Capitulo 683
Al voltearse, una cara oscura como la noche se presentó frente a Olegario, quien de inmediato se dio cuenta de que varios calderos destrozados estaban esparcidos por el suelo alrededor de su hermano mayor.

Claramente, el Gran Hermano había fracasado de nuevo en su intento de refinar píldoras.

Parece que, al notar que Olegario había visto los calderos rotos, Abundio se sintió incómodo y, con algo de vergüenza, trató disimular un poco la situación. Con una expresión ligeramente molesta, le preguntó:

—¿Por qué no estás en tu propio pabellón cultivando, Olegario? ¿Qué haces aquí?

Olegario, sin perder la compostura en ese instante, desvió la mirada y respondió con firmeza:

—Gran Hermano, he venido especialmente a buscarte para informarte de una noticia.

—Habla rápido —ordenó Abundio, algo intrigado.

—Atanasio ha traído a un Forjador de Elixires del exterior —respondió Olegario, observando de cerca a Abundio.

—¿Qué dices? ¿Es cierto? —la expresión de Abundio no cambió, pero su tono reflejaba
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