Era como si Bella conociera muy bien a Ricardo, y su intuición le indicase que algo no iba del todo bien con él. Para Bella, era evidente que Ricardo se metería en problemas tarde o temprano, porque Ricardo, no solo se dejaba llevar por su impulsividad, también actuaba sin pensar en las consecuencias, y por esa razón, las consecuencias llegan a él rápidamente. Hace un par de años, Bella y Ricardo fueron pareja, mientras ambos terminaban sus estudios. Ricardo estaba terminando la carrera de medicina general con especialización en primeros auxilios y urgencias médicas y Bella estaba terminando su doctorado en psicología. Bella es mayor que él por diez años, pero ella siempre se mantuvo joven y saludable. Como parte de su investigación, Bella ofrecía terapia psicológica a los alumnos y miembros de la comunidad universitaria de manera gratuita, con el fin de ampliar los resultados de su método cualitativo. En esos entonces, Ricardo la estaba pasando muy mal, porque sus padres habían mu
―El perdón es la liberación del rencor y del odio en tu alma… Siempre es más recomendable perdonar… Pero sé que tú no te refieres al perdón en sí, sino que te refieres a volver a tratar a Ricardo como una posible pareja, o al menos, volver a tratarlo como si nada hubiera pasado, ¿no es así? —analizó Bella.―Sí Bella, así es… No sé si debo reclamarle, gritarle, dejarle de hablar o tratarlo como si nada hubiera pasado… —confirmé con muchas dudas dentro de mí.―Es un sentimiento de culpa muy común después de tener intimidad y no tener una estabilidad emocional con la pareja… No te preocupes. Lo que puedo aconsejarte es que expreses tu rencor, tus motivos por los que te sientes molesta con él, pero sin gritarle y sin discutir. Tan solo habla con él de lo que pasó y cómo te hizo sentir. La mayoría de los problemas se solucionan de esa manera… Si aún le importas a Ricardo, él te escuchará con atención y te dará también su punto de vista con tranquilidad —recomendó Bella.―¡Wow! ¡Qué buen con
—Escucha… Necesito hablar contigo cuanto antes… ¿Podemos hablar? —solicitó Christopher , con la voz temblorosa y la respiración agitada.―Yo también contigo… Pero estamos en medio de una emergencia, ahora no te puedo atender… Yo te regreso la llamada cuando me desocupe… —señaló Ricardo, esperando que Christopher lo entendiera. Christopher ya no lo soportaba. El suplicio lo estaba matando… ¿Ahora qué era lo que Ricardo quería decirle? ¿Qué me llevaría a su casa? ¿Que si estaba embarazada, se casaría conmigo?... Christopher nunca creyó que su imaginación lo pudiera afectar tanto… Pensó que quizás estaba volviéndose loco… Loco de amor… Al fin comprendió lo que esa expresión significaba.Christopher se preguntaba si para mí, nuestra cita del día anterior significó algo, al menos si había significado para mí una décima parte de lo que significó para él. Para Christopher , ese día lo era todo… Estaba tan agradecido de haberme visto reír, de haberme hecho feliz por un día…
Llegada la tarde, Christopher se dirigió al hospital, y mientras manejaba, su estómago y corazón aún le advertían algo triste, pero trató de ignorar a su propio cuerpo, porque si seguía así, hasta podría volverlo loco.Por otra parte, Ricardo salía del trabajo, listo para verme de nuevo con un temple increíble, cuando la Dra. Clarisse lo detuvo para cambiar su ánimo.―¿Te vas querido? Yo también… ¿Por qué no pasamos a platicar en un café? ―sugirió Clarisse.―No puedo… Ya tengo planes ―respondió Ricardo, indiferente y frío.―¡Aw! Aún sigues enojado conmigo por aquella tontería… ¡Ya olvídalo Ricardo! O vas a decirme que ya no te gusta divertirte… Seguramente hiciste algo así infinidad de veces en el hospital… De hecho, ya estoy hablando con los guardias de seguridad para que me autoricen revisar todos los videos del hospital… Si te encuentro algo, querido Ricardo, ¡adiós trabajo! ¡Adiós favores del director! ¿Lo entiendes? ¡Él nunca te perdonará que lo decepciones, p
