Vamos hasta mi habitación y tomamos asiento en los sillones, puedo notar cierta chispa en los ojos de Ares, parece que sospecha algo.—Imagino que ya se les ha ocurrido algo ¿No?Asentimos con la cabeza, Calix se aclara la garganta y le comenta a su padre que la vez que fue a cazar con Hades, encontró un hermoso bosque con un arroyo, se aprendió la ubicación y nos puede llevar a él sin problemas.—¿No podría Hades buscarlos ahí?—No papá, él apenas notaba lo que le rodeaba, se veía bastante concentrado en sus pensamientos que ni siquiera escuchó lo que le dije.Ares asiente con la cabeza, complacido por la astucia y mente aguda de su hijo.—¿Cuándo nos vamos?—Hablé con mi abuelo y me dijo que puede darnos cierta ventaja cuando “la noche” caiga, creará una neblina tan espesa que nos ayudará a pasar desapercibidos.—También tengo el casco de invisibilidad— Interrumpe el niño emocionado.Ambos volteamos a verlo, creo que yo estoy más sorprendida que Ares, aunque claro, conociéndolo, él
—Descansa, te veré mañana.—Tu igual descansa.Sale de la habitación, cerrando la puerta con suavidad a sus espaldas. Un fuerte suspiro se me escapa de lo aliviada que me siento al ver que Hades se ha ido. Enseguida me levanto de la cama y me visto.Ya estando preparada, saco la mochila de Calix de debajo de mi cama junto con la mía, me asomo a la ventana y veo a mi abuelo surcando los cielos, batiendo sus enormes alas negras, me mira de reojo y asiente con la cabeza levemente. En el jardín se escuchan ruidos, enseguida bajo la mirada y veo a Ares escondido entre los arbustos llenos de espinas, miro por encima de mi hombro, cerciorándome de que no haya nadie, con nerviosismo tiro las mochilas y Ares enseguida las agarra, escondiéndolas entre los arbustos para luego desaparecer.—Bien… ahora sólo falta que mi abuelo venga por mí.Me siento en la cornisa de la ventana y miro hacia afuera, acariciando mi cabello y vientre completamente nerviosa y asustada, tengo miedo de que las cosas no
Un relinchido furioso me saca de mi trance y abro los ojos, veo como uno de los caballos de Ares se acerca y me resopla en la cara.—Basta… es hora de irnos.Nos montamos en el caballo y nos vamos al bosque que nos dijo Calix.El aire fresco me da sueño, pero evito cerrar los ojos. Ares al darse cuenta de que me estoy durmiendo, se pone a hablar conmigo de muchas cosas, menos mal que sus conversaciones son bastantes animadas. Cae la noche y decidimos acampar en un claro. A la hora de dormir, puedo notar que el dios de la guerra está atento a todo lo que nos rodea, se le ve bastante paranoico.—¿Sucede algo? Te veo bastante alterado.—Me preocupa que Hades nos encuentre, tengo presente como te seguida cuando bajabas del Olimpo… eso no me deja para nada tranquilo.—Entiendo… por cierto… ¿Qué diferencia haría ese claro a un bosque cualquiera? Pienso que seria mejor ir al Olimpo.Me levanto de mi lecho y camino hacia Ares, sentándome a su lado y apoyando mi cuerpo sobre el suyo.—Es un l
—Ares… el río Lete… ¿Te hace olvidar absolutamente todo o sólo una parte de tu vida?Mi pregunta lo toma por sorpresa haciendo que me suelte y se pare enfrente de mí, coloca sus manos sobre mis hombros y busca mi mirada con desesperación.—Ni se te ocurra Minte… tomar del río Lete hará que olvides absolutamente toda tu vida, no recordaras ni tu nombre, tu familia o incluso podrías tener una crisis existencial al no saber quién eres.—Creo que a veces prefiero eso a seguir teniendo este dolor.—Entiendo que sigas amando al viejo ermitaño Minte, pero no vale la pena que olvides todo por él, por Hades no vale la pena que olvides a todas las personas que te aman… así que por favor… ni se te ocurra pedir agua de ese río.—¿Y qué hago con lo que siento? Llevo años tratando de curar está herida y por más que lo intento Ares… te juro que no puedo olvidarlo.—Hablemos en otro lado.—Si, es mejor… no quiero que Calix escuche lo que tengo que decir.Ambos salimos del templo y vamos al otro lado
