—Ana, por favor, cuida mejor de tus palabras. Además, ¿qué te he hecho yo para ofenderte de esa forma? —Juan frunció el ceño mientras hablaba.Por respeto a Daniel, no quería discutir con esta mujer.—¿Todavía tienes el descaro de preguntar?Ana gritó furiosa: —¿Qué hiciste? ¡Has hecho que mi hija Laura fuera despedida de la empresa! Se ha ido sola a otro lugar y ya ni siquiera se quiere comunicar con nosotros.—Hoy no me iré hasta que me des una explicación.Resulta que, desde que Laura fue despedida por Juan, su ánimo había cambiado mucho y se volvió mucho más reservada, casi sin hablar con sus padres cuando estaba en casa.Los padres de Daniel notaron que algo andaba mal, y al preguntarle, descubrieron que había sido despedida. Sin embargo, Laura no les había dicho nada sobre la razón de su despido.Ayer por la mañana, ella compró un boleto de avión y se fue sola con su maleta.Ana, naturalmente, ella había asumido que algo había hecho Juan para perjudicar a su hija de esa manera.J
—¿Quién es este de aquí? —Juan frunció el ceño, fijando la mirada en el joven.—Juan, déjame presentarte. Este es Onofre y este es su padre, Ulises. Puedes llamarlo tío— dijo Daniel sonriendo mientras los presentaba. Finalmente, añadió: —Ulises fue mi jefe anterior y ahora es el nuevo gerente general del Grupo Yaphee.¿El nuevo gerente general?Juan no pudo evitar mirar a Ulises, pensando que el tipo probablemente había asumido el cargo después de la última reunión en la que él estuvo presente. De lo contrario, ya lo habría conocido antes.Cuando sus miradas se cruzaron, Ulises, con una expresión altiva, ni siquiera se dignó a mirarlo.Era como si Juan no fuera digno de su atención.A Juan no le importó y simplemente se sentó en un lugar cercano.Al ver su actitud indiferente, Onofre frunció el ceño y dijo: — Muchacho, ¿estás sordo,? Te hice una pregunta.—¿Estabas acaso hablando conmigo? —Juan inclinó la cabeza, mirándolo.—¡Por supuesto! ¿Con quién más iba a estar hablando? Eres acas
Debido a que Ulises acababa de asumir el cargo, no tenía idea de cómo estas personas habían ofendido al presidente. Por eso le preguntó a Juan.Juan suavizó su expresión y dijo: —Daniel, voy a ser honesto contigo. Fui yo quien despidió a Laura y a David.Cuando terminó de hablar, todos pensaron que habían escuchado mal.Onofre se rio con desdén: —¿Qué fue lo que dijiste? ¿Fuiste tú en serio quien los despidió?—Eres solo un fanfarrón. Mi papá ya preguntó a la gente de la empresa, y fue el presidente quien directamente los despidió. ¿Qué tiene que ver un simple campesino como tú con eso?Juan respondió tranquilamente: —Porque yo soy el presidente del Grupo Yaphee.—¡Jajajaja!Onofre se quedó atónito y luego estalló en carcajadas, sujetándose el estómago: —Papá, Daniel, Ana, ¿todos lo escucharon? ¡Este tipo ahora viene a decir que es el presidente del Grupo Yaphee!Ulises también se río: —Daniel, tengo que decir que este chico que tanto defiendes realmente me ha hecho reír.—Daniel, escú
Onofre y su padre se quedaron atónitos, como si no esperaran que Juan aceptara tan rápidamente.Sin embargo, pronto se recuperaron y comenzaron a reírse con frialdad.¡Sigue fingiendo entonces!¡Continúa con tu farsa!Cuando lleguemos a la Mansión de Ensueño, ¡quiero ver cómo nos das explicaciones!Sin decir más, ambos bajaron las escaleras rápidamente con los demás.—Juan, ¿ves ese coche?Onofre señaló un SUV negro estacionado al borde de la carretera y dijo: —Este automóvil mío vale setenta mil dólares. Apuesto a que nunca en tu vida has montado en algo así.Juan asintió con la cabeza y dijo: —En efecto, nunca he montado en uno de esos.—¡Así que eres un pobre campesino!Onofre maldijo en silencio, riéndose a carcajadas mientras su sensación de superioridad aumentaba considerablemente.En ese momento, de repente vio que Juan sacaba su teléfono, al parecer para hacer una llamada.—¿Qué estás haciendo? —No pudo evitar preguntar Onofre.—Si no lo ves te lo digo, estoy llamando para desp
