Capítulo 01
Emiliano Santorini
La ciudad de Milán, metrópolis de Lombardía, una de las más famosa capitales de la moda y el diseño a nivel mundial me recibe cómo hijo ilustre una vez más.
Una ciudad en la cual vestir bien es más que un gusto, es casi una obligación. Multitud de boutiques de las firmas más importantes del sector; muchos diseñadores y casas de moda tienen su sede en esta cosmopolita ciudad.
Esta vez, me trae a esta ciudad, el deseo de Maria Eduarda de ver el trabajo de una joven diseñadora francesa que a su ojo, es una de las mejores del momento. Lastima que esté diseñando para una firma tan pequeña. En un imperio como el mío, esa mujer ya se habría llevado al bolsillo más de diez millones de dólares anualmente.
No tenía caso negarme, disfruto complacer a Duda como cariñosamente la llamo, así que aquí estoy en un evento abarrotado de prensa, y sorprendido por primer vez después de mucho tiempo de lo que vi en cuestión de diseño en este desfile.
Debería decir impresionado, cosa que no es nada fácil de lograr. Ser el dueño de la marca de ropa más famosa de la orbe me da cierto conocimiento del mercado, de los gustos, de lo que marcará tendencia y lo que no. Todo el mundo respeta mi juicio, saben que lo que toco se convierte en oro inmediatamente.
Tan pronto entro al salón para presenciar el cierre del desfile, todas las cámaras me apuntan. Los flashes me molestan, pero sigo avanzando protegiendo a mi acompañante. Las luces me ciegan por breves segundos, debido al resplandor tan luminoso de los reflectores sobre la pasarela, y entonces la veo.
Quedó impactado por las palabras del presentador que anuncia que la mujer que acaba de salir es la diseñadora y no una Top model más.
—¿Pero cuantos años tiene esa Ninfa? ¿Veinte?— me pregunto a mi mismo. No es posible que tanto talento y buen gusto estén contenidos en esa pequeña belleza de ojos negros.
Maria Eduarda a mi lado aprieta mi mano y cuando me volteo a mirarla me regala una sonrisa pícara.
—Es muy hermosa, ¿Verdad que si? — comenta Duda excitada— Sé que te impactaron demasiado sus diseños, lo vi en tu cara. Te quedaste con la boca abierta Emiliano, te conozco, pero ¿como no? si es absolutamente increíble su trabajo. Pero debo reconocer que jamás imagine que fuera tan joven y bonita.
—Es muy talentosa ciertamente—accedo porque así lo siento—Indudablemente tiene magia, pero sobre todo es una mujer extremadamente hermosa. Hacia mucho que el trabajo de un diseñador no me impresionaba. Una verdadera pena que esté con la competencia.
—¿Una pena que... qué? —. Maria Eduarda pregunta con una amplia sonrisa. —¡Por favor!— hace una mueca y me mira logrando que me ponga a reír— Emiliano Santorini, el Dios de la Moda en Europa no se detiene ante nada. Todo el mundo lo sabe. Hasta los que no te conocen han oído de ti, tu eres del tipo de hombre que arrasa con el mundo con tal de logra tus objetivos. Pobre de quien se entrometa en tu camino o no quiera darte lo que quieres.
—Duda, por Dios!— reprendo a mi hermana.—Cualquiera que te escuche diría que soy dictatorial, controlador y arrogante.
—Es que eres todas esas cosas Emi— se burla. — Pero también eres el hombre más guapo que he visto jamás , el más exitoso, el más cariñoso.
—Dices eso porque eres mi hermana menor Duda. Para ti soy casi un dios.
—No seas modesto Emiliano. Eres todo un Dios en un traje a la medida de un diseñador tan exitoso que cobra diez mil dólares por segundo.
—Por favor, vamos a sentarnos— le planto la mano en la espalda. Todo el mundo está enfocado en nosotros, hacia tiempo que no aparecíamos en público y aparecer aquí solo confirma lo que todo el mundo ya sospecha, que la diseñadora que expuso su trabajo esta noche será una Estrella.