—Vamos hija, quiero enseñarte otros lugares.Vuelvo a asomarme un poco por la columna y veo que Deméter quiere llevarse a su hija a otro lado, ¿A caso ella sabe que estoy aquí? Realmente lo dudo un poco, ya que ella le hubiera dicho a su hija que yo también estoy aquí, la verdad es que con estas mujeres todo en incertidumbre y duda.—Yo me quiero quedar aquí, odio ver tu templo en mal estado… seguramente se puede hacer algo con ello y dejarlo en mejor estado.—No hace falta hija, cuando tenga tiempo te lo haré saber y entre las dos lo reconstruimos, de momento no es algo importante.Veo como Deméter quiere alejar a su hija del lugar, pero ella se niega a obedecer a su madre. La madre se empieza a impacientar y pone sus manos sobre sus hombros, dándole media vuelta para que avance en dirección contraria al templo. Deméter mira por encima de su hombro y me dedica media sonrisa.¡Esto me lo confirma! Ella sabía que nosotros estábamos aquí y trata de llevarse a su hija… pero ¿Por qué me a
—¿¡Por qué la ayudas?! Es una perra arrastrada que se merece lo que le está pasando, no merece que alguien sea misericordioso con ella… esa asquerosa se merece todo lo malo que le pasa— Me mira con odio y rabia, parece que me culpa de todos sus males y no entiendo por qué.—¡Suficiente! — Le reprocha su madre iracunda. —¡Tú no sabes lo que es sufrir, ni que te dejen abandonada o que te cambien por otra mujer! Y jamás entenderás lo que es estar sola con una criatura en camino…La forma en la que le habla a su hija me sorprende bastante, ya que siempre la he visto como una madre abnegada que hace lo que su hija le pide y la apoya, aunque no siempre sea la mejor decisión, para ser honesta… creí que se pondría de parte de su hija.Cuando la diosa Deméter me voltea a ver, me dedica una expresión de melancolía y tristeza, en sus ojos se refleja dolor y sufrimiento… es como si ella entendiera a la perfección lo que yo siento, es… extraño, pero al mismo tiempo es reconfortante ver que no soy
—No cierres los ojos Minte, te lo ruego… mantente despierta.Mis manos se aferran a sus brazos con suavidad, no tengo fuerzas, asiento con la cabeza mientras Ares me ruega que no me quede dormida.En poco tiempo, el llanto de un bebé llega a mis oídos, ese sonido, ese llanto… me sabe a gloria. Mis ojos se cierran por un breve momento, ese pequeño instante se me hace una eternidad en la que estuve envuelta en la completa oscuridad.—¡Es una niña! — Exclama feliz la diosa de los partos.Un suspiro de alivio se me escapa de los labios, ambos miramos en dirección a la criatura y vemos como Ilitía envuelve a la bebé en una manta que imagino que debe de ser de seda, es de color morado y nos la entrega. Apenas Ares la toma entre sus brazos, la diosa regresa a su posición anterior y sigue con su labor.Sin darme tiempo a reaccionar, siento como empieza a hurgar en mí otra vez, otro grito se me escapa y Ares me mira confundido, abrazándome otra vez evitando que me retuerza de dolor. El llanto
—Otra alma llega a para ser juzgada.Mi cuerpo se estremece al oír eso, miro a mi alrededor aterrada, buscando el origen de la voz, pero no hay nadie cerca de mí. Camino en una dirección, pero luego me detengo y camino a otra, buscando una salida que obviamente no voy a encontrar.Pongo mis manos sobre mi pecho, pero mi corazón no late, en ese momento me doy cuenta de lo que ha sucedido.—N-no… no sobreviví…— Susurro con mucho pesar esas palabras y me desplomo en el suelo, llorando y lamentándome por no ser fuerte.—Parece que entiendes a la perfección todo esto.Cuando la voz se vuelve a pronunciar, la oscuridad se dispersa enseguida, dejándome ver a un hombre sobre un pedestal, mirándome desde su posición con el ceño fruncido.—Claro que lo entiendo… he vivido entre muertos gran parte de mi vida… juez Minos, claro que eso no quita que sienta miedo y esté aterrada por su veredicto.El enorme rostro del juez se acerca a mí, haciendo que me encoja en mi lugar, sus penetrantes ojos blan