Miro la hora en su Rolex faltaba muy poco para que Nadia saliera de clase. Gracias a sus influencias había conseguido su horario de clase, con eso la tendría bien vigilada. Ya que la muy, muy no le atendía las llamadas. Se puso en pie, tomo su saco Armani para terminar de abandonar la oficina.
—¿Se marcha señor D'Blukcle? La voz sensual de su secretaria sonó no más al salir de la oficina.
—Si. Hasta mañana.
—¡Hasta mañana señor! El la observó de reojo y noto como lo mormoseaba mientras mordia el bolígrafo.
Este negó mentalmente mientras caminaba hacia el ascensor. Era obvio que si le pedia a esa mujer que s
El apartamento ardía y ardia, sumergido en llamas… era imposible aplacar el fuego, casi todo el edificio había sido desalojado. Las personas se reunian afuera esperando y resando porque el fuego no se extendiera destruyendo todo a su paso. El jefe de policía que parecía la sombra de Wagner ya estaba en el lugar de los hechos, al verlo se acercó a él.—Señor D'Blukcle… últimamente se ha visto involucrado en muchos incidentes.—No tengo tiempo para usted oficial. Responde poniendose en pie con una Nadia llorosa y temblorosa.—Lo atrapare D'Blukcle. Susurra. Pero Nadia apartó esa voz molesta de sus pensamientos justo cuando sintió la lengua de Wagner posarse sobre los labios inferiores de su sexo. ¡Joder! Eso sí que era maravilloso pensó la mujer, aferrenadose de ambas almohadas que descansaban debajo de su cabeza.La lengua experimentada del millonario se introdujo en la cavidad de sus labios internos, saboreandola mientras la movía en círculos. Instintivamente Nadia abrío más las piernas, era automático un reflejo imposible no dominar. Los besos de Wagner arrancaron de su garganta gemidos que sonaron en toda la habitación.Este besaba y chupaba la pequeña protuberancia de su intimidad, y a la vez se bebía el néctar que de esta salía. Wagner con mucho pesar se separó de Nadia quien segCapítulo XXII Al Fin Suya
Si Nadia pensó que Wagner era un hombre extravagante pues se equivocó, la palabra le quedaba pequeña… aquella tienda era demasiado elegante, se sentía incómoda con tantas prendas de ropa tan costosa. No hayaba la manera de escaparse de allí, o mejor aún escapar de las manos de ese hombre.—Bueno mi lirio, eres libre de recorrer todo el lugar y escoger lo que gustes.—Wagner de verdad que no es necesario. Pienso que esto es mucho. Susurra cerca de él.—¿Mucho? Sonríe envolviendo su cintura con los brazos. —Esto no es nada. Planta sus labios sobre los de ella. —Ve, y escoge algo bonito.
En cuando Nadia se marchó de casa, Wagner pilla el Mercedes salir de su mansión. No se sentía tranquilo dejándola ir sola, le gustaba cuando él llevaba el control sobre todo cuando había moscas rondandola. Pero no tenía de otra, necesitaba hacer ese viaje hasta Los Ángeles para resolver ese inconveniente.Caminó hasta su despacho, abrio la única puerta que había dentro… allí se encontraba todo su arsenal de armamento personal. Tomo varias nueve milímetros con suficiente municiones. Como llevaba la Magnum en su espalda, metió las dos nueve en las fundas negras al costado de las costillas; otra en su parte baja del abdomen, y otra más pequeña en el tobillo.Con eso debía bastar… terminó
—Bueno ya estamos en mi casa.—¿Podemos repasar la materia de hoy? Pregunta Nadia. —Siento que no estoy lista para el examen.—Claro, además; fue bastante fácil para mí. Yo te explico todo. Le responde Perla.Los chicos comenzaron a estudiar alrededor de una mesa llena de libros, hojas y hamburguesas… llevando dos horas de estudio le sirvió de mucho a Nadia, ya estaba comprendiendo. Entonces… el móvil suena y un sudor frío recorrió todo su cuerpo. Ella sabía de quién se trataba, no era tonta. Era obvio que el chófer llamaría a Wagner para informarle sobre ella.De
Un chapoteo de agua despertó a Nadia de un profundo y placentero sueño. Se removió en la enorme cama acolchonada volviendo a escuchar el mismo chapoteo de agua.—¿Que es eso? Arrugo el ceño. Miro hacia la puerta de cristal que conectaba al balcón. —¿Pero que hora es? Por todos los cielos...Nadia se puso en pie dispuesta a correr las cortinas y volver a la oscuridad de la habitación pero al mirar a través del cristal se quedó helada… Wagner se encontraba nadando en la piscina, podía ver a través del agua cristalina aquel majestuoso cuerpo.—¡Dios mío! ¿Porque tiene que ser tan condenadamente sexy? Se dice así misma mordiendose el labio. —Maldici
Wagner beso la espalda sudorosa de Nadia. Mientras que sus dedos se desplazaban lentamente por toda la columna vertebral. Este gesto erizó la piel de la chica que aún permanecía boca abajo.—¡Me gustas Nadia! Wagner le dice con los labios sobre su piel. —Dime que también sientes lo mismo por mi.Pero ella no le responde, continua en silencio mientras él le propinaba tórridos besos apasionados. Provocándole una serie de hormigueo inquietante en su vientre bajo.—¿Porque no me respondes? El detiene los besos, pero ella seguía sintiendo su aliento caliente.—Wagner… las cosas van un poco rápido y yo…
Los días transcurrieron de lo más normal en la mansión de Wagner. Nadia se enfocó en la universidad pero por la noche el millonario la acaparaba por completo. Al menos no tenía que preocuparse de limpiar esa enorme casa, eso no le restaba tiempo de sus estudios.Ese viernes por la tarde dejo a un lado la libreta con la que hacía el intento de estudiar. Afortunadamente para ella esa noche no tenía clases, así que tendría todo el fin de semana para hacerlo. Nadia miro por el enorme ventanal de la habitación que conectaba a la piscina.Se veía tan brillante y deliciosa y ¿Porque carajos seguía allí sentada? Debería de estar disfrutando de los privilegios de esa mansión. Se levantó rápidamente a rebuscar entre sus cosas, imploro a