“Cuando abres el baúl de los recuerdos para sacudirlos, son los recuerdos los que terminan sacudiéndote a ti.” —Claudia Marcela Palacios Bueno 21 de marzo Max: Llevo días sin dormir y no recuerdo con exactitud cuándo fue la última vez que comí alguna cosa. Estos días los he atravesado técnicamente a café y cigarrillos. Mi mente solo podía recrear una y otra vez los días que hemos pasado juntos. Aquella tarde en el centro comercial cuando caminábamos de una tienda a otra o ese brillo en sus ojos cuando distinguió aquella pequeña esfera de cristal como si observara el más esplendido de los tesoros. —¿Qué m****a pasa contigo?— preguntó mi conciencia haciéndome cuestionarme mis pensamientos. Pero a decir verdad por mucho que me excitaba recordarla con las manos empapadas en sangre besándome mientras me desvestía, extrañaba más verla sonreír mientras me contaba lo que creía de esas tontas películas que me obligaba a ver. —¿Te estás enamorando?— cuestionó mi conciencia mientras yo e
“Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no haz amado.”—William Shakespeare.Max:—¿A dónde vas?— la voz de Lissette me sacó de mis pensamientos.Sus palabras me regresaron a la realidad dejándome notar que ya no estaba en la sala sino que ahora me encontraba llegando al porche de la casa. Aquella llamada me había descolocado del todo; no podía entender como ella estaba viva, peor aún también estaba aquí y era la responsable del secuestro de Julia.Conozco a Ann se que es capaz de torturar a Julia antes de matarla por qué ese es su objetivo final, asesinarla sin remordimiento de la manera más sádica posible.—¿Max?— volvió a llamarme la gemela tocándome por el hombro— ¿A dónde vas? ¿Quién te llamo que te dejo así?— cuestionó preocupada—Ya sé quién tiene a Julia pero necesito… necesito rastrear la llamada— terminé entre tartamudeos con la vista perdida en la calle; aún no creía todo lo que estaba pasandoLa escuche decir algo pero no estoy seguro de que fue l
“Cuantas cosas perdemos por miedo a perder”—P. Coelho.22 de marzo 2:12 AMMax:Una hora después habíamos llegado al lugar que el GPS nos había indicado. Llevábamos un revolver y una navaja cada uno con algunas balas. Estábamos en un antiguo almacén de contenedores que al parecer hacia mucho no eran utilizados puesto que la vigilancia era nula y el tránsito por aquel lugar aún más escaso y menos a estas horas de la madrugada.Todo lo contrario lo era un contenedor en particular que poseía dos hombres robustos en su entrada. Uno de ellos reía a carcajadas de algo que el otro le decía mientras fumaba un cigarrillo.Nosotros nos manteníamos vigilantes tras otro de los contenedores, como un depredador que asecha a su víctima.—Es ahí— dijo Mateo señalando lo obvio junto a mí mientras intercalaba su vista del móvil al viejo contenedor— la señal aún sigue trasmitiendo— añadió con cierto grado de preocupación en su tono.—Pienso igual— le dije consiguiendo que nuestras miradas
“Un instante de insensatez puede ser nuestro momento más hermoso”—Óscar Wilde.Julia:Me aferraba a la voz de Max como clavo ardiendo, dentro de tanta oscuridad él era un sol naciente que resplandecía para iluminar mi camino aunque no creo tener un camino que transitar. —Ahora lo ves todo negro pero recuerda que la esperanza es lo último que se pierde mi reina— me alentó esa vocecita interior que todos tenemos o al menos eso espero por qué de lo contrario sería confirmar que me he vuelto loca.Sentí pasos en el pasillo e intenté sentarme pero fue inútil aún me mantenían atada y mi garganta dolía de lo seca que estaba. Mi estómago exigía una gota de agua o un bocado de cualquier cosa que fuese comestible pero eso solo sería demasiada buena suerte cosa que en este lugar no existía.La luz se prendió haciéndome parpadear par de veces y acto seguido la puerta se abrió dejándome ver a Leonardo y Anderson que hablaban entre ellos muy animadamente.—Se cree que somos idiotas—dijo el gemel
