El viernes había llegado muy rápido, Wagner se encontraba metido en su ordenador revisando algunas propuestas que recibió para hacer lo que mejor sabía hacer... negocios, siempre las recibía y todas buenas… así que tenía de donde escoger. A pesar de recibir constantemente grandes cantidades de dinero a diario, continuaba cabreado por la decisión que habían tomado Kevin y Michael. Le negaron el permiso para su proyecto y eso no era lo que esperaba de ellos.
Dejo de maniobrar el ordenador recostándose en su sillón. Sonrió de oreja a oreja, pensando que justo en esos momentos esos dos ancianos se encontraban bajo su poder en un galpón abandonado. Sus hombres los mantenían vigilados, los tendría así por un día más. Debían aprender que a Wagner D'Blukcle nadie le decía que no. Con esa lección esperaba que cambiarán de opinión.
Miro la hora en su reloj Rolex de oro que complementaba su atuendo. Era tarde ya, ¿Porque carajos seguía en la oficina un viernes por la noche? Saco su móvil marcando un número. Necesitaba relajarse, y que otra cosa mejor le sentaría de maravilla que pasar la noche con una bella mujer.
—Veamos quien está disponible para esta noche.
Nadia, entregaba el último paquete que llevaba en su mochila. Estaba un poco lejos de la parada de autobús que la dejaba un poco cerca de la universidad… dos días antes por fin había cancelado el semestre congelado y de una le asignaron el nuevo horario, algo que agradeció infinitamente porque sabía cómo manejarse con su nuevo empleo y la universidad.
La agencia para la que trabajaba se llama (MuyVeloz) se encargaban de recibir llamadas de personas que necesitaban cualquier tipo de cosas… en este caso; documentos, productos del hogar y muchas veces hasta alimentos. Resulta que la compañía enviaba a sus mensajeros en busca de las necesidades que ellos exigían, los empleados se dirigen a la dirección específica donde se encuentra el paquete para luego llevarlo a manos del cliente que contrato el servicio. Básicamente de eso se trataba el trabajo.
Para que Nadia pudiera moverse por la ciudad le asignaron una bicicleta, esa noche calurosa pedaleaba un tanto apurada. Necesitaba entregar la bicicleta en la empresa antes de poder dirigirse hasta la universidad. Miro el reloj de su muñeca, uno de plástico… más bien parecía de juguete, pero a ella eso le importaba nada. Nadia no era materialista.
Le faltaba muy poco para poder entrar a clases. Tan solo una cuadra más y ya estaría llegando a la empresa, agradecía que la estación de autobus le quedará muy cerca. Así que pedaleo mucho más rápido.
Salió de su oficina ancioso, esa noche Jeremy lo esperaba en el Mercedes pero por alguna razón no quería que lo llevarán. El mismo deseaba conducir su propio coche, un Audi S8 color negro. Muy poco lo usaba porque su chofer lo llevaba a todos lados, pero esa noche no.
—Jeremy, puedes irte. Yo me iré en mi coche. Ordena.
—¡Como usted diga señor! El anciano sube al Mercedes alejándose del lugar.
Wagner sube a su coche, por lo general siempre lo mantenía aparcado en el estacionamiento de la aerolínea por si alguna noche le provoca irse en el. Arrancó el poderoso motor haciendo chirriar los cauchos.
Conducía como un loco por las calles de Houston, una hermosa morena muy cachonda lo esperaba y con la que pensaba pasar toda la noche. Aceleró la velocidad del coche.
Al doblar la esquina de la nada un ciclista se cruzó en su camino, el iba tan rápido que no le dio la oportunidad de frenar el coche a tiempo. Lo que pudo oír fue el impacto de un cuerpo sobre su coche y el chirrido de algo metálico meterse debajo de su automóvil. Lo único que pudo pensar en ese momento era una retahíla de juramentos hacia ese ciclista entrometido.
—¡Carajos! Exclamó.
Wagner se bajó del coche y noto que las personas comenzaban aglomerarse alrededor del accidente, continúo maldiciendo internamente. En cuando apartó a algunos entrometidos se fijó que a quien había atropellado había sido a una chica y no un muchacho. ¿Qué hacía una joven a esas horas conduciendo una bicicleta? Al acercarse a ella divisó el logo de una compañía que conocía (MuyVeloz) era una mensajera.
