Joseph estuvo a punto de mandar a todos al demonio. Su enojo daba para que incluso sus hermanos se preocuparan de lo que podía hacer y causar.Pero se contuvo. Sí de algo careció, no era control. Lo dominó a la perfección, frotó su barbilla con fiereza y se permitió pensar. Cabeza fría, se dijo. Eso era lo que necesitaba realmente, no quedarse pensando en que la había perdido se nuevo. Porque no era así, no fue una pérdida si sabía tomar eso como una opción. Una muy buena opción, salvo que no pudo dejar de pensar en lo maldit@ que era su mente por llevarle recuerdos que no quería. Pues lo llevó a experimentar lo mismo que tuvo años antes. __ Esto es necesario. - dijo Marcelo y él lo acribilló con la mirada. __ No me hables en este momento, tío. Me vale un caraj0 lo necesario que sea, no lo consideré jamás y vienes tú a meter las narices. - se enojó con él. - No sabes cuánto deseo...__ Deja el drama, si piensas que fallará, te falta confianza en ella. - lo hizo ver__ No recuerda
Mientras todos disfrutaban del banquete que los Conrad prepararon para sus invitados, Adrián dejó en clara evidencia lo superior que era su apellido frente al de cualquiera, pues muchos se acercaron a él en lugar de quedarse a charlar con los hermanos Conrad. Los Emmons o los Crown siempre eran aclamados a todo sitio que asistían resaltaban o no brillaban por su ausencia. Una muy notable, viéndose reflejada en la pregunta que Adrián evadió cuando uno de los invitados cuestionó sobre haber visto a Joseph ahí y haber desaparecido por completo. Adrián disimuló, pues lo vio moverse por el pasillo de vislumbró al frente, viendo a Samuel quien se reía con su copa siendo llenada por misma orden de Joseph mientras él se adueñó de lo que el lobo del ejército presumió era suyo. La puerta fue asegurada y ahora lo único que pudo percibirse fue el ambiente lleno de lujuria, deseo, ansias y esa absurda necesidad de detener el momento como si ninguno quisiera separarse del otro. Las manos del maf
Joseph escuchó sobre la muerte reciente y solo siguió en sus asuntos, estudiando los posibles entrantes a su clan, siendo el responsable se sabía los detalles de sobra.Sara quiso saber si la había visto, pero sabía que era mejor esperar a que todo se calmara para hacerlo, pues los Duque habían llegado para volverlos partícipes de la despedida que habría en nombre del miembro caído de su familia.__ Pedimos su presencia, como un tributo a la lealtad que esté tendría para ustedes. - dijo Gustavo con la mirada puesta en Leonardo. Este menos interesado no podía estar en asistir a un funeral, pero en ese momento era mejor tener de su lado a la familia que querían conocer más a fondo. __ Tú sí estarás ¿verdad, Joseph? - consultó Nadia. Este leyó lo que tenía enfrente y la vio un segundo. - Te necesito. Tú deber es estar conmigo en momentos difíciles para la familia y esta vez mi hermano...__ A él no le importa. - dijo Lucio con desdén al ver el poco interés que tenía Joseph por mezclarse
Mateo no vio a su madre cuando abrió los ojos, el rottweiler en su regazo también la esperó, pero cuándo escuchó un auto llegando a la casa, supo que su madre podría estar en problemas. Vio a un hombre con abrigo junto a Samuel y recordó que siempre era quien le inyectó medicina a su madre cuando esta dormía. Esta vez no dejaría que le hiciera nada. Ella lo cuidó siempre, aún de cosas que él nunca entendió. Pensó que era su turno. Recordó como entrenaron a los cachorros y supo que decir o hacer. Un ladrido feroz se escuchó en la parte superior de las escaleras, Samuel miró de donde salió, soltando el picaporte y en menos de nada vio como el perro se abalanzó contra Mauro, el cual sintió los dientes entrando en el brazo, al punto de que un grito por lo bajo abandonó su garganta. Samuel lo trató de quitar, pero la mordida era tan fuerte que aún al tirar de las patas traseras del perro no pudo alejarlo del farmacéutico.Lo pateó y el perro gruñó más fuerte.__ ¡Orion, abajo! - dijo M
