada como si fuera una basura. Desde ese día en que maximiliano le confesó todo a la muchacha sobre el pasado
Maximiliano, quien acababa de dar una rueda de prensa en donde estuvieron casi veinte periodistas haciendo preguntas por doquier y sin parar, algunas incómodas y otras que verdaderamente lo hacían enfadar un poco. La realidad es que ellos estaban allí para preguntar por su trabajo y no por su vida privada, pero siempre que podían, había alguien que cuestionaba sobre su vida amorosa, y eso era algo que no le agradaba en absoluto, no era problema de nadie si estaba soltero o no, era su decisión continuar así o decidir tener un compromiso.—Ya estoy cansado de lo mismo, eh —le dijo a su amigo mientras estaba hablando con él a través de una llamada. Ahora mismo el hombre se encontraba en su despacho luego de haber dado esa rueda de prensa, lo que lo dejó un poco molesto—. No es asunto de nadie si estoy en una relación o no, es lo que más me enfada. Que siempre hagan ese tipo de preguntas cuando la rueda de prensa se trata sobre el trabajo y no sobre mi vida privada, es algo que ya no tole
Todavía en ese momento su secretaria seguía al otro lado de la puerta y sacudió la cabeza, por un momento le había olvidado por completo e hizo una seña para que ella entrara finalmente la mujer abrió la puerta y avanzó hacia su escritorio, dejando sobre el mismo varios papeles, luego se quedó en pies antes de empezar a hablar. —Señor ya se ha confirmado la reunión y todos han dicho que vendrán, también tengo el horario que me pidió sobre el señor Fernando —añadió, la chica había sido siempre una trabajadora muy competente y todo lo que le pedía ella lo hacía, todo eso en cuanto al ámbito laboral. No podía quejarse de nada, porque la mujer en todo el tiempo que estaba allí había sido de gran ayuda y siempre hacía el trabajo que se le pedía, de manera que como ella no había encontrado una persona igual, ya que antes de Mariana, habían pasado por ese mismo puesto diferentes muchachas que no habían hecho su trabajo como siempre lo quería, era por eso que acababa estresado y despidiendo
Valentina se levantó temprano y preparó el desayuno, era la tercera mañana, y todavía no alejaba su rostro de su cabeza. De pronto se sintió estúpida por no dejar de pensar en ese chico, es que no tenía sentido, aún así seguía pensando a ese muchacho, tal vez porque no era posible olvidar lo que hizo por ella aquel día. Realmente le estaba muy agradecida. Era sábado y por ende, ya no tenía que ir a trabajar, eso también quería decir que podría pasar tiempo con su pequeño hermano, a quien le agradaba la idea bastante. Era un chico que estaba apegado a ella, y por eso amaba la llegada los fines de semana, porque sabía que su hermana pasaría tiempo con él, de verdad le gustaba mucho que ella estuviera con él. Valentina había tenido la idea de que fueran al parque, pero esa mañana no tenía muchas ganas de salir, así que decidió quedarse en casa. Pero siempre que miraba esos ojitos hermosos de Mario, entonces estaba ya cambiando de opinión. —¿Así que quieres muchísimo ir al parque, mi n