Miles de juegos, palomitas en el suelo, niños jugando y mucha comida. El parque de diversiones tenía cierta forma especial de recordarme mi niñez.
Después de un rato decidimos tomarnos algunas fotos, fuimos al carrusel, y aunque un caracol avanzaba más rápido, todo era divertido con Marcus que me hacía reír todo el tiempo.
—Quiero ese peluche —dije apuntando a un osito con una estrella.
—Es lindo —dijo acercándose al puesto, y con sus excelentes habilidades atléticas, volvió con el peluche en sus manos.
—Gracias —dije sonriendo.
—No hay de que, Cait —contestó con una sonrisa grande y sincera, una que demostraba su linda y carismática personalidad.
Marcus era un gran chico y aunque a veces discutíamos siempre lográbamos solucionarlo. Me daba lastima el que no supiera sobre mis sentimientos, pero estaba segura de que algún día lograría ser valiente y confesarle todo.
Estábamos visitando todos los juegos y comiendo algodón de azúcar, en realidad no me gustaba, pero me daba igual.
Todo iba genial, hasta que vi acercarse a ese chico castaño de ojos azules. Llevaba un suéter negro con capucha y las manos dentro de sus bolsillos.
—Hola —saludó con un gesto neutro cuando nos vio.
¿Qué se supone que hacía?
¿No se supone que él no quería venir?
¿Qué pasaba por su cabeza?
Se supone que él no quería venir, pero ahora resulta que frente a mí estaban él y su gran ego y negativismo que lo acompañaban a todos lados.
Repito era un cretino.
Sentí que mi boca se abriría al ver cómo se acercaba cada vez más a nosotros.
—¿Qué haces aquí? —cuestionó Marcus, ahorrándome la pregunta.
—Buscando a Millie bobby brown, ¿no la han visto? —preguntó con sarcasmo, mientras rodaba los ojos.
—Ja, ja, ja. Dime qué haces aquí —dijo Marcus fastidiado.
—Brooks y yo tenemos tarea pendiente —contestó provocando que una mirada de confusión se formara en mi rostro, y sin si quiera darme cuenta, ya estaba caminando debido a que Seth me jalaba del brazo.
Llegamos a un parque, y él hablo después del silencio que se había formado en todo el camino.
—Te doy 10 dólares si te alejas de él —dijo ya con el dinero en la mano, mi ojos se abrieron más que nunca y mi cerebro sin saber que presenciaba entró en un tipo de trance dando respuestas aleatorias sin haber prestado atención a la pregunta, y es que, en mis 17 años de vida había visto cosas extrañas pero si de comparar se trataba, lo que mis ojos proyectaban ahora le ganaba a todas por mucho.
—¿De quién? —pregunté perdida, mientras miraba un punto inespecífico.
—Del vecino —contestó de forma sarcástica —. Obvio que de mi hermano —aclaró poniendo sus ojos en blanco, y en ese momento volví a la realidad.
—¿Por qué debería aceptar? —cuestioné inclinando un poco la cabeza mientras él seguía con el billete en la mano.
—Porque son 10 dólares, duh —contestó con una seriedad absoluta. Su actitud ya me comenzaba a cansar, así que decidí rechazar su oferta debido a lo rara que me parecía esa situación.
—No, gracias —contesté fingiendo una sonrisa.
—Bien como quieras, pero no digas que no te advertí Brooks —dijo guardando el dinero mientras se alejaba de allí. Mientras tanto, mi cerebro trataba de asimilar todo lo que había pasado.
Seth Campell era sin duda una de las personas más raras que había conocido, y realmente no encontraba razón para su oferta o lo que sea que hubiera sido lo de hace rato, pero ya sin más, me dirigí a mi casa después de que me hubiera llevado y dejado en el parque.
(...)
Estar viendo un maratón de flash mientras escuchaba 4th of July sin duda era un sueño y solo el que estuviera lloviendo lo haría perfecto, pero me conformaba.
Después de un rato recibí una llamada de mi padre, y decidí contestar con una gran sonrisa.
—Hola cariño, ¿cómo estás? ¿comes bien? —preguntó, apenas contesté.
—Hola papá, si he estado comiendo bien y no me hace falta nada, hace una semana hice la despensa —dije sonriendo, feliz de que llamara.
—Que bueno cielo, espero que tengas amigos, nunca me hablas de nadie —dijo de la nada.
—Bueno, tengo un mejor amigo, hace rato fui con él al parque de diversiones —comenté riendo porque en realidad ya se lo había mencionado.
—Claro, Mateo —dijo chasqueando los dedos.
—Marcus —corregí riendo.
