La mañana llegó, Keyla la recibió haciendo ejercicio. No le gustaba pensar que no estaba en forma, pues el agotamiento sin ningún motivo la rigió antes y eso de alguna manera le jugó en contra. No quería volver a pasar por lo mismo, ni verse como alguien a quien tenían que proteger siempre. Era algo que no le gustó jamás y aunque se defendía muy bien, sabía que podía más.Las horas donde el entrenamiento con Alaya o su esposo no se perdían para nada. Las clases de Marcelo, Braulio o Aarón porque aprendiera lo básico en explosivos no se postergaron, cada semana el cronómetro se redujo segundos menos. Tenía que lograrlo o bancarse el regaño de ellos por dejarse llevar por los nervios. Pero terminar llena de pintura como sucedió las primeras veces no fue nada agradable, sin embargo jamás se echó para atrás. Las bombas que al estallar la bañaron con pintura quedaron atrás, se tardaba unos segundos más de lo solicitado, pero estas ya no explotaron. Aarón mostró un gesto de satisfacción,
Dos semanas más habían transcurrido. Keyla estaba cada vez mejor preparada, con las horas exhaustivas que se dedicó a aprender cada vez más lo que cada uno se encargó de mostrarle. Joseph siguió con su entrenamiento de autodefensa, dejándole ver que siempre había algo nuevo que aprender. No siempre había un final, ya que nunca se sabía en realidad que tanto podía necesitarse. Cuando la mañana llegó Keyla no quería levantarse, su cansancio era demasiado y las horas en que durmió no fueron suficientes para retribuir sus energías. __ Deja la holgazanería, pequeña. - Joseph unió sus labios con los de ella, mientras la chica al abrir los ojos no dejó de ver el torso descubierto, las gotas de agua deslizándose por su piel y los músculos de su esposo al separarse de ella. __ Anoche dijiste que estabas agotado. - le recordó reparando los labios delgados del mafioso. __ Quien dijo eso fuiste tú, no yo. - le elevó por los aires, en tanto su esposa se colgó de su cuello en automático. - Aho
Entre los rostro de los invitados se paseó la vista de Bartolomé Cormac, mirando a cada uno de los asistentes en búsqueda de quienes aseguraron llegarían. La copa de licor ya no tenía el mismo sabor a victoria. En cada rincón que observó no vió absolutamente ninguno de ellos, puesto que siempre iba más de uno, como el seguro de que al estar en problemas, el otro podía ayudarlo. Pero no había ningún Crown en la fiesta. Inclusive los invitados preguntaron más de una vez por ellos, mientras estos estaban desde un edificio contiguo, viendo por los auriculares la multitud que a leguas se notó, no estaban pasándola tan bien como les prometieron. __ Señor, solicitan que las entrevistas se den inmediatamente. - dijo el asistente personal de Cormac. Este lo miró cual bicho raro, mientras siguió en su inútil búsqueda. - ¿Señor? __ No están quienes deben llevarse todas las cámaras. - musitó.__ Creí que nadie debía llevarse más atención que usted esta noche. - exclamó el sujeto de esmoquin q
Gálata vio las caras de todos en cuanto los vio llegando. No eran buenas noticias, dedujo. Claro que no las eran, como podían serlo si ninguno de los hermanos Crown llegaron. Los únicos que llegaron fueron Braulio y Marcelo, siendo recibidos por un Aarón que se notó no estaba nada bien con las noticias que estos le dieron. Mauro estaba con vida y el lugar que rastrearon estaba vacío, pero una buena era que encontraron una infinidad de objetos que indicaron el estado del hombre que aterrizó junto a su padre en una propiedad casi a la deriva. Ese sitio fue prácticamente su única salida. La única que pudieron constatar que era útil. La mañana llegó y con ello, se tuvieron que ajustar a los cambios. __ Vacié las cuentas. - dijo Hernán. - Necesitamos todo el efectivo posible, solo así podremos salir de esta ciudad sin ser detectados.__ No me iré. Escapar de ellos jamás lo haré de nuevo. - replicó Mauro sosteniéndose de una de las muletas que le ayudaron a mantenerse de pie. __ Está
