Capitulo 630
Originalmente, la Hermandad del Veneno Silente había estado buscando a Marta con una gran paciencia y determinación inesperada, todo para encontrarla, mientras ella ya estaba bajo la tutela del Gusano de Seda Dorado.

Marta recordaba bien las palabras de su abuela, quien le había dicho que, si el Gusano de Seda Dorado la reconocía como su dueña, los miembros de la Hermandad del Veneno Silente la tratarían como una verdadera —Santa—.

Un sentimiento de culpa la invadió por un momento.

Quizá Juan percibió de inmediato su malestar, porque de repente tomó su mano y, con tono suave, le dijo:

—No te sientas culpable, Marta. Los que están haciendo el mal son ellos, la Hermandad del Veneno Silente, no tú.

—Lo sé... —respondió Marta con tristeza—. Pero, ¿por qué tienen que matar a tantos inocentes? Eran sólo personas comunes. ¿Por qué no dejan vivir ni a los más sencillos?

El dolor era profundo y Marta no podía deshacerse de la tristeza que la envolvía.

Juan, viendo que la tristeza no la llevaría
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