—¿¡Por qué la ayudas?! Es una perra arrastrada que se merece lo que le está pasando, no merece que alguien sea misericordioso con ella… esa asquerosa se merece todo lo malo que le pasa— Me mira con odio y rabia, parece que me culpa de todos sus males y no entiendo por qué.—¡Suficiente! — Le reprocha su madre iracunda. —¡Tú no sabes lo que es sufrir, ni que te dejen abandonada o que te cambien por otra mujer! Y jamás entenderás lo que es estar sola con una criatura en camino…La forma en la que le habla a su hija me sorprende bastante, ya que siempre la he visto como una madre abnegada que hace lo que su hija le pide y la apoya, aunque no siempre sea la mejor decisión, para ser honesta… creí que se pondría de parte de su hija.Cuando la diosa Deméter me voltea a ver, me dedica una expresión de melancolía y tristeza, en sus ojos se refleja dolor y sufrimiento… es como si ella entendiera a la perfección lo que yo siento, es… extraño, pero al mismo tiempo es reconfortante ver que no soy
—No cierres los ojos Minte, te lo ruego… mantente despierta.Mis manos se aferran a sus brazos con suavidad, no tengo fuerzas, asiento con la cabeza mientras Ares me ruega que no me quede dormida.En poco tiempo, el llanto de un bebé llega a mis oídos, ese sonido, ese llanto… me sabe a gloria. Mis ojos se cierran por un breve momento, ese pequeño instante se me hace una eternidad en la que estuve envuelta en la completa oscuridad.—¡Es una niña! — Exclama feliz la diosa de los partos.Un suspiro de alivio se me escapa de los labios, ambos miramos en dirección a la criatura y vemos como Ilitía envuelve a la bebé en una manta que imagino que debe de ser de seda, es de color morado y nos la entrega. Apenas Ares la toma entre sus brazos, la diosa regresa a su posición anterior y sigue con su labor.Sin darme tiempo a reaccionar, siento como empieza a hurgar en mí otra vez, otro grito se me escapa y Ares me mira confundido, abrazándome otra vez evitando que me retuerza de dolor. El llanto
—Otra alma llega a para ser juzgada.Mi cuerpo se estremece al oír eso, miro a mi alrededor aterrada, buscando el origen de la voz, pero no hay nadie cerca de mí. Camino en una dirección, pero luego me detengo y camino a otra, buscando una salida que obviamente no voy a encontrar.Pongo mis manos sobre mi pecho, pero mi corazón no late, en ese momento me doy cuenta de lo que ha sucedido.—N-no… no sobreviví…— Susurro con mucho pesar esas palabras y me desplomo en el suelo, llorando y lamentándome por no ser fuerte.—Parece que entiendes a la perfección todo esto.Cuando la voz se vuelve a pronunciar, la oscuridad se dispersa enseguida, dejándome ver a un hombre sobre un pedestal, mirándome desde su posición con el ceño fruncido.—Claro que lo entiendo… he vivido entre muertos gran parte de mi vida… juez Minos, claro que eso no quita que sienta miedo y esté aterrada por su veredicto.El enorme rostro del juez se acerca a mí, haciendo que me encoja en mi lugar, sus penetrantes ojos blan
Su voz hace que, de un salto en mi lugar, temerosa volteo a verlo y puedo ver que es el hombre de mis sueños, doy un paso atrás y junto mis cejas, miro a Hades con tristeza al verlo tan acabado.—¿Q-Que te paso? ¿Por qué te ves tan viejo y acabado?Suelta un leve suspiro y se acerca a mí, tomándome de las manos, cuando las veo, puedo notar que están llenas de arrugas y algunas manchas que causan la edad, las acaricio con mis dedos pulgares y su piel tarda en volver a la normalidad, se siente tan suave que no puedo dejar de repetir esta acción por un par de veces más.—Bueno... tu muerte me ha causado mucho estrés y pesar, es algo que mi ser no pudo soportar... es por eso que mi apariencia envejeció radicalmente, aunque claro... siendo un Dios puedo aparentar la edad que quiera, pero ahora...— Sacude la cabeza repetidas veces. —No es a lo que vine... quería que volvieras al mundo de los vivos.Me suelto de sus manos, apartándolas con brusquedad y frunciendo el ceño. Suelto un bufido de
