Llegada la tarde, Christopher se dirigió al hospital, y mientras manejaba, su estómago y corazón aún le advertían algo triste, pero trató de ignorar a su propio cuerpo, porque si seguía así, hasta podría volverlo loco.
Por otra parte, Ricardo salía del trabajo, listo para verme de nuevo con un temple increíble, cuando la Dra. Clarisse lo detuvo para cambiar su ánimo.―¿Te vas querido? Yo también… ¿Por qué no pasamos a platicar en un café? ―sugirió Clarisse.―No puedo… Ya tengo planes ―respondió Ricardo, indiferente y frío.―¡Aw! Aún sigues enojado conmigo por aquella tontería… ¡Ya olvídalo Ricardo! O vas a decirme que ya no te gusta divertirte… Seguramente hiciste algo así infinidad de veces en el hospital… De hecho, ya estoy hablando con los guardias de seguridad para que me autoricen revisar todos los videos del hospital… Si te encuentro algo, querido Ricardo, ¡adiós trabajo! ¡Adiós favores del director! ¿Lo entiendes? ¡Él nunca te perdonará que lo decepciones, pGerald, el gerente de la cafetería del hospital, había escuchado que yo podría estar embarazada. Para Gerald, esa pudo ser una de las razones por las que necesitaba urgentemente el trabajo. Su preocupación iba relacionada con mi bienestar, aunque Alexa pensó que Gerald lo tomaría como una excusa para despedirme del trabajo, pero en realidad se equivocaba.―Rachel, ¿estás embarazada? ¿Por qué no me lo habías dicho? ―se asombró Gerald, dirigiéndose hacia mí.―¡Ah no, Gerald! ¡No! No vas a hacerle esto a ella… Ella no tiene la culpa… ―intervino Alexa, colocándose frente a mí como si fuera un escudo protector.―¿Qué? ¿Hacerle qué…? Sólo estoy preguntando ¿por qué no me lo había dicho…? ―aclaró Gerald con confusión.―Seguramente eres como todos esos jefes que dejan a una pobre madre soltera desamparada, sin trabajo, luchando con una enorme barriga, sola y abandonada, consiguiendo algo de dinero para sobrevivir… ―ejemplificó Alexa, dramatizando la situación.―¿Solter
―¡Qué lástima! Un chico tan hermoso y guapo, ¡ya casado!... ¡Los mejores siempre están casados o son gays! ―se desilusionó la recepcionista, haciendo un puchero con la cara.―Y las mejores chicas no están preocupándose por coquetear con cualquier hombre atractivo que se les aparece en frente… ¿Me puedes decir a qué consultorio podemos pasar? ―indicó Ricardo, regañando a la joven con su mirada de frialdad.―¡Sí, señor…! Le toca el consultorio 33 B. La doctora que le atenderá es la doctora Denisse Walter. Aquí está su póliza. ¿Algo más? ―respondió la chica, mostrando su molestia por la arrogancia de Ricardo.―Nada. Gracias ―concluyó Ricardo sin arrepentirse de haber aplacado a la guapa chica.La recepcionista se molestó por cómo la trató Ricardo, pero él estaba convencido de no sucumbir a las tentaciones, por mí <3 Como lo dijo el mismo Ricardo, si esa chica se le hubiera resbalado anteriormente, Ricardo ya la hubiera tomado entre sus brazos, la hubiera invitado a bebe
―¿En verdad?... Entonces… ―exclamó Ricardo, intentando comprender todo y calmando sus latidos veloces y sus nervios que lo hacían temblar.―¡Aparentemente esa noche, solo dormimos…! Quizás intentamos algo, no lo sé… Pero, ¡no te sobrepasaste! ¡No hay nada de qué preocuparse mi amor! ―agregué, agitando su cuerpo para hacer que se emocionará, sonriendo de felicidad.―¿Significa que me perdonas? ―preguntó Ricardo, colocando su mano con suavidad en mi mejilla.―¡No hay nada qué perdonarte! Ricardo, amor mío, sabía que no podías fallarme, lo vi en tus ojos… A pesar de la tentación de tenerme casi desnuda en tu cama, no cediste a la tentación, te contuviste… ¡Estoy tan orgullosa de ti! ―aclaré, sujetando su mano en mi cara con ternura.―¡Vaya! ¡Para esto sí que no estaba preparado! Imaginé de todo, hasta lo peor, pero no me esperaba esta felicidad… No sé qué decir… ―admitió Ricardo, limpiando mis lágrimas y dejando salir las suyas propias.―No digas nada… Sólo abrázame
INSTITUTO DE ASISTENTES EJECUTIVAS Algunos días más tarde, la primera clase a la que me inscribí, comenzaba. Ese día Ricardo no pudo llevarme al instituto, pero Christopher lo haría sin duda. Me despedí de Alexa y Gerald cuando Christopher llegó para recogerme…. ―¡Qué bien que tu sexy profesor Christopher pueda recogerte, Rachel, hoy que tu príncipe azul está trabajando! ―comentó Alexa, ligeramente admirada y bromeando.―Sí, las cosas no van del todo bien en su trabajo y por eso no puede faltar ni pedir permisos… Dice que su jefa lo está presionando demasiado… Pobre de mi amorcito… Quisiera estar con él para hacerlo sentir mejor… ¡Sigh! ¡No puedo dejar de pensar en él! ―respondí, poniendo todo mi foco en mi amado Ricardo.―¡Agh! ¡Qué cursi! Pero así somos todos cuando estamos enamorados… ―bromeó Alexa, pero lo comprendió.—¡Hey! ¡Hola, Alexa! Rachel, ¿estás lista? ―saludó Christopher , acercándose a la barra.―¡Sí, Christopher ! Solo déjame cambiarme el uniforme y despedirme d