—¡No!, ¿cómo crees?.
—Vamos a conocer a la diseñadora, por favor, vamos a presentarnos.
—No me necesitas a mi para presentarte Maria Eduarda. Eres tan dueña de el imperio Santi Dress como lo soy yo.
—Pero ciertamente no soy ni tan guapa ni tan famosa. A ti la gente de tan solo mirarte te reconoce. Además muero por ver el rostro de esa señorita cuando vea a semejante hombre. ¿Sabes una cosa? La apruebo como mi cuñada.
—No digas tonterías, ni siquiera conoces a esa mujer—reprendo su entusiasmo. Lo cierto es que ya yo me imagine cómo sería besar a esa diosa, tenerla rendida a mis pies, y me gustó lo que vi en mi mente.
No estoy hablando de amor, solo deseo.
La noche sigue avanzando y María Eduarda se impacienta cada vez más. La diseñadora Gina Renaux se pasea por nuestro alrededor saludando a los invitados, pero no repara en nosotros. Es como si para ella no existiéramos.
Me lleno de un sentimiento de impotencia, ardo de ganas por ir a tomarla de la mano y hacer que me mire a los ojos.
Para todos soy un dios, estoy acostumbrado a que me veneren, y esta mujer parece no saberlo.
Es como si no supiera que puedo catapultar su carrera en un segundo, y tres segundos más tarde puedo destruirla.
Sin poder un minuto más su indiferencia tomó a María Eduarda de la mano y salgo de allí.
Esa mujer ignora el problema en el que acaba de meterse. Soy Emiliano Santorini. Soy y seré uno de los hombres más ricos y famosos de nuestro sector, puedo tener a la modelo que quiera, a la más bella, a la más sensual.
Pero ahora quiero poseer a Gina Renaux, su falta de cortesía de esta noche será el error que la pondrá a mis pies. Para cuando termine con ella estará tan enamorada, que lamentará no haberme reconocido a tiempo.
Tengo las mejores cartas para ganar. Que comience el juego.
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Capítulo 02 Gina Renaux—Necesito que le subas más el tono de esa sombra. Que el ojo esté aún más ahumado— le digo al estilista. — Esos no son los accesorios de ese traje. Cámbialos rápido, Por favor— la asistente de vestuario se encarga velozmente de colocar los correctos. Camino al centro del enorme camerino, doy dos palmadas para llamar la atención— ¡Atención todos!, en cinco minutos estaremos en la pasarela. Todo tiene que salir perfecto, tal y como se ensayo. Este no es momento para errores ni improvisaciones — todos aplauden— Este es el quinto desfile de esta temporada, después de habernos presentado en New York, Londres, Tokio, Milán ; es el turno de mi ciudad natal, París . Po
Gina Renaux Volver a casa nunca es como lo esperas. Hay ocasiones que mi madre puede superarse así misma con su ridiculez. —Mamá son las 3:15 de la madrugada, estoy agotada— comenta Milenne mientras que mi madre saca más vestidos de su guardarropa para que se los pruebe. —Mañana podemos seguir con esto por favor—Yo estoy agotada y no soy modelo. No me imagino en qué condiciones esté mi pobre hermana. Pasó el día entre gimnasio y entrenamiento, para luego encerrarse en un camerino con un caos aterrador. Se que debe estar acostumbrada, pero el bullicio, la adrenalina y el escándalo en los momentos previos a un desfile causan un agotamiento mental gigante. Una vez que se apagan las luces y la adrenalina baja, queda una en tal estado que lo mejor que puede hacer es largarse a dormir lo más pronto posible. En nuestro caso no es ”posible” a menos que yo eche a Dora en este instante de la habitación que comparto con mi hermana mayor. — ¡Mamá se acabó por hoy!— digo decidida a sacarla— G
