Capítulo 72

—No cierres los ojos Minte, te lo ruego… mantente despierta.

Mis manos se aferran a sus brazos con suavidad, no tengo fuerzas, asiento con la cabeza mientras Ares me ruega que no me quede dormida.

En poco tiempo, el llanto de un bebé llega a mis oídos, ese sonido, ese llanto… me sabe a gloria. Mis ojos se cierran por un breve momento, ese pequeño instante se me hace una eternidad en la que estuve envuelta en la completa oscuridad.

—¡Es una niña! — Exclama feliz la diosa de los partos.

Un suspiro de alivio se me escapa de los labios, ambos miramos en dirección a la criatura y vemos como Ilitía envuelve a la bebé en una manta que imagino que debe de ser de seda, es de color morado y nos la entrega. Apenas Ares la toma entre sus brazos, la diosa regresa a su posición anterior y sigue con su labor.

Sin darme tiempo a reaccionar, siento como empieza a hurgar en mí otra vez, otro grito se me escapa y Ares me mira confundido, abrazándome otra vez evitando que me retuerza de dolor. El llanto
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