Gerald, el gerente de la cafetería del hospital, había escuchado que yo podría estar embarazada. Para Gerald, esa pudo ser una de las razones por las que necesitaba urgentemente el trabajo. Su preocupación iba relacionada con mi bienestar, aunque Alexa pensó que Gerald lo tomaría como una excusa para despedirme del trabajo, pero en realidad se equivocaba.―Rachel, ¿estás embarazada? ¿Por qué no me lo habías dicho? ―se asombró Gerald, dirigiéndose hacia mí.―¡Ah no, Gerald! ¡No! No vas a hacerle esto a ella… Ella no tiene la culpa… ―intervino Alexa, colocándose frente a mí como si fuera un escudo protector.―¿Qué? ¿Hacerle qué…? Sólo estoy preguntando ¿por qué no me lo había dicho…? ―aclaró Gerald con confusión.―Seguramente eres como todos esos jefes que dejan a una pobre madre soltera desamparada, sin trabajo, luchando con una enorme barriga, sola y abandonada, consiguiendo algo de dinero para sobrevivir… ―ejemplificó Alexa, dramatizando la situación.―¿Solter
―¡Qué lástima! Un chico tan hermoso y guapo, ¡ya casado!... ¡Los mejores siempre están casados o son gays! ―se desilusionó la recepcionista, haciendo un puchero con la cara.―Y las mejores chicas no están preocupándose por coquetear con cualquier hombre atractivo que se les aparece en frente… ¿Me puedes decir a qué consultorio podemos pasar? ―indicó Ricardo, regañando a la joven con su mirada de frialdad.―¡Sí, señor…! Le toca el consultorio 33 B. La doctora que le atenderá es la doctora Denisse Walter. Aquí está su póliza. ¿Algo más? ―respondió la chica, mostrando su molestia por la arrogancia de Ricardo.―Nada. Gracias ―concluyó Ricardo sin arrepentirse de haber aplacado a la guapa chica.La recepcionista se molestó por cómo la trató Ricardo, pero él estaba convencido de no sucumbir a las tentaciones, por mí <3 Como lo dijo el mismo Ricardo, si esa chica se le hubiera resbalado anteriormente, Ricardo ya la hubiera tomado entre sus brazos, la hubiera invitado a bebe
―¿En verdad?... Entonces… ―exclamó Ricardo, intentando comprender todo y calmando sus latidos veloces y sus nervios que lo hacían temblar.―¡Aparentemente esa noche, solo dormimos…! Quizás intentamos algo, no lo sé… Pero, ¡no te sobrepasaste! ¡No hay nada de qué preocuparse mi amor! ―agregué, agitando su cuerpo para hacer que se emocionará, sonriendo de felicidad.―¿Significa que me perdonas? ―preguntó Ricardo, colocando su mano con suavidad en mi mejilla.―¡No hay nada qué perdonarte! Ricardo, amor mío, sabía que no podías fallarme, lo vi en tus ojos… A pesar de la tentación de tenerme casi desnuda en tu cama, no cediste a la tentación, te contuviste… ¡Estoy tan orgullosa de ti! ―aclaré, sujetando su mano en mi cara con ternura.―¡Vaya! ¡Para esto sí que no estaba preparado! Imaginé de todo, hasta lo peor, pero no me esperaba esta felicidad… No sé qué decir… ―admitió Ricardo, limpiando mis lágrimas y dejando salir las suyas propias.―No digas nada… Sólo abrázame
INSTITUTO DE ASISTENTES EJECUTIVAS Algunos días más tarde, la primera clase a la que me inscribí, comenzaba. Ese día Ricardo no pudo llevarme al instituto, pero Christopher lo haría sin duda. Me despedí de Alexa y Gerald cuando Christopher llegó para recogerme…. ―¡Qué bien que tu sexy profesor Christopher pueda recogerte, Rachel, hoy que tu príncipe azul está trabajando! ―comentó Alexa, ligeramente admirada y bromeando.―Sí, las cosas no van del todo bien en su trabajo y por eso no puede faltar ni pedir permisos… Dice que su jefa lo está presionando demasiado… Pobre de mi amorcito… Quisiera estar con él para hacerlo sentir mejor… ¡Sigh! ¡No puedo dejar de pensar en él! ―respondí, poniendo todo mi foco en mi amado Ricardo.―¡Agh! ¡Qué cursi! Pero así somos todos cuando estamos enamorados… ―bromeó Alexa, pero lo comprendió.—¡Hey! ¡Hola, Alexa! Rachel, ¿estás lista? ―saludó Christopher , acercándose a la barra.―¡Sí, Christopher ! Solo déjame cambiarme el uniforme y despedirme d