Capítulo 20

Mateo no vio a su madre cuando abrió los ojos, el rottweiler en su regazo también la esperó, pero cuándo escuchó un auto llegando a la casa, supo que su madre podría estar en problemas. Vio a un hombre con abrigo junto a Samuel y recordó que siempre era quien le inyectó medicina a su madre cuando esta dormía.

Esta vez no dejaría que le hiciera nada. Ella lo cuidó siempre, aún de cosas que él nunca entendió. Pensó que era su turno.

Recordó como entrenaron a los cachorros y supo que decir o hacer.

Un ladrido feroz se escuchó en la parte superior de las escaleras, Samuel miró de donde salió, soltando el picaporte y en menos de nada vio como el perro se abalanzó contra Mauro, el cual sintió los dientes entrando en el brazo, al punto de que un grito por lo bajo abandonó su garganta.

Samuel lo trató de quitar, pero la mordida era tan fuerte que aún al tirar de las patas traseras del perro no pudo alejarlo del farmacéutico.

Lo pateó y el perro gruñó más fuerte.

__ ¡Orion, abajo! - dijo M
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