—Hay que llamar a una ambulancia ¡Por dios! Grito una mujer.
D'Blukcle al ver a la chica tendida en el suelo sin moverse se preocupo de que estuviera muerta. No se vería bien una muerte en su fachada de empresario respetado. Saco su móvil llamando a emergencia.
—Esto solo me pasa a mi. Se dijo con el teléfono en la oreja.
Observó a muchas personas haciendo un círculo alrededor de la muchacha, eso lo cabreo… Después de llamar a emergencia se aproximó al bullicio.
—Apartansen… denle espacio.
—Usted la atropello. Le recrimina una señora.
—¡Por favor señora! Le responde imperturbable.
Este coloca los dedos en el cuello de la chica, el alivio inmundo sus pulmones… estaba viva. Pero su pulso era débil, miro a la mujer tendida boca abajo le era imposible verle el rostro. Solo el enorme trasero de manzana era lo único notorio en ella. Apartó esos pensamientos poco racionales concentrándose en ella nuevamente. Había un línea de sangre saliendo de su cabeza derramandose por el pavimento. Amusgo los ojos y aplano los labios, eso no era bueno.
El sonido de las sirenas sonaron a lo lejos, al fin pensó. Estos llegaron atendiendo a la joven sin perder el tiempo, Wagner observaba todo lo que pasaba desde una distancia prudente. Aún no podía ver la cara de la joven. De pronto la policia también llegó y este chasqueó la lengua al verlos aproximarse.
—Señor D'Blukcle que raro verlo aquí en este alboroto.
—Si bueno, cosas que pasan.
—Oficial, oficial ese hombre atropello a la muchacha. Lo denuncia la mujer anciana de hace un rato.
—D'blukcle. El oficial lo mira de reojo.
—Acompañare a la mujer. Responde Wagner.
Se aleja del oficial y camina impacible hasta la ambulancia donde se encuentran los paramedicos atendiendo a la mujer. Al mirar su rostro Wagner D'Blukcle sintió algo muy extraño dentro de él… solo se quedó allí observando a esa chica inconsciente con la cara bañada en sangre. ¡Qué caraj…! Pensó.
—¿A dónde la llevaran?
—Al hospital más cercano. Responde un paramedico.
—No, llevenla a la clínica SolverZan.
—Señor, no sabemos nada de esta señorita esa es un clínica paga no…
—Yo corro con los gastos. Los seguiré desde mi coche.
—Ok señor. Los paramedicos se miraron los uno a los otros continuando con su trabajo.
La ambulancia arrancó deprisa y el hizo lo mismo. Aún seguía desconcertado por la reacción que tuvo al ver a la joven ¿Qué le sucedió? Estando tan cerca de la clínica llamo al médico de cabecera era amigo suyo, con su ayuda atenderían a la muchacha más rápido.
—¡Wagner! El doctor se acerca a él quien se encontraba sentado en la sala de espera pellizcandose el puente de la nariz.
—Harris. Responde sin ánimos levantando la mirada.
Después de media hora de haber llegado a la clínica nadie le daba razón de la mujer que ingresaron. Le molestaba esperar y mucho más cuando se trataba de una mujer.
—¿Cómo está la muchacha? Pregunta mortalmente serio.