—¿Desvanecerme en el abismo?—No lo sé, no quería averiguar a donde ibas a parar… así que apenas te vi, tome tu alma y la introduje en mi cuerpo para protegerte, cuando recuperaste algo de fuerza, te envíe a la corte, estando ahí recibirá algo de tiempo para pensar en cómo traerte a la vida.Suelto un leve suspiro y regreso la vista al río, las almas nadan de forma tranquila, pero las expresiones de sus rostros son de tormento y sufrimiento, una de ellas me mira de una forma escalofriante y me toma del brazo tirando de mi con fuerza. Un grito de espanto se me escapa de la garganta y Hades lo fulmina con una fuerte llamarada.—Te dije… ellos sienten envidia de que tu estas aquí y ellos haya, condenados a vagar por este río eternamente.Decido alejarme del borde y me acurruco en los brazos de Hades, que me transmiten calor y confort, es como… si estuviera en casa.—¿Cómo es que tú puedes abrazarme? Caronte no pudo.—Es porque… bueno, mientras te recuperabas, tu alma quedo vinculada a mí
—Aunque ya esperábamos su visita desde hace mucho tiempo atrás.—Claro que… el futuro siempre se puede alterar, para ser honesta, creí que escogería venir con su esposa y no con la ninfa, pero veo que mi hermana me ganó la apuesta.Tres voces escalofriantes llegan a mis oídos, si tuviera cuerpo seguramente me hubiera estremecido del miedo que me causaron esas voces de ancianas, menos mal que sólo soy un alma.—Señoras, por favor… saben a qué he venido y no quiero tener que alargar las cosas.Una risa sepulcral resuena por toda la habitación, una brisa se cuela por la habitación, levantando el polvo y en medio de la habitación se crea un pequeño remolino, de él, salen tres ancianas, sentadas en unos muebles tejiendo e hilando unos hermosos hilos de oro.—Pequeña Minte, parece que has elegido el camino del sufrimiento… no entiendo tus decisiones, aunque claro, uno no siempre puede entender lo que hacen las criaturas y es mejor que hagan lo que más les plazca.Hades y yo nos acercamos a
Antes de que pueda reaccionar, un silbido muy peculiar resuena en mis oídos, miro en dirección al ruido y veo que una flecha se dirige a Hades a gran velocidad para luego incrustarse en su corazón. Miro con mayor atención en dirección de dónde provino la flecha y veo a Eros escondido acompañado de su infame madre; maldita Afrodita… metiéndose donde no la llaman y donde no le concierne… espero un día de estos reciba su merecido, maldita vieja.Como era de esperar, el actuar de Hades cambia de forma radical, mira a Perséfone como si fuera la cosa más hermosa que jamás haya visto, se apresura a su lado y la toma entre sus brazos, ella pelea para soltarse de su agarre, pero en ese momento se produce el famoso rapto de Perséfone.—Eso…— Me quedo atónita por lo que acabo de ver, tanto que no se me ocurre que decir.La visión se acaba, devolviéndome al lugar donde me encontraba con Hades y las Moiras.—P-Pero… Y-Yo…— Me giro para ver a Hades. —Pensé que desde que la viste en la fiesta estaba
—¿Qué te hace pensar que la estas atando a ti? O mejor dicho obligándola, se nota que esa mujer se desvive por ti hermano y que adora estar a tu lado.Poseidón sigue tratando de recuperarse de la uva lanzada a su boca.—Lo se Zeus, pero… la hubieras visto hermano, cuando veníamos de camino y vio por primera vez el mar, sus ojos brillaron de una forma tan cálida e inocente, se veía feliz y asombrada por ver algo nuevo… en ese momento entendí que, no quiero atarla a mí de esa forma tan despreciable, ella merece ser feliz con alguien que le pueda enseñar el mundo de los mortales, viajar de un lugar a otro, conocer lugares nuevos…—¿Y qué te impide acompañarla tú? Entiendo que tienes un deber muy importante en el inframundo, pero hermano… creo que deberías salir un rato, que ustedes viajen por un tiempo, porque es verdad que ella quiere ver el mundo, pero a tu lado Hades, no quiere estar con otro hombre que no seas tú.—¿Cómo puedo abandonar mis deberes? Si me voy por un tiempo del infram