Las probabilidades eran mínimas, las opciones muy limitadas, pero para alguien que no le gustó nunca recibir o dar "no" como respuesta, no fue difícil encontrar una solución al dilema que se les presentó. El helicóptero aterrizó en la azotea del edificio, Josep bajó a su hijo y al perro, prometiendo que pronto iría por él, Mateo estuvo más que de acuerdo con lo que escuchó y solo se dejó abrazar unos segundos más, antes de acercarse a su perro, esperando a que Keyla se despidiera de su padre. __ Ten cuidado. Estamos a un cincuenta por ciento. - ella asintió y se dejó besar para calmarlo, nadie más que Keyla podría lograr obtener esa información. Ambos sabían los riesgos, pero también que indefensa no era. Bajó rápidamente al piso en donde la estaban esperando para llevarla a la suite a lado de la suya, llamó a la mujer de recepción y para que le dijeran que estaba lista en tanto se quitó la ropa que llevaba puesta, amarró su cabello y cubrió los brazos para que las marcas de agujas
Alaya no podía ni asimilar lo que había sucedido, Mila la sostuvo de los brazos, mientras el dolor por haber perdido a Liban la hizo sentir el dolor más imposible de soportar que nunca creyó sentiría. Nunca se le había visto romperse de esa forma, incluso Keyla se asomó por la ventana al oír la discusión que se formó en donde la culpa se la lanzaron unos contra otros. __ Tú debías cuidar sus espaldas. - le dijo a Ron, el pelinegro al verla tan alterada lo único que hizo fue mantenerse en su lugar, mientras los golpes fueron a su rostro y pecho. También tenía la culpa que él mismo se echó encima. Ben trató de controlar a Alaya, pero la mujer estaba descontrolada, con un arma apuntó directo a la frente de Ron, él solo se quedó estático, era su amigo, con el que mejor se llevaba, tenía que cuidarlo al decirle que subiría al helicóptero, pero la distracción que le hizo ganar una bala lo hizo descifrarse. Su hombro sangrante era prueba de eso.__ ¡Quiero matarte, Ron! - soltó Alaya enm
__ ¿Qué demonios te ocurre? ¡Suéltame! - las uñas de Keyla se enterraron en la mano del hombre que tenía la sangre hirviendo de celos, no podía pensar en ninguna otra opción que no fuera que su esposa le había visto la cara.__ ¿Te estás acostando con Mauro? - preguntó furioso. Keyla se quedó inmóvil ante la pregunta un segundo antes de arrugar la cara ante la suposición tan absurda. Pero no había tiempo de pensar en la respuesta, al menos no en ese segundo. Una de sus rodillas se impactó en la entrepierna de Samuel obligándolo a soltarla, debido al dolor tan atroz que lo atacó. __ ¿De qué hablas, imbécil? - se acarició el cuello. Aún sentía la quemadura de los dedos de Samuel en ese sitio, no podía recuperar el aire. __ Maldi...¡Caraj0, Keyla! ¿Te estás o no follando al tipo ese? - se dobló del dolor, con las manos aferradas su adolorida zona. - ¡Responde!__ Si no quiero follar contigo, dudo que ese tipo me dé ánimos de hacerlo. - soltó colocando la toalla alrededor de su cuerpo
Gálata no supo ni como sus pies se movieron tan rápido, pero mientras veía a cada nada sobre su hombro tuvo que apresurar aún más sus pasos. Mauro ni siquiera lo disimuló, iba tras su presa y no podía perderla de vista. Gálata llegó al primer piso y frenó en seco al ver a los dos tipos que entraron por ese sitio, dos más salieron cada lado. Miró atrás y Mauro bajaba apresuradamente las escaleras eléctricas. No tenía salida, sus latidos se escucharon retumbar en sus orejas y su cabeza vibró al mismo ritmo. Un estallido se dió en la parte de arriba, todos comenzaron a correr despavoridos y en el descuido ella también lo hizo yendo entre el montón, saliendo del edificio, las puertas fueron abarrotadas y ni Mauro ni su gente supieron como pasar a través de todos ellos para alcanzarla. Gálata ni siquiera vio a donde iba, solo se encargó de no ser tirada en el piso como muchos que cayeron y fueron pisoteados por todos los demás. Su corazón estaba a punto de estallar, necesitaba respira