—Bueno cariño, me alegra que estés bien, recuerda que nos veremos pronto —dijo papá, y después de despedirnos cortó la llamada.
Desde que mamá me abandonó, él decidió apoyarme en mi sueño, y junto con mis ahorros logramos conseguir un pequeño departamento en donde pudiera vivir hasta acabar mis estudios y después mudarme a dónde quisiera. Realmente amaba que fuera comprensivo y que siempre me escuchara y apoyara.
Y después de un gran día, decidí ponerme cómoda y disfrutar de "A dos metros de ti". De alguna forma los finales tristes me hacían sentir viva por lo que me daba igual terminar llorando, probablemente tenía escrito "Loca" en la frente, pero estaba bien con eso mientras tuviera personas que me quisieran de verdad. Tal vez mi madre no era una de ellas, pero después de un tiempo aprendí que no era mi culpa y que sin importar lo que hubiera o no hecho, ella tomó su decisión. Duro pero cierto, la vida seguía y debía superarlo para no ser una nube gris como el cretino que tenía como compañero.
Pasaron algunos días desde que el castaño de acercó a mí en el parque, desde eso, evitaba a todos en la escuela, de alguna manera su propuesta me dejó pensando. Ya ni siquiera pasaba tanto tiempo con Marcus, pero ahora lo hacía gratis, sin duda me arrepentía de no haber aceptado esos 10 dólares, pero esa ya estaba en el pasado.Apenas terminó matemáticas vi como el chico salía del salón molesto, o al menos más de lo normal, a lo que yo y mi cerebro entrometido fueron detrás de él. Pude notar como se dirigía con prisa a la parte de atrás de los salones, a lo que me oculté dónde él no pudiera verme, y al hacerlo, vi a Marcus detrás de él, mientras Seth se acercaba molesto.—¿Es en serio Marcus? —dijo este último con rabia.—¿A qué te refieres? —preguntó Marcus.—Sé que invitarás a Caitlin hoy —dijo aún más enojado, aunque eso me sorprendió, no sabía a dónde iba su plática.—¿Y eso qué? —cuestionó con una mirada fastidiada.—Ella está loca por
Me encontraba ocupada viendo memes en mi celular cuando recibí un mensaje del castaño, a veces resultaba muy comunicativo y otras una piedra."Brooks mándame tu dirección". Era todo lo que había escrito. No Caitlin ¿puedo ir a tu casa?. No Caitlin ¿estás en tu casa?. "Brooks mándame tu dirección".Y sin embargo se la mandé, realmente no tenía nada más que hacer, «y quién mejor que Seth, el chico más simpático del mundo para alegrarme» pensé haciendo que riera, a veces mi mente era tan genial contando chistes que me sentía inteligente.A los pocos minutos tocaron mi puerta y pude notar como detrás de él estaba una moto negra lo que me hizo sonreír con triunfo.—Una moto, eso es muy chico malo literario de tu parte —dije mirándolo mientras el daba un suspiro cansado y rodaba los ojos, al mismo tiempo que me empujaba con su brazo para entrar.—Sabes Brooks, no estoy de humor para tus malos chistes —dijo una vez adentro.—Pues eso no parece, si
Estaba en la casa de Seth, después un siglo me había invitado a conocerla, aunque en realidad ya sabía cómo y dónde era, pues Marcus me había invitado algunas veces.Al llegar vi a la señora rubia que era su madre, a la que él saludo con un beso en la mejilla, algo que me pareció muy tierno.Me jaló del brazo como tenía por costumbre, para subir las escaleras y llegar a su habitación, lo bueno es que Marcus no se encontraba allí, al parecer iba a salir con sus amigos.—¿Qué hacemos aquí chico malo? —pregunté mirándolo confundida, y el apodo ya se había quedado, al igual que el que él me llamara Brooks.—Bueno quería enseñarte algo —contestó con obviedad, esta era una de las veces recordaba lo molesto que podía llegar a ser con sus comentarios, él saco una guitarra de su estuche, y la conecto a un tipo de amplificador o como se llamara esa cosa.—Una guitarra eléctrica es muy Rockstar, y pensar que negaste tener una banda —dije molestándolo.
