“No dolerá para siempre, aunque parezca que si”—Fredy Jiménez 15 de marzoLos segundos pasaban como horas cargando ladrillos pesados en pleno desierto al mediodía. Las horas parecían siglos en aquella acalorada oscuridad, pero eso no era lo importante en este momento; lo realmente tortuoso era estar colgada en aquellas cadenas que ya habían dormido mis manos. Tenía marcas en el lugar exacto donde estas me sujetaban. Podía sentir el ardor y la sangre correr por mi antebrazo en cada respiración, mi garganta estaba totalmente seca suplicante de una pequeña gota de agua y mis labios estaban cuarteados por la deshidratación que comenzaba a apoderarse de mí. La falta de alimentos ya me tenía totalmente debilitada por lo que deje caer todo el peso de mi cuerpo en mis muñecas.Sentía asco y vergüenza de mí y más aún por qué hacía unas horas no había logrado resistirme más y me había hecho pis encima empapando mis muslos del tibio líquido; así como también había defecado cubr
“Esa es mi próxima cicatriz”, pensé cuando te acercabas a mí.”—Benjamín Griss16 de marzoMax:—¡Qué carajo Lissette! — le grité espantándola —Me estás diciendo que Julia lleva 5 días desaparecida y el imbécil de tu hermano no lo has visto desde entonces — reafirme lo que ya conocía mientras ella negaba con la cabeza lentamente —¡Qué carajos! ¡Qué carajos! —tomé con rabia un florero y lo lancé contra la pared obteniendo un gritillo por parte de la gemela—Cálmate un poco— camino hacia mi y colocó una de sus manos en mi hombro mientras yo pasaba las mías por mi cabello con frustración y le lanzaba la más dudosa de las miradas—¿Cómo me pides que me calme?. Lleva 5 putos días desaparecida y todo es tu m*****a culpa— bufé con enojo apuntándola y ella en respuesta bajo la cabeza apenada —la he buscado por todos lados— hice un breve silencio dejándome caer en una de las caras butacas ocultando mi rostro entre mis manos —he contratado más de 50 hombres, equipo de inteligencia de última gene
“Todo menos volver a apagarme”—Ariel Ruiz 20 de marzoMi cuerpo estaba al borde del colapso total, me dolía cada centímetro del mismo pero ya la espalda no era la base de ese dolor.No sé con exactitud qué tiempo había pasado pero mis heridas parecían a ver sanado aunque sentía una insufrible picazón en ellas. Lo que verdaderamente me perturbaba era el latido de mi entrepierna, era un ardor como si me hubiesen prendido fuego en mi sexo.Abrí lentamente los ojos notando que aún me encontraba en aquella asquerosa habitación sumida en la habitual oscuridad que la reinaba. Me estiré como pude y me senté en la vieja cama dejando que una pequeña sábana que me cubría cayera al suelo notando que estaba completamente desnuda y entonces fue cuando un recuerdo vino a mi mente; uno un tanto perturbador …Flashback…Podía sentir sus labios en mi piel, me recorría cada centímetro de mí, comenzó dejando un beso cargado de deseo en mis labios, luego continuo por mi cuello dejando lamidas
“Cuando abres el baúl de los recuerdos para sacudirlos, son los recuerdos los que terminan sacudiéndote a ti.” —Claudia Marcela Palacios Bueno 21 de marzo Max: Llevo días sin dormir y no recuerdo con exactitud cuándo fue la última vez que comí alguna cosa. Estos días los he atravesado técnicamente a café y cigarrillos. Mi mente solo podía recrear una y otra vez los días que hemos pasado juntos. Aquella tarde en el centro comercial cuando caminábamos de una tienda a otra o ese brillo en sus ojos cuando distinguió aquella pequeña esfera de cristal como si observara el más esplendido de los tesoros. —¿Qué m****a pasa contigo?— preguntó mi conciencia haciéndome cuestionarme mis pensamientos. Pero a decir verdad por mucho que me excitaba recordarla con las manos empapadas en sangre besándome mientras me desvestía, extrañaba más verla sonreír mientras me contaba lo que creía de esas tontas películas que me obligaba a ver. —¿Te estás enamorando?— cuestionó mi conciencia mientras yo e
“Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no haz amado.”—William Shakespeare.Max:—¿A dónde vas?— la voz de Lissette me sacó de mis pensamientos.Sus palabras me regresaron a la realidad dejándome notar que ya no estaba en la sala sino que ahora me encontraba llegando al porche de la casa. Aquella llamada me había descolocado del todo; no podía entender como ella estaba viva, peor aún también estaba aquí y era la responsable del secuestro de Julia.Conozco a Ann se que es capaz de torturar a Julia antes de matarla por qué ese es su objetivo final, asesinarla sin remordimiento de la manera más sádica posible.—¿Max?— volvió a llamarme la gemela tocándome por el hombro— ¿A dónde vas? ¿Quién te llamo que te dejo así?— cuestionó preocupada—Ya sé quién tiene a Julia pero necesito… necesito rastrear la llamada— terminé entre tartamudeos con la vista perdida en la calle; aún no creía todo lo que estaba pasandoLa escuche decir algo pero no estoy seguro de que fue l
“Cuantas cosas perdemos por miedo a perder”—P. Coelho.22 de marzo 2:12 AMMax:Una hora después habíamos llegado al lugar que el GPS nos había indicado. Llevábamos un revolver y una navaja cada uno con algunas balas. Estábamos en un antiguo almacén de contenedores que al parecer hacia mucho no eran utilizados puesto que la vigilancia era nula y el tránsito por aquel lugar aún más escaso y menos a estas horas de la madrugada.Todo lo contrario lo era un contenedor en particular que poseía dos hombres robustos en su entrada. Uno de ellos reía a carcajadas de algo que el otro le decía mientras fumaba un cigarrillo.Nosotros nos manteníamos vigilantes tras otro de los contenedores, como un depredador que asecha a su víctima.—Es ahí— dijo Mateo señalando lo obvio junto a mí mientras intercalaba su vista del móvil al viejo contenedor— la señal aún sigue trasmitiendo— añadió con cierto grado de preocupación en su tono.—Pienso igual— le dije consiguiendo que nuestras miradas
“Un instante de insensatez puede ser nuestro momento más hermoso”—Óscar Wilde.Julia:Me aferraba a la voz de Max como clavo ardiendo, dentro de tanta oscuridad él era un sol naciente que resplandecía para iluminar mi camino aunque no creo tener un camino que transitar. —Ahora lo ves todo negro pero recuerda que la esperanza es lo último que se pierde mi reina— me alentó esa vocecita interior que todos tenemos o al menos eso espero por qué de lo contrario sería confirmar que me he vuelto loca.Sentí pasos en el pasillo e intenté sentarme pero fue inútil aún me mantenían atada y mi garganta dolía de lo seca que estaba. Mi estómago exigía una gota de agua o un bocado de cualquier cosa que fuese comestible pero eso solo sería demasiada buena suerte cosa que en este lugar no existía.La luz se prendió haciéndome parpadear par de veces y acto seguido la puerta se abrió dejándome ver a Leonardo y Anderson que hablaban entre ellos muy animadamente.—Se cree que somos idiotas—dijo el gemel
"Llegará un momento donde creas que todo a terminado. Ese será el principio"—EpicuroJulia:Grité con todas mis fuerzas para que se fuera, que me dejara en aquel inmune lugar, que todo era una trampa, que Ann estaba aquí escondida en alguna oscura esquina; pero no me escucho.Quizás se deba al hecho de que tenerlo aquí me había dejado sin palabras o que mi deficiente alimentación me estaba cobrando factura dejándome completamente sin energía.—Max…— mi voz salió casi irreconocible —¡Vete de…— no pude terminar de hablar debido que una de las manos de Leonardo llegó hasta mi boca cubriéndola.Sentí como un pedazo de tela separaba su mano de mi piel cubriéndome parte de la nariz y mis labios. De repente el ambiente comenzó a oler a alcohol pero muy fuerte como si hubiesen derramado varios barriles del mismo muy cerca de mí.Max no se tomó muy bien ese brusco movimiento del gemelo y se lanzó a por el dándole un fuerte puñetazo que lo hizo retroceder algunos pasos alejándose de mí y dejan