Cuando Onofre finalmente recuperó el sentido, giró la cabeza con una sonrisa sarcástica hacia Juan y dijo: —Juan, ¿no dijiste que esta mansión era tuya? Vamos, demuéstralo haber.—Sí, sí, demuéstralo ya— agregó ansioso Ulises, ahora consciente de la situación, presionándolo sin cesar.Juan estaba a punto de responder cuando Daniel suspiró profundamente y dijo: —Juan, mejor regresa, espero que lo que ha pasado hoy te sirva de lección. En la vida hay que ser realista y no hablar con arrogancia.—¿Ni siquiera tú me crees, Daniel? —preguntó nostálgico Juan, levantando una ceja.—¡Nadie te va a creer!Ana soltó una carcajada sarcástica: —¿No te das cuenta de quién eres? ¿Crees que tienes derecho a una mansión como esta?—La verdad es que desde el principio no creímos en tus tontas palabras. Solo vinimos para ver si al menos tenías la decencia de mostrar algo de vergüenza.—Pero lamentablemente, eres tan descarado que sigues insistiendo con eso hasta ahora.En ese momento, las miradas de tod
En ese momento, Daniel y los demás estaban completamente atónitos, parados en el mismo lugar sin poder decir una sola palabra.La sorpresa, el asombro, el terror y la incredulidad se reflejaban en sus rostros, manifestándose una tras otra.—¿Un simple campesino?—¿Cómo puede ser el dueño de Ensueño?—¿Luis llamándolo señor?Estas ideas se cruzaban fugaces en sus mentes, dejando sus cerebros en blanco, incapaces de procesar la situación.Después de todo, estos tres conceptos no encajaban en lo absoluto. De hecho, el contraste era demasiado grande.Si no lo hubieran visto con sus propios ojos, jamás lo habrían creído.Los rostros de Onofre y su padre se tornaron pálidos.Se dieron cuenta en ese momento de que habían ofendido a una verdadera figura poderosa, a alguien tan fuerte que incluso Luis, una persona tan importante, debía inclinarse con absoluto respeto ante él. Y pensar que, antes de venir aquí, habían insultado a Juan una y otra vez,incluso lo habían humillado públicamente.Ana
Ahora que había perdido su trabajo, ¿cómo iba a pagar el préstamo de cien mil dólares al mes?Como Onofre estaba cerca de él, también escuchó muy bien lo que dijo Isabel.En ese instante, un zumbido llenó su mente, y su rostro palideció como un papel.¡Arrepentimiento!¡Un arrepentimiento infinito!Nunca debería haber provocado de esa manera a Juan.Ahora todo estaba perdido; incluso el trabajo de su padre se había ido al traste.De repente, Ulises se arrodilló con humildad frente a Juan, con una expresión de súplica en el rostro: —Juan, señor presidente, por favor, perdóname, te lo suplico.—Denles solo diez minutos para que se vayan, de lo contrario, rómpanles las piernas y arrójenlos por la colina— dijo Juan sin mirarlos, girándose con desprecio para entrar en la mansión.Luis de inmediato miró a los dos con una expresión severa: —¿Van a irse por su cuenta, o quieren que los echemos?Ambos se sobresaltaron y rápidamente se metieron en el coche, saliendo de allí con el rabo entre las
No mucho después de que Luis se fuera de la Mansión de Ensueño, Patricia también llamó a Juan para mencionar la subasta que se celebraría en Crestavalle la tarde siguiente. Le informó en detalle que el bolígrafo con energía vital que Juan buscaba estaría en esa subasta.Además, le mencionó que bastantes personajes importantes asistirían al evento.—Quién lo diría, una simple subasta y tanta gente interesada— murmuró Juan tras colgar el teléfono, frunciendo un poco el ceño. —Espero que no estén interesados en el bolígrafo con energía vital, porque si lo están, no me quedará más remedio que tomar ciertas medidas.Elena era, aparte de las hermanas, era tal vez la única superviviente de Ángel Guardián. De pronto ella conocía muy bien el paradero de las hermanas, así que curarla era urgente, y Juan no podía permitir que el bolígrafo con energía vital cayera en manos equivocadas.Marta ya no sabía realmente cuántas noches de insomnio había pasado.Estaba tumbada en la cama, mirando al techo