El experto y conferencista, Ismael Sosa, hizo de aquella primera clase, una experiencia muy motivadora. Su historia personal fue enganchante, y fue mostrando cómo su vida cambió cuando puso en marcha su primer proyecto, con sólo unos pocos billetes y mucha motivación. Actualmente, es una celebridad reconocida en el medio, su físico se ha vuelto más saludable y su billetera se mantiene siempre llena. Es invitado a muchos reality shows y concursos de belleza en todo el mundo para entrenar a las chicas. No solo se volvió millonario creando e invirtiendo en “la belleza”, también había encontrado su propósito en la vida, el mismo propósito que satisfacía su alma. Quedé impactada con aquél experto, pero solo era el comienzo. Tomaba notas de todo, y me preguntaba a mí misma, cuál sería el propósito de mi vida. Sabía bien que mi propósito no era precisamente “la belleza” como con Ismael, y tampoco entendía porque debería haber un experto en reinas de belleza en ese curso, pero estaba segura
―¡Estuvo tan cerca! Casi se desnuda frente a mí… ¡Ya te imaginarás! Y yo sin poder escapar… Afortunadamente, mi alumno Robert fue a tocar la puerta, se dio cuenta y me ayudó a salir de ahí… Pero Ricardo se puso tan furioso que nos amenazó a los dos… ¡Ya te imaginarás! —contó Clarisse, supuestamente al horrorizarse por los recuerdos.―¡Sí lo creo! ¡Con el carácter que tiene! ¡Debe haberte amenazado con algo serio! ¡Ugh! ¡Ese lujurioso! ¿Qué no tiene llenadera? ¡Parece que no tiene límites! —señaló Jazmin con desprecio, mostrando su empatía por lo que Clarisse le hacía creer.―¡Lo sé! Es un muchacho muy difícil… Lo quiero mucho, pero no puedo permitirle esa clase de comportamientos… Es un peligro para mí y otras mujeres… Lo malo es que es el mejor amigo de Christopher y ahijado del director… No sé si deba… —expresó “su preocupación” la doctora Clarisse, para que Jazmin sintiera lástima por ella.―¡No! ¡No lo despidas! ¡Ni lo acuses con el director! ¡Por favor!... Seguramente él confun
EL AMOR DE SU VIDA.La noche estaba avanzada cuando Ricardo finalmente pudo salir de su trabajo. La doctora Clarisse estaba empeñada en hacerlo perder el control y hacerlo renunciar, o bien, hacerlo caer en su sucio juego. Pero Ricardo tenía nervios de acero y no le tenía miedo. Podía resistir si él se lo proponía. Esa noche, Ricardo necesitaba tanto mis brazos reconfortantes como yo los de él, y a pesar de lo cansado que se encontraba, manejó hasta el departamento de Christopher para verme un poco. —Ricardo, te hubieras ido a descansar, mañana ambos entramos a las siete de la mañana… Bueno, pasa, pasa hombre… Así descansarás lo antes posible… Mañana te llevaré para evitar que manejes estando tan cansado… —propuso Christopher , abriendo la puerta para que su amigo entrara.―¡Gracias, hermano! Eres un excelente amigo… Me ayuda saber que cuento contigo… ¿Y Rachel? —preguntó de inmediato Ricardo, buscándome con sus cansados ojos.—Está en su habitación, estaba leyendo para esperarte y
―Menos mal… Uno menos de qué preocuparme… —bromeó Ricardo.―En general, no deberías preocuparte por nadie… —respondí de forma asertiva. —¿Qué no te das cuenta que nadie se fijaría en mí? Solo tú lo hiciste, yo creo porque estás loco o mal de los ojos, pero ninguna persona me encontraría atractiva… ―¿Qué te he dicho de cómo te expresas sobre ti misma? Tienes qué hacerme sentir que tengo un “brillante premio” y no una “servilleta sucia…” Desde mañana, quiero que pongas tu mejor cara al mundo… Por cierto. A las cinco tenemos que ir a tu terapia con Bella, no lo olvides… —recordó Ricardo, pues ya había pasado una semana tan rápido.―No lo he olvidado. Y sí, tienes toda la razón… Debo verme a mí misma con los mejores ojos. Lo dice Bella en su libro y nos lo dijo hoy Ismael… Además, nadie tiene mayor razón que tú, amor mío, que eres quien me ve de esa manera… ¡Gracias por mirarme, Ricardo! Después de besarme un poco y regalarme algunos abrazos, Ricardo empezaba a suspirar de cansancio y d