Me desperté temprano por primera vez en mi vida, era un gran logro para mí y mi flojera, pero para mí desdicha me pase una hora desayunando mientras veía mi celular, y de nada sirvió mi logro, pues tuve que llegar corriendo a la escuela.Empecé a meter la mayoría de mis libros en mi casillero, cuando de pronto por las bocinas de toda la escuela se escuchaba una voz familiar.—Caitlin Bianca Brooks, fui un tonto y me arrepiento de todo lo que te hice, eres mi mejor amiga y... También me gustas, ¿te gustaría salir conmigo? —dijo Marcus desde el micrófono de la oficina de la directora, no sé como se metió ahí, pero mientras estaba en completo shock él ya estaba frente a mí.—Entonces, ¿te gustaría salir conmigo? —preguntó ya estando en el pasillo.—Sí —contesté con una sonrisa, no lo sé, pero ahora veía sinceridad en él, y parecía arrepentido de lo que dijo, pues ya se había tratado de comunicar conmigo pero lo había ignorado, él me abrazó fuertemente eleván
—Sube Brooks —dijo desde el techo. Y por muy tonto que pareciera logré subir con su ayuda.—¿Para qué hacemos esto? —pregunté confundida.—Porque no quiero morir sin decir que no subí al techo de una biblioteca —respondió con una sonrisa ególatra, como si nada le importara.—Pues yo no quiero hacer eso para vivir más tiempo —señalé mirando sus lindos ojos azules.—Nunca dejaría que caigas —contestó mirándome.—¿Soy importante para ti? Marcus dijo que solo le prestabas tu guitarra a personas que te importaban —pregunté tratando de obtener una repuesta, y es que en realidad no tenía claro nada respecto a él.—No, solo lo hice para que dejaras de fastidiar —contestó en tono indiferente.—Entonces, ¿por qué me besaste? —solté repentinamente, con las mejillas tan rojas, como en ese momento.—Wow, ¿en serio preguntas eso después de una semana, Brooks? —dijo rodando los ojos, así es, su actitud era la misma, aunque tenía ratos dulces,
Ayer hablé con papá, él siempre estuvo para mí, apoyándome y fingiendo ser fuerte cuando mamá nos dejó. En cada una de nuestras platicas una pregunta hacía lugar, el temido «¿Cómo estás?»."Estoy bien" era mi respuesta siempre. Esas palabras no solo eran mentira, también eran una salida rápida de mi realidad, de una en la que estaba destruida desde que Seth se fue de mi vida. ¿Cómo es que una persona que conocías en 4 meses se volvía tan importante en tu vida? Probablemente no había respuesta a mi pregunta.Necesitaba saber si se encontraba mejor, si se sentía tan mal como yo, o si siquiera le importaba. Y me quemaba el hecho de no verlo todas las mañanas a una esquina del salón dibujando cosas que nunca me dejó ver en su libreta, porque desde ese día, dejó de asistir a la escuela.Decir que estaba bien y fingir sonrisas, se había vuelto mi más grande pasatiempo, era muy fácil fingir que todo estaba bien y aún más fácil que me creyeran, mientras me engañab
Seth Campell:Se lo dije, le dije la verdad y la lastimé, pero prefería eso a ser un hipócrita como Marcus, por qué ella se merecía la verdad y no mentiras como las que siempre había recibido.Todo era verdad en la parte en la que le confesé que me gusta, se supone que la ayudaría en el parque para que terminaran siendo nada ella y Marcus, pero mi inútil conciencia me hizo arrepentirme. Le ofrecí 10 dólares, los rechazó y traté de evitar que pasará lo inevitable, descubrió la verdad.Traté de animarla, pero el plan se salió de control, termine besándola y sonriendo como un tonto solo de pensar en su nombre y sus bonitos ojos grises, caí en lo que siempre evité, un tonto cliché, una hermosa chica castaña que me hizo olvidar lo horrible que era esa empalagosa palabra llamada "amor".Curioso, la chica "buena" y rara que me golpeó con un libro, y yo el chico "rudo" que era como ella solía llamarme, pasando tiempo juntos, y yo perdí porque me gustó primero, tr
Al abrir los ojos me encontré con un montón de luces cegadoras.—Brooks —exclamó Seth al verme, abrazándome y acariciando mi cabello, a lo que yo le devolví el abrazo con lágrimas en los ojos, al parecer todo había sido un sueño. Él era real, él me quería y se preocupaba por mí.—Perdóname y-yo no quería lastimarte —dijo mientras una dichosa lágrima rodaba por su mejilla, a lo que yo lo acerqué más a mí dándole un tímido beso, uno con el que muchas veces había soñado desde el día en que decidí dejar de hablar con Marcus.—También me gustas —confesé nerviosa, mientras una gran sonrisa se tallaba en su cara.—Bueno Caitlin, ya estás estable, puedes irte en un rato —dijo la doctora sonriéndome.—Gracias —dije levantándome un poco de la camilla. Ahora estaba en un hospital con una bata, y de pronto un recuerdo llegó a mi mente, exaltándome por completo.—Mi padre, él debe estar preocupado —recordé con los ojos bien abiertos.—Ya le av