Cuando Christopher King y yo estábamos iluminados por la gracia divina de la luz de la luna llena, el tiempo se detuvo y no existía nada alrededor de nosotros. Se trataba de uno de esos momentos en los que quisieras existir eternamente. Pero, la luz dorada pronto se desvaneció y los vientos de la temporada invernal comenzaron a llamar nuestra atención, rozando nuestros brazos desprotegidos.—La vista, es muy hermosa, si estás aquí… Pero, creo que mejor entramos, o vamos a resfriarnos… —sugerí, pues ya comenzaba a temblar de frío, aunque las manos de Michael estuvieran sujetando las mías. ―¿Hmmm?... Ajam… Ok… —respondió Christopher , distraído mirando mis ojos.Tuvimos que despegar nuestra mirada y entrar a la casa que guardaba un poco más de calor. Christopher se preguntaba repetidamente si era un buen momento para hablar conmigo, o si yo aún estaba muy cansada. Así que, mientras limpiaba un poco su sofá para sentarnos y acomodaba las almohadas, me preguntó indirectamente mis plane
—¡Ahmm! Bueno… Claro que es cuestión de decisión, una decisión muy personal de tu corazón… Quiero decir que ya existen métodos médicos para detener el proceso del embarazo… Si estás interesada sobre el tema, sería buena idea que le preguntes al ginecólogo… ¿Irás mañana? —comentó Christopher como todo un profesional de la salud, aunque aún se le notaba tímido y nervioso.―De acuerdo, ¿puedes acompañarme? No quiero perderme jeje —pregunté ingenua.—Bueno, ya sabes que me encantaría, no lo dudes… Pero mañana entro a las tres de la tarde… Como has podido ver en estos días, nuestros horarios son muy variables y no me gustaría que faltes a tu trabajo. Pero, Ricardo estará libre a esa hora… Quizás él podría…―No. De ninguna manera. Ese hombre me hace sentir muy confundida cada vez que lo veo… ¡No es justo! —protesté de inmediato, haciendo un puchero.—¿En serio? ¿En qué sentido? —preguntó Christopher , muy curioso.―Bueno… No es como si pudiera confiar en él para cualquier cosa, no como con
Era como si Bella conociera muy bien a Ricardo, y su intuición le indicase que algo no iba del todo bien con él. Para Bella, era evidente que Ricardo se metería en problemas tarde o temprano, porque Ricardo, no solo se dejaba llevar por su impulsividad, también actuaba sin pensar en las consecuencias, y por esa razón, las consecuencias llegan a él rápidamente. Hace un par de años, Bella y Ricardo fueron pareja, mientras ambos terminaban sus estudios. Ricardo estaba terminando la carrera de medicina general con especialización en primeros auxilios y urgencias médicas y Bella estaba terminando su doctorado en psicología. Bella es mayor que él por diez años, pero ella siempre se mantuvo joven y saludable. Como parte de su investigación, Bella ofrecía terapia psicológica a los alumnos y miembros de la comunidad universitaria de manera gratuita, con el fin de ampliar los resultados de su método cualitativo. En esos entonces, Ricardo la estaba pasando muy mal, porque sus padres habían mu
―El perdón es la liberación del rencor y del odio en tu alma… Siempre es más recomendable perdonar… Pero sé que tú no te refieres al perdón en sí, sino que te refieres a volver a tratar a Ricardo como una posible pareja, o al menos, volver a tratarlo como si nada hubiera pasado, ¿no es así? —analizó Bella.―Sí Bella, así es… No sé si debo reclamarle, gritarle, dejarle de hablar o tratarlo como si nada hubiera pasado… —confirmé con muchas dudas dentro de mí.―Es un sentimiento de culpa muy común después de tener intimidad y no tener una estabilidad emocional con la pareja… No te preocupes. Lo que puedo aconsejarte es que expreses tu rencor, tus motivos por los que te sientes molesta con él, pero sin gritarle y sin discutir. Tan solo habla con él de lo que pasó y cómo te hizo sentir. La mayoría de los problemas se solucionan de esa manera… Si aún le importas a Ricardo, él te escuchará con atención y te dará también su punto de vista con tranquilidad —recomendó Bella.―¡Wow! ¡Qué buen con