Cada habitación fue revisada con la finalidad de encontrar algo que indicara la permanencia de los Daemons en ese lugar. La casa entera, sin dejar un solo espacio fue abierta de par en par, mientras se les indicó no hacer mucho alboroto debido a que el niño presente no tenía que presenciar tal desorden. __ ¿Que hay allí? - cuestionó el General que se asomó por la ventana.__ El cobertizo. - señaló Joseph con una taza de café en la mano. - Si quiere revisar también, hágalo. Aunque supongo que si busca en ese lugar es porque sabe que son muy obvios y personas incompetentes que no pueden ni siquiera esconderse bien. - la burla en las palabras fue un motivo más para que el general se viera molesto. - Llévalo al cobertizo. Supongo que deben ser tan básicos como para que piense que están ahí y ni siquiera dar con ellos.El hombre a quien este le dió la orden se movió, pero el general no quiso hacerlo. Se sintió muy humillado y no sabía si encontrarlos ahí sería una buena forma de resaltar
Joseph se despertó muy temprano. La oscuridad aún cubría cada uno de los rincones de la ciudad, pero tenía una misión que cumplir. Liberar a los Daemons de la orden que fue girada horas antes, por lo que dejó resguardada su casa,. activó cada uno de los sistemas de seguridad y emprendió su traslado, encontrando el siguiente auto que guió a la pista donde un grupo de hombres ya esperaba por ellos.__ Necesito que este avión despegue ¡para ya! - dispuso saliendo de su vehículo, los Daemons encabezaron el grupo, subieron sus equipos y subieron a la aeronave que Joseph revisó. __ Espero que esto no sea una mierd4 de nuevo. - farfulló Cray entregando su rifle a Ron para subir los maletines. __ ¿Seguros que esto es lo mejor? - consultó Ben pensando en que tal cosa era un suicidio prácticamente. __ No reniegues y sube. - lo empujó Alaya tomando la delantera. __ Nos veremos en unos días, jefe. - Liban dedicó un saludo militar a Joseph y este solo movió la cabeza alejándose del Jet cuando
__ Johan es hora de tu cena, cariño. - le sonrió su madre, el pequeño levantó la mirada y correspondió dicho gesto. Casi no le gustaba hablar, pero siempre lo hacía más con Gálata, a quien le relataba sobre cosas que descubría a su corta edad. Ya fuera una nueva forma de jugar o un juguete nuevo que ella solo admiró como cuidaba con recelo.Lo escuchó en el recorrido hasta la cocina, el lugar elegido para comer esa noche. Lo sentó en su lugar y recibió el plato que colocó sobre el mesón.__ ¿Te encuentras bien? - le preguntó Gálata al verla muy torpe en ese instante. - Siéntate, yo voy a servir la cena. __ Tu cocinaste. - rió Adela. - Lo justo es que yo haga algo.__ Hay muchas cosas que son justas , otras no tanto. Deja la tontería y deja que lo haga. - le quitó el plato de las manos para seguir ella misma. - ¿Por qué no salimos mañana a comprar tus...__ Gálata, no. Estoy bien, no tienes que hacer nada para quitarme el peso que crees que tengo. - la interrumpió la mujer que se sen
La calle oscura y la vegetación tupida cubrió todo tipo de rastro de lo que estaba sucediendo en el lugar. La lluvia se volvió cada vez más fuerte y para cuándo el auto se detuvo al llegar al fondo del barranco, Marcelo soltó a Galata y Johan, quienes no podían creer que continuaran con vida luego del arranque que le dió al sujeto que vio la sangre que tenía en la frente con el corte debido a un vidrio que le rozó la piel. __ Salgan del auto. Vienen por nosotros. La orden de Marcelo no la esperó, siendo más una exigencia que acató a la brevedad. __ Si vienen por nosotros¿porque nos trajiste aquí? - le cuestionó Gálata con su hijo en brazos.__ Porque necesito uno con vida. - replanteó sin más sosteniendola del brazo para que no cayera con las piedras resbaladizas que habían en el camino. - Camina. No hables y escucha sus pasos.La forma de hablar de Marcelo la dejó con incógnitas, pero era debido a no estar enterada del todo, lo que este tuvo que pasar.Tuvo que aprender a disting