Karim
Madison está dormida, estamos boca abajo sobre la gran cama, está desnuda, la sábana le cubre hasta su trasero. Tiene los labios entreabiertos y…está roncando.
—¿Habibi? —acaricio su cabeza, mi sonrisa se expande recordando sus palabras anteriores, acomodo el mechón largo que atraviesa su rostro, entiendo entonces que ahora que quería hablar de todo…no sucederá por el momento. Me levanto, busco mi pijama y descalzo bajo a la cocina. Miro la hora en el reloj de pared a un lado del frigorífico, son las dos de la madrugada. Abro la puerta y busco algo de tomar, veo un botellón de cristal con jugo de arándano. Doy un trago largo y decido subir a la cama. El corazón baila de un lado hacia otro, teniendo la esperanza de que ella me diga que sí.
—Habibi…—susurro y niego con una sonrisa. El sue&ntild
Karim—¿Entonces? ¿Ha dicho algo a tu propuesta? —termino de masticar mi comida. Mi padre me observa detenidamente curioso, ansioso y algo…esperanzado.—Dijo que no. —corto un pedazo de carne.—¿Así nada más? —asiento cuando llevo comida a mi boca, puedo ver ansiedad pura. —Debe de creer que lo haces solo para complacerme. Tu madre ha pasado esa línea, ¿Cómo puede ir a amenazarla y chantajearla para alejarse de ti? —me tenso el solo recordar lo que ha hecho. Es imperdonable.Doy un sorbo a mi copa de agua.—Lo que hizo mi madre no lo voy a dejar así, sé que no la detiene el que la haya vetado de mi empresa, ni que Madison y su hermana se negaran aceptar el dinero, sé que irá más allá…—Tienes que proteger a Madison y a su hermana, tu madre es
MadisonEstoy sentada contra el respaldo de mi cama, mis piernas contra mi pecho, mi barbilla recargada en mis rodillas mirando desde aquí el adonis griego que duerme plácidamente en mi cama. Luce tan…tan…tan relajado, tan joven…suelto un suspiro. ¿Qué es lo que pasa conmigo?Después de colgar la llamada anoche, bajé de mi cama con mi trasero cuando de la nada le había propuesto venir al departamento, recogí mi habitación a velocidad de rayo, ropa por aquí, toalla por allá, aunque no tenía una habitación enorme con vistas hermosas a un gran jardín como el suyo, tenía lo que necesitaba. Había cambiado toda la ropa de mi cama, y arreglado todo. Finalmente, el timbre cobró vida, como una adolescente comencé a sudar de los nervios, por primera vez había invitado a un hombre a casa, aunque es
MadisonHemos llegado cinco minutos tarde a la oficina, ya estoy sentada en el lugar de siempre y ajusto en la agenda una comida de último momento con empresas Henderson.—Pide lo que quieras para comer juntos. —dice mientras mueve los papeles que tiene en sus manos.—Yo…—detengo mis palabras cuando su mirada se clava en la mía. —Comida japonesa.Karim sonríe.—Me gusta. —baja de nuevo la mirada a los papeles, revisa y murmura algo entre dientes, cierro la agenda y espero a que termine de revisarlos para regresar a mi lugar. —Aquí tienes.Extiendo la mano para agarrarlos y los aleja. Arqueo una ceja.—Tengo trabajo, señor Burj. —él suelta un suspiro.—Dime algo, ayer lo iba a preguntar…—me extiende los papeles y los acepto, lo pongo encima de la tableta y lo miro.
