"Llegará un momento donde creas que todo a terminado. Ese será el principio"—EpicuroJulia:Grité con todas mis fuerzas para que se fuera, que me dejara en aquel inmune lugar, que todo era una trampa, que Ann estaba aquí escondida en alguna oscura esquina; pero no me escucho.Quizás se deba al hecho de que tenerlo aquí me había dejado sin palabras o que mi deficiente alimentación me estaba cobrando factura dejándome completamente sin energía.—Max…— mi voz salió casi irreconocible —¡Vete de…— no pude terminar de hablar debido que una de las manos de Leonardo llegó hasta mi boca cubriéndola.Sentí como un pedazo de tela separaba su mano de mi piel cubriéndome parte de la nariz y mis labios. De repente el ambiente comenzó a oler a alcohol pero muy fuerte como si hubiesen derramado varios barriles del mismo muy cerca de mí.Max no se tomó muy bien ese brusco movimiento del gemelo y se lanzó a por el dándole un fuerte puñetazo que lo hizo retroceder algunos pasos alejándose de mí y dejan
“El engaño es un arte en manos del ilusionista correcto”—Anónimo.Max:Mientras la besaba coloque una de mis manos en su cintura y aplicando un poco de fuerza la gire para quedar de frente a Mateo, quien me lanzó una mirada aprobatoria, no tanto así los ojos de Julia que se abrieron dejándome ver la decepción en ellos antes que se volviera a dormir. Pero mi prioridad ahora era sacarla de aquí, asique regresé la vista a mí amigo y entonces sin necesidad de decir nada el juego se volteó a nuestro favor. El trigueño en un rápido movimiento le quito una de las armas a un matón y en 0,005 milisegundos ya le había acertado un tiro mortal a ambos. Los disparos avisaron a Ann quien corto el beso al instante para darse la vuelta pero ya era muy tarde. Mi otra mano sujetaba su arma y le apuntaba en la cien mientras que la de Mateo también le apuntaba.Entonces ella comenzó a reírse, la conocía no era fingida, ella realmente disfrutaba el momento.—Creo que me has vencido—comenzó a hablar en
“La paciencia es agria pero el fruto es dulce”.—AristótelesMax:Todos tenemos defectos en esta vida, algunos más perversos que otros, la mayoría pasa su vida sin descubrirlos o sin querer abrir los ojos antes lo evidente que puede llegar a ser. Yo en cambio siempre he tenido muy en claro los míos, soy un psicópata enamorado perdidamente de ella y odio con todo mi corazón esperar por horas en la sala de un hospital.Supongo que el causante del segundo se debe en gran medida al primero. Ser un niño de 5 años al que llevaban constantemente al psiquiatra y esperaba por más de una horas al día todos los días debe dejar algún que otro trauma.Pero eme aquí esperando hace más de 1 horas y media por que algún estúpido medico aparezca por esa puerta a darme noticias de Julia. Los policías me habían interrogado pero entre Mateo, Lissette y yo le explicamos todo lo sucedido y después de algunas firmas se habían marchado dejando a uno de los oficiales a la espera de noticias de mi chica.Pero a
“El amor siempre será el juego más complicado de todos, porque si falla uno pierden los dos”—Eva Muñoz (Lascivia)Max:Tres días, Julia llevaba acostada en esta cama tres días. Ni siquiera se inmutaba a los pinchazos o las exhaustivas curas que le hacían a diario. Dolía verla así, como si estuviera muerta o fuera una muñeca que dejas a un lado por qué te aburres de jugar con ella.Su cuerpo se mantenía helado la mayoría del tiempo exceptuando cuando tenía temblores por las altas fiebres que le daban. Recuerdo la primera fiebre que le dio, yo estaba ahí; como las últimas 48 horas desde que entre a esta habitación.Sujetaba su mano intentando transferirle mi vitalidad, mis deseos de verla despertar. La observaba en silencio aprovechándome de la soledad para darme la oportunidad de derramar algunas lágrimas cuando su mano comenzó a moverse llenándome de esperanza, la cual fue absorbida por el miedo cuando aquellos movimientos se volvieron más bruscos e intensos. Ya no solo fue su mano e