Capítulo 04Ginna RenauxPapá se une a nosotras saludando a Ana y acto seguido se nos acerca mi hermana menor. Laura tiene demasiada energía e ímpetu y es imposible que se esté quieta en algún lugar.— Tu esposo me acaba de escribir al celular para que lo acompañemos a la piscina— le informa mi padre a la dueña de la casa. Ana sonríe y entabla una animada conversación con él mientras caminamos en dirección al patio principal donde se encuentra la lujosa alberca. Esta casa siempre me gusto desde niña, es de las mejores residencias de los Grossin, sobre todo el patio de la piscina con sus camas balinesas blancas. Le dan un toque exótico.Solange se me acerca y papá entra al patio en compañia de Ana. Mi madre de la mano de Milenne y de Laura le siguen. Cerrando el grupo caminamos Solange y yo burlándonos de todos sin siquiera abrir la boca. Años de amistad nos hacen tener una especie de telepatía divertida que es muy útil en momentos como estos. Mi amiga luce un vestido juvenil floreado
Gina RenauxLa noche terminó en un aguacero torrencial que arrazaba sobre el asfalto del parqueadero del Club. Para el regreso a pesar de que Carolestaba pegada a Emiliano como una bola de chicle, no logró su propósito de regresar a la casa de los Grossin con él. No tengo claro de que táctica o excusa se valió Ra, pero lo cierto es que sólo recogió a Maria Eduarda y se fue usando un paraguas negro que no tengo idea de donde lo saco. Al parecer además de parecer un Dios, también
Gina RenauxSalí en busca de mi padre, deseaba la tranquilidad y el sosiego que siempre me transmite. Aún sin desayunar fui envuelta en los chismes de la noche anterior, aunque habitualmente no me importaban las charlas de cotilleo de mi madre y sus amigas, ya que eran un excelente boletín informativo hoy no fue el caso. Esta vez serví de tema de conversación, se lo debo a cierto dios egipcio de Ojos azules que me dejaron en ridiculo . Papá no está disponible ya que salió nuestra finca en los alrededores acompañado del Señor Luc Grossin. Resignada me senté en la Sala de estar y saque mi
Gina Renaux¿Alguna vez han sentido tanta vergüenza que se sienten diminutos? Pues bien eso fue exactamente lo que sentí. Emiliano entró y se sentó frente al sofá donde me encontraba trabajando con el señor Grossin. Hasta ese momento me pude concentrar. Mecánicamente deje mi vista pegada a la pantalla y asentía a todo lo que me decía el padre de mi amiga, sin mencionar una sola palabra ni emitir ningún sonido. No es que sea muy efectivo hacerse pasar por invisible, pero al menos me ayuda a mi con mi vergüenza. Mi móvil suena y lo tomo poniéndome de pie. Es el Jefe de los Patronistas de mi casa de moda, sin duda tengo que atender. Los patronistas son los encargados de hacer realidad mis más locos diseños. Estamos enfrascados en la colección siguiente , así que tengo que atender si o
Narrador OmniscienteSegundos despues de que Gina se marchara dejanado a Emiliano con una sensación agridulce en el pecho apareció Carol con su pelo rojo suelto cayéndole en ondas acabadas de hacer. Siempre perfecta, siempre tras de él.Camino frente a él tratando de llamar su atencion como de costumbre con el vestido corto y pegado que llevaba pero no fue el caso, ya que Santorini se encontraba sumido en sus pensamientos.— Estoy segura de que puedo adivinar tus pensamientos— dijo ella tratando de mostrarle su cara más enigmática— Merezco un premio si doy con la causa de que este tan pensativo.—Creo que no Carol, ni en tus sueños más lejanos podrí
Gina RenauxPor fin, llegó el lunes, no veo la hora de salir de este sitio. De alejarme de el dueño de la Santi Dress de una vez por todas. Ese hombre me inquieta y me revoluciona las hormonas con demasiada facilidad. Si no me voy de aquí terminaré por cometer una maldita locura y soltarle ... “Hey, tu... si tú mismo, reencarnación de Ra en la tierra, tienes un carácter del culo pero cómo estás tan rico, te daré una oportunidad de mejorar”. Ya hubiese hecho algo así si tan sólo fuera espontánea como mi hermana Laura, pero soy demasiado prejuiciosa. Salí de mi habitación demasiado temprano, Milenne aún