MadisonSe acerca a nosotros con fiereza. Me toma de sorpresa al tirar de mi brazo.—He preguntado que pasa aquí. —su mirada viaja desde su padre luego hacia mí.—Karim. —advierto. Tiro de mi brazo.—¿Qué es lo que estás pensando que te portas de esa manera? —su padre se pone entre su hijo y yo.—¿No puedo preguntar por que mi padre y mi prometida están hablando a solas en el estacionamiento subterráneo de mi empresa? —la forma en que enfrenta a su padre me da escalofríos, más cuando entiendo a qué se refiere.—Karim, solo me ha acompañado a mi auto. —defiendo a su padre, pero parece ser que soy ignorada mientras ellos hacen una batalla de miradas.—No puedo creer lo que estás dando a entender. —se gira hacia mí y con una sonrisa nost&aa
MadisonEl dolor llega a mi de golpe, mi cuerpo pide que me mueva. Las imágenes de mi auto en llamas me hacen abrir mis ojos, miro borroso, el ruido de un pitido va y viene, cierro los ojos de nuevo, al abrirlos, la vista enfoca bien, es un cuarto, paredes blancas, huele a limpio, de nuevo el ruido de un pitido, el dolor se intensifica. Gruño en mi interior…mi cabeza va a explotar.—D-Duele... —maldigo entre dientes. Karim aparece a mi lado.—Por Allah, has despertado, Habibi. —escucho en su tono alivio, parece que tiene una venda alrededor de su cabeza y una bata azul.—Karim…—cierro los ojos al sentir el dolor más fuerte.—Tranquila, estoy bien Habibi. Llamaré a una enfermera, debe de haber pasado el efecto de la morfina. —se mueve hacia la salida, lo veo por completo, efectivamente tiene la bata azul y el vendaje alrededor de
Final de la primera temporada.Karim había quedado sorprendido con la calidez y el amor que le tenían a su padre, todo el pueblo había lamentado la muerte de Falah.Las calles se vistieron de luto, Karim había dejado Toronto ese mismo día y arregló el funeral con ayuda de la gente de confianza de su padre. Su cabeza había estado alerta todo el tiempo, había dejado a Madison en su casa junto con Giorgia, la hermana y había contratado más escoltas para su seguridad, aún en la distancia tenía el temor de que volvieran atentar contra ella, así que, durante la ausencia de él, trabajarían ambas desde su casa. Todo el día estaban monitoreadas, tenían de ayuda a su ama de llaves quien servía desde hace años para él. Karim descubrió que su padre había tenido varios atentados durante el a
Comienzo de la segunda temporada:Karim Burj ha pasado por uno de los peores momentos de su vida, la pérdida de su padre en un atentado. Después de su regreso de Abu Dabi, carga aún con sus secretos y un pasado, un pasado que está regresando para darle respuestas a tantas preguntas que no lo dejan dormir y una de las causas de sus ataques de pánico y ansiedad. Debido a los últimos acontecimientos, decide cortar de tajo toda relación con su asistente personal, llegando a la conclusión que sus enemigos han descubierto su punto más vulnerable:La señorita... Madison Green.***MadisonTirito del frío, estoy esperando a que Karim baje de su avión privado, sé qué podría gustarle este gesto, han pasado semanas desde que se ha marchado a Abu Dabi, por teléfono solo hablamos lo necesario y
MadisonMi llanto cesa, me siento una tonta, intento separarme, pero Karim ejerce más fuerza.—Creo que es mejor que me retire. Yo solo…yo…—balbuceo, Karim se separa un poco, baja su mirada hacia mí, atrapa mi rostro con sus dos manos, me mira detenidamente, puedo ver que se debate. Estoy a punto de hablar, pero él presiona suavemente con un dedo mis labios para que no hable.—Tenemos que hablar. —esas dos palabras me alertan, la frialdad con la que me mira me da un escalofrío.Me separo de él, Karim pone distancia entre los dos, me ofrece que tome lugar en un sillón. Lo hago, esperando a que hable, se acerca al mueble de las bebidas y se sirve.—¿De que es lo que quieres hablar? —mi ansiedad crece. Karim toma un largo trago, luego se gira hacia mí en silencio y en el mismo lugar.—Lo que tuvimos&hell