“Siempre hay que mantener viva la esperanza, aunque el camino sea difícil y las tormentas nos obliguen a parar.”—Anónimo 26 de marzo 3:45AMMax:Me recliné en el incómodo butacón intentando estirar mi espalda y mirando el techo por unos segundos con frustración pero sin soltarle la mano. Llevaba horas sin beber algún líquido y ya mi garganta comenzaba a protestar. La miré unos segundos más como si le estuviera pidiendo permiso para salir de la habitación y dejando un suave beso en el dorso de su mano me puse de pie.El plan era ir a la maquina expendedora que se encontraba en el pasillo del área de espera a por una botella de agua y volver a su lado; digo era por qué en cuanto crucé el pasillo observe a la rubia completamente dormida en una de las sillas metálicas que habían. Me acerque para asegurarme que era ella en el momento exacto que su cabeza se resbaló del espaldar dándose un tremendo golpe con la silla contigua y soltando un chillido de dolor. Tu ve qu
“No todos los deseos se cumplen…” 11:45 AM Max:Después de casi dos horas revisándola finalmente el doctor que atendía el caso de Julia llegó hasta nosotros con expresión seria.—Les voy a ser muy sincero—empezó y puedo asegurar que las palabras que saldrían a continuación de su boca no me gustarían para nada—la Señorita Fernández no se movió o al menos no voluntariamente— agregó y yo fruncí el ceño sin poder entenderlo del todo cosa que no paso percibida por él—debido a que suprimimos los sedantes que la mantenían en un sueño profundo ahora su cuerpo es quien, por así decirlo, la mantiene en una especie de trance, como si se mantuviera en un coma provocado por su sub-consciente. Pequeños movimientos como los de hoy puede que se vuelvan normales o un poco más frecuentes hasta que despierte del todo.—¿Cuánto tiempo puede estar así?—pregunté preocupado—Digamos que sus dos personalidades tienen una batalla interna y debido a eso su cerebro se desconectó temp
“No sé dónde ni cuándo, pero volveremos a vernos aunque sea en tus más perversos sueños.” 28 de marzo Max:Las horas pasaban relativamente rápido pero para ella parecía que nada cambiaba. Seguí perdida en su sub-consiente y yo comenzaba a desesperarme.Eran cerca de las 8:30 de la mañana cuando el doctor Corrales entró en la habitación seguido de la enfermera de turno. Ambos me saludaron por cortesía y pidiéndonos a Lissette y a mí que saliéramos de la habitación comenzaron a examinarla como de costumbre. Aunque no logro entender del todo por qué no nos dejan permanecer con ella, pero preferí no preguntar e ir a las bancas del área de espera.Ayer fue lo mismo, seguíamos cuidando de ella mientras nos consumíamos en la angustia y desesperación. Era agobiante verla en ese estado sin poder hacer nada. Lo único notable ayer fue que nos informaron que estaba asimilando a la perfección los antidepresivos y que eso era una buena señal teniendo en cuenta lo dañado que ha
“Donde el alma vibra, ahí es.”—Joel Montero.Max:Mis ojos se mantenían muy abiertos, expectantes, incrédulos a tal punto que se negaban a parpadear por temor a que lo que observaban solo fuera producto de mi imaginación o simplemente mi mente jugándome una muy mala pasada. Pero no era así, lo supe en el momento que los ojos de la rubia se posaban en ella abriéndolos como botones o más específicamente cuando de su boca salió un chillido ensordecedor que aumentaba las punzadas de mi cabeza. Pero para mí todo pareció detenerse, todo iba en cámara lenta con excepción de mi corazón que parecía un caballo desbocado al final de una carrera.Julia en cambio tenía una mirada dudosa, sus ojos recorrieron toda la habitación cuidadosamente y yo tuve que contenerme las ganas de correr hacía ella y besarla por qué si no me recordaba que sentido tenía agobiarla por solo unas horas más.Pero sus ojos color esmeralda llegaron a mí, su mirada sostuvo la mía y pude ver el esbozo de una sonrisa en sus l