Harris el amigo doctor de Wgaber salió por la puerta donde habían ingresado a la chica que atropello. La expresión de su rostro le indicaba que el accidente no había sido tan grave después de todo.—Estara bien, algunos raspones y cortes. Lo único importante fue la herida en la cabeza tuve que tomarle cuatro puntos, también le mandé hacer una radiografía para cerciorarme de que todo estaba en orden.—¿Y todo salió bien?—Si. Ella estará bien, la dejaré por esta noche aquí. Mañana podrá regresar a casa.—¿Es todo? Bueno, por alguna razón aquellas palabras fueron como un puñal ardiente clavándose en el pecho de Wagner ¿Porque le fastidiada el hecho de que ella le odiara?—Fue un accidente, te pido disculpas… yo estoy corriendo con los gastos de la clínica y…—¡Ah no! Es que sería el colmo que yo tuviera que pagar por todo. Usted… usted arruino mi trabajo, mis… mis clases...¡Dios! Todo. Lo miro de forma acusatoria.—Te lo compensare.¿Pero qué carajos le pasaba? ¿Compensar? ¿A una mujer? Algo no estaba bien con el, nunca se comportaba de esa manera con una chica.<Capitulo VI Confrontación
El agua de la ducha era helada, los músculos de Wagner se tensaron en cuanto la lluvia cayó sobre su cuerpo. Con la cabeza inclinada hacia un lado le permitía que todo el poder del agua cayera sobre sus tensos hombros. El agua fría siempre relajaba su cuerpo, y más cuando no había podido dormir en la maldita noche. Su cerebro no paraba de pensar e imaginar a esa mujer desnuda en su cama ¿Qué obsesión tenía con ella joder?Era una chica como cualquier otra, no poseía nada especial que la hiciera diferente entonces, ¿Porque mierda no dejaba de pensarla? Se volvería loco como siguiera así. Después de lavar su cuerpo, salió en busca de un traje. Entro en el alargado armario donde los guardaba, ese día era sábado así que no trabajaba. La dicha de ser un jefe era que podía faltar el día que le viniera en gana. A menos que se
—Josh… ¿Acaso estás celoso del señor Wagner?—¡Para nada! Le resta importancia —A mí que más da con ese tipo. Frunce el ceño —Solo que no lo quiero cerca de ti.—¡Oh vamos! Eres muy tonto cariño… no lo volveremos a ve…—¡Buenos días! Vocifera Wagner entrando por la puerta de la habitación esa mañana.La pareja se quedó perpleja al observar a la persona que era tema de conversación en ese instante interrumpiendolos así como si nada. Nadia pestañeo repetidas veces para confirmar que de verdad estaba viendo a ese hombre allí de pie y a la vez, se preguntaba ¿Qu
Wagner achico los ojos… era la primera mujer con la que se topaba que le rechazara. Por lo general nunca tenia problemas con ninguna, de hecho todas siempre estaban dispuestas a todo cuando se trataba de estar con el. Nadia definitivamente era diferente a todas esas chicas con las que salía regularmente. Ya comprendía porque continuaba llamando su atención, el que le rechazara solo aumentaba las ganas de querer estar con ella.—Solo quiero compensar los daños que te he hecho Nadia.Ella pestañeo rápidamente otra vez, sospecho que cada vez que la llamaba por su nombre le afectaba y eso era bueno.—¿Compensar? ¿ De verdad? Arruino mi primer día de clases, la bicicleta que la empresa me asigno para trabajar
Al día siguiente, Nadia necesitaba ir a trabajar suficiente tenía con haber faltado ese día como para no presentarse otro día más… era nueva no podía abusar de la empresa. Sabía bien lo que le dijo el doctor, pero ese señor no pagaba las cuentas. Nadie lo hacía por ella, así que no tenía de otra que levantarse esa mañana para llegar a tiempo al trabajo.Para cuando llegó en la entrada del edificio la recepcionista la recibió.—¡Oh! Nadia, ¿Qué haces aquí?—Vine a trabajar que si no…—¿Trabajar? Acaso no revisaste tu teléfono, te he enviado un texto.
Nadia observa a Wagner parado en el entrada de su apartamento. Parecía una piedra en su zapato, desde que ese tío apareció en su vida todo se vino abajo. Era como la mala suerte, y aún así le había abierto la puerta ¿Porque?—¿Puedo pasar?—No.—¡Por favor!Joder… odiaba que le hiciera esos ojos, era como si no se pudiera resistir a él. Se sentía tan extraña estando tan cerca de él.—Bien… pase, pero no se quedará mucho rato.—¡Claro! El sonríe de nuevo —Te he
—Se que por mi culpa faltaste al trabajo y te echaron, pero yo puedo solucionarlo.—¿Solucionarlo? Responde a lo que suelta enormes lágrimas —Amenazaste a mi jefa con lastimarla, ¿Como me dices que lo vas a solucionar? ¿Acaso le vas a pedir disculpas? ¡Oh no! Espera. Hace un gesto con la palma de las manos —¿La volverás amenazar para que me contraté?—Nadia, ¿De qué díablos estás hablando? Yo no he amenazado a nadie, te puedo asegurar que no he puesto un pie en tu antiguo trabajo.—Mentiroso… me estás mintiendo para aprovecharte de mi. La chica se limpia las lágrimas.Último capítulo