"Llegará un momento donde creas que todo a terminado. Ese será el principio"—EpicuroJulia:Grité con todas mis fuerzas para que se fuera, que me dejara en aquel inmune lugar, que todo era una trampa, que Ann estaba aquí escondida en alguna oscura esquina; pero no me escucho.Quizás se deba al hecho de que tenerlo aquí me había dejado sin palabras o que mi deficiente alimentación me estaba cobrando factura dejándome completamente sin energía.—Max…— mi voz salió casi irreconocible —¡Vete de…— no pude terminar de hablar debido que una de las manos de Leonardo llegó hasta mi boca cubriéndola.Sentí como un pedazo de tela separaba su mano de mi piel cubriéndome parte de la nariz y mis labios. De repente el ambiente comenzó a oler a alcohol pero muy fuerte como si hubiesen derramado varios barriles del mismo muy cerca de mí.Max no se tomó muy bien ese brusco movimiento del gemelo y se lanzó a por el dándole un fuerte puñetazo que lo hizo retroceder algunos pasos alejándose de mí y dejan
“El engaño es un arte en manos del ilusionista correcto”—Anónimo.Max:Mientras la besaba coloque una de mis manos en su cintura y aplicando un poco de fuerza la gire para quedar de frente a Mateo, quien me lanzó una mirada aprobatoria, no tanto así los ojos de Julia que se abrieron dejándome ver la decepción en ellos antes que se volviera a dormir. Pero mi prioridad ahora era sacarla de aquí, asique regresé la vista a mí amigo y entonces sin necesidad de decir nada el juego se volteó a nuestro favor. El trigueño en un rápido movimiento le quito una de las armas a un matón y en 0,005 milisegundos ya le había acertado un tiro mortal a ambos. Los disparos avisaron a Ann quien corto el beso al instante para darse la vuelta pero ya era muy tarde. Mi otra mano sujetaba su arma y le apuntaba en la cien mientras que la de Mateo también le apuntaba.Entonces ella comenzó a reírse, la conocía no era fingida, ella realmente disfrutaba el momento.—Creo que me has vencido—comenzó a hablar en
“La paciencia es agria pero el fruto es dulce”.—AristótelesMax:Todos tenemos defectos en esta vida, algunos más perversos que otros, la mayoría pasa su vida sin descubrirlos o sin querer abrir los ojos antes lo evidente que puede llegar a ser. Yo en cambio siempre he tenido muy en claro los míos, soy un psicópata enamorado perdidamente de ella y odio con todo mi corazón esperar por horas en la sala de un hospital.Supongo que el causante del segundo se debe en gran medida al primero. Ser un niño de 5 años al que llevaban constantemente al psiquiatra y esperaba por más de una horas al día todos los días debe dejar algún que otro trauma.Pero eme aquí esperando hace más de 1 horas y media por que algún estúpido medico aparezca por esa puerta a darme noticias de Julia. Los policías me habían interrogado pero entre Mateo, Lissette y yo le explicamos todo lo sucedido y después de algunas firmas se habían marchado dejando a uno de los oficiales a la espera de noticias de mi chica.Pero a
“El amor siempre será el juego más complicado de todos, porque si falla uno pierden los dos”—Eva Muñoz (Lascivia)Max:Tres días, Julia llevaba acostada en esta cama tres días. Ni siquiera se inmutaba a los pinchazos o las exhaustivas curas que le hacían a diario. Dolía verla así, como si estuviera muerta o fuera una muñeca que dejas a un lado por qué te aburres de jugar con ella.Su cuerpo se mantenía helado la mayoría del tiempo exceptuando cuando tenía temblores por las altas fiebres que le daban. Recuerdo la primera fiebre que le dio, yo estaba ahí; como las últimas 48 horas desde que entre a esta habitación.Sujetaba su mano intentando transferirle mi vitalidad, mis deseos de verla despertar. La observaba en silencio aprovechándome de la soledad para darme la oportunidad de derramar algunas lágrimas cuando su mano comenzó a moverse llenándome de esperanza, la cual fue absorbida por el miedo cuando aquellos movimientos se volvieron más bruscos e intensos. Ya no solo fue su mano e