—Escucha… Necesito hablar contigo cuanto antes… ¿Podemos hablar? —solicitó Christopher , con la voz temblorosa y la respiración agitada.―Yo también contigo… Pero estamos en medio de una emergencia, ahora no te puedo atender… Yo te regreso la llamada cuando me desocupe… —señaló Ricardo, esperando que Christopher lo entendiera. Christopher ya no lo soportaba. El suplicio lo estaba matando… ¿Ahora qué era lo que Ricardo quería decirle? ¿Qué me llevaría a su casa? ¿Que si estaba embarazada, se casaría conmigo?... Christopher nunca creyó que su imaginación lo pudiera afectar tanto… Pensó que quizás estaba volviéndose loco… Loco de amor… Al fin comprendió lo que esa expresión significaba.Christopher se preguntaba si para mí, nuestra cita del día anterior significó algo, al menos si había significado para mí una décima parte de lo que significó para él. Para Christopher , ese día lo era todo… Estaba tan agradecido de haberme visto reír, de haberme hecho feliz por un día…
Llegada la tarde, Christopher se dirigió al hospital, y mientras manejaba, su estómago y corazón aún le advertían algo triste, pero trató de ignorar a su propio cuerpo, porque si seguía así, hasta podría volverlo loco.Por otra parte, Ricardo salía del trabajo, listo para verme de nuevo con un temple increíble, cuando la Dra. Clarisse lo detuvo para cambiar su ánimo.―¿Te vas querido? Yo también… ¿Por qué no pasamos a platicar en un café? ―sugirió Clarisse.―No puedo… Ya tengo planes ―respondió Ricardo, indiferente y frío.―¡Aw! Aún sigues enojado conmigo por aquella tontería… ¡Ya olvídalo Ricardo! O vas a decirme que ya no te gusta divertirte… Seguramente hiciste algo así infinidad de veces en el hospital… De hecho, ya estoy hablando con los guardias de seguridad para que me autoricen revisar todos los videos del hospital… Si te encuentro algo, querido Ricardo, ¡adiós trabajo! ¡Adiós favores del director! ¿Lo entiendes? ¡Él nunca te perdonará que lo decepciones, p
Gerald, el gerente de la cafetería del hospital, había escuchado que yo podría estar embarazada. Para Gerald, esa pudo ser una de las razones por las que necesitaba urgentemente el trabajo. Su preocupación iba relacionada con mi bienestar, aunque Alexa pensó que Gerald lo tomaría como una excusa para despedirme del trabajo, pero en realidad se equivocaba.―Rachel, ¿estás embarazada? ¿Por qué no me lo habías dicho? ―se asombró Gerald, dirigiéndose hacia mí.―¡Ah no, Gerald! ¡No! No vas a hacerle esto a ella… Ella no tiene la culpa… ―intervino Alexa, colocándose frente a mí como si fuera un escudo protector.―¿Qué? ¿Hacerle qué…? Sólo estoy preguntando ¿por qué no me lo había dicho…? ―aclaró Gerald con confusión.―Seguramente eres como todos esos jefes que dejan a una pobre madre soltera desamparada, sin trabajo, luchando con una enorme barriga, sola y abandonada, consiguiendo algo de dinero para sobrevivir… ―ejemplificó Alexa, dramatizando la situación.―¿Solter
―¡Qué lástima! Un chico tan hermoso y guapo, ¡ya casado!... ¡Los mejores siempre están casados o son gays! ―se desilusionó la recepcionista, haciendo un puchero con la cara.―Y las mejores chicas no están preocupándose por coquetear con cualquier hombre atractivo que se les aparece en frente… ¿Me puedes decir a qué consultorio podemos pasar? ―indicó Ricardo, regañando a la joven con su mirada de frialdad.―¡Sí, señor…! Le toca el consultorio 33 B. La doctora que le atenderá es la doctora Denisse Walter. Aquí está su póliza. ¿Algo más? ―respondió la chica, mostrando su molestia por la arrogancia de Ricardo.―Nada. Gracias ―concluyó Ricardo sin arrepentirse de haber aplacado a la guapa chica.La recepcionista se molestó por cómo la trató Ricardo, pero él estaba convencido de no sucumbir a las tentaciones, por mí <3 Como lo dijo el mismo Ricardo, si esa chica se le hubiera resbalado anteriormente, Ricardo ya la hubiera tomado entre sus brazos, la hubiera invitado a bebe