Capítulo 44 SEGUNDA PARTE
“Donde el alma vibra, ahí es.”

—Joel Montero.

Max:

Mis ojos se mantenían muy abiertos, expectantes, incrédulos a tal punto que se negaban a parpadear por temor a que lo que observaban solo fuera producto de mi imaginación o simplemente mi mente jugándome una muy mala pasada. Pero no era así, lo supe en el momento que los ojos de la rubia se posaban en ella abriéndolos como botones o más específicamente cuando de su boca salió un chillido ensordecedor que aumentaba las punzadas de mi cabeza. Pero para mí todo pareció detenerse, todo iba en cámara lenta con excepción de mi corazón que parecía un caballo desbocado al final de una carrera.

Julia en cambio tenía una mirada dudosa, sus ojos recorrieron toda la habitación cuidadosamente y yo tuve que contenerme las ganas de correr hacía ella y besarla por qué si no me recordaba que sentido tenía agobiarla por solo unas horas más.

Pero sus ojos color esmeralda llegaron a mí, su mirada sostuvo la mía y pude ver el esbozo de una sonrisa en sus l
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