Capítulo 152
—Esta es la villa que compré ya hace algunos años. La mayor parte del tiempo me la paso aquí.

Mientras le explicaba a Juan, señaló un dormitorio en el segundo piso y dijo: —Ese de allí será tu cuarto de ahora en adelante.

Aunque no estaba dispuesta a vivir con un hombre, Juan ya era su esposo en nombre, y no podía dejarlo sin techo. Además, Juan había ofendido a Pascual, quien ya había lanzado amenazas. No podía desentenderse de Juan.

—¿Esto cuenta como convivencia? —Juan le preguntó con una sonrisa maliciosa.

—No te hagas tantas ilusiones.

Marta se sonrojó y lo miró con enojo: —Solo lo hago porque siento lástima por ti, ya que no tienes nada y no tienes dónde quedarte en Crestavalle. No te hagas ideas.

—Pero antes de que te mudes, tenemos que dejar algunas reglas bien claras.

—Dime— Juan respondió.

—Primero, no me toques. Ni siquiera tomes mi mano.

—Segundo, no entres en mi habitación sin mi permiso, y no toques mis cosas, especialmente mi ropa interior.

—¿Por qué querría tocar tu rop
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