—¡Nada de peros, Rachel! ¡Quédate aquí, y no quiero oír que te levantas de nuevo! —me llamó la atención Christopher , acostándome en mi cama.
Dos horas más tarde, cuando Christopher tenía que levantarse y prepararse para ir a su trabajo,fue a mi cuarto y se dio cuenta de que ya no estaba ahí. De inmediato ató cabos y dedujo que me había salido con la mía para ir a quedarme con Ricardo. Pero ni Ricardo ni yo recordábamos nada de esto, y por ende, no supimos qué pasó en ese lapso de tiempo.Christopher terminó de contar los sucesos de los cuales él fue testigo, dando sus propias impresiones de la mañana.—Cuando no encontré a Rachel en su cama, me dio tanto rencor contra ti, que en verdad te odié. No entendía cómo lograste enamorar tanto a Rachel, cuando en este mismo cuarto, la habías ofendido en cuanto la conociste… Y encima, por voluntad propia, o del alcohol, ella en verdad quería pasar la noche contigo… Por eso no te desperté más temprano. Quería que te hicieras caCuando Ricardo abrió la puerta de la oficina de la Dra. Clarisse, no sospechaba lo que vería, ya que ella solía trabajar con las luces encendidas siempre, pero esta vez lo que hacía no era trabajo, precisamente. Ahí estaba recostada en la camilla, con las piernas abiertas y un camillero de nombre Robert, arrodillado ante ella, sirviéndole placenteramente con sus labios y su lengua, bebiendo del elixir del pecado. La Dra. Clarisse temblaba bruscamente en el momento, encorvaba su cuerpo y arañaba las sábanas de la camilla. Incluso estaba roja y sudando. Sin embargo, se notaba que el joven Robert no lo disfrutaba del todo…Incluso, para Ricardo, quien tenía fama de seductor y casanova, ¡eso que veía era demasiado vulgar y bajo!―¡Santo Dios! ¡Clarisse! ¿Qué estás haciendo? ―gritó Ricardo, horrorizado del acto. ―¡Ricardo! ¿Qué haces aquí? No sé de qué te asombras, dudo que no lo hayas hecho nunca… Gracias Robert, por favor, déjanos solos… ―indicó Clarisse, cerrando las pie
—¡Yo no podría hacer lo mismo que Ricardo, jamás! Pero, qué afortunados son los patanes…. Sin embargo, Rachel supo ver en Ricardo, ese lado que muy pocos conocemos de él, ese lado donde es auténtico, donde no usa máscaras… Pero, quizás en lugar de pensar tanto en mis estudios, debí pensar en cómo conquistar a las chicas… Es algo que nunca puse en práctica porque me acostumbré a que desde muy joven, las chicas se acercaran a mí… Me faltó el expertise que a Ricardo le sobra… Bueno, tampoco quiero engañar a Rachel, quiero que me conozca como soy y quiero que así se enamore de mí… Aunque me sentiría mal por Ricardo… Él en verdad está enamorado de ella… Creo que nunca lo vi igual… Con Bella fue diferente, porque cuando andaban, él era muy indiferente con ella, infiel, manipulador… Pero cuando terminaron, Ricardo sufrió mucho, aunque se hiciera “el fuerte”… Así que no sé si estaba enamorado de ella, o no, o si era un sentimiento raro… Lo que tampoco sé es si Rachel lo ama a él, así como d
A pesar de que Ricardo y yo estábamos molestos esa tarde, me sentía de muy buen humor. Christopher aprovechó la oportunidad para convivir conmigo y permitir que estuviera un poco más cerca de él y darme cuenta de que Ricardo no es el único hombre en mi mundo.Primero, manejó hacia el instituto de asistentes ejecutivas. Yo tenía conmigo un documento firmado por el hospital que me había entregado Christopher , que me garantizaba estudiar lo que quisiera sin costo. En el instituto de asistentes ejecutivas aceptaron el documento sin problema y me dieron toda la información sobre sus cursos de formación. Christopher me acompañó durante toda la visita, y cualquier duda que tenía, él me explicaba con mucha paciencia. Me sentí tan a gusto con su compañía. El lugar era muy interesante. No parecían salones de clase como en la escuela común. En ese instituto, las clases se daban en salones enormes y talleres prácticos, que desarrollaban nuestras habilidades. Nos comentaron que se desarrollab
―Yo cubriré hasta las once de la noche de hoy, y mañana entraré de nuevo a las 7 de la mañana. Supongo que te veré en el intercambio de turnos… Oye, como no puedes recoger mañana a Rachel y yo sí… Ehmmm…. —insinuó Ricardo sutilmente.—Ricardo… No lo sé… Tengo que hablar con Rachel primero, para saber si quiere verte mañana o todavía no… —alertó Christopher , siendo precavido.―Dile que si no quiere hablarme, que tan solo la llevaré a tu casa y me iré de inmediato… —propuso Ricardo, comprendiendo la situación entre nosotros.—Escucha… Ella está muy feliz ahora mismo y no quiero lastimarla… Pero en algún momento tendré que decirle que tienes que llevarla al ginecólogo… Ya sabes la razón… Si ella dice que mañana sea ese día, entonces puedes aprovechar para hablar con ella y recogerla… —opinó Christopher . ―¡Uff! ¡Qué duro!... No sé cómo lo vaya a tomar… Es un tema muy delicado… Pero si es la única forma de verla, entonces acepto —asintió Ricardo, suspirando por la preocupación.El enca
Cuando Christopher King y yo estábamos iluminados por la gracia divina de la luz de la luna llena, el tiempo se detuvo y no existía nada alrededor de nosotros. Se trataba de uno de esos momentos en los que quisieras existir eternamente. Pero, la luz dorada pronto se desvaneció y los vientos de la temporada invernal comenzaron a llamar nuestra atención, rozando nuestros brazos desprotegidos.—La vista, es muy hermosa, si estás aquí… Pero, creo que mejor entramos, o vamos a resfriarnos… —sugerí, pues ya comenzaba a temblar de frío, aunque las manos de Michael estuvieran sujetando las mías. ―¿Hmmm?... Ajam… Ok… —respondió Christopher , distraído mirando mis ojos.Tuvimos que despegar nuestra mirada y entrar a la casa que guardaba un poco más de calor. Christopher se preguntaba repetidamente si era un buen momento para hablar conmigo, o si yo aún estaba muy cansada. Así que, mientras limpiaba un poco su sofá para sentarnos y acomodaba las almohadas, me preguntó indirectamente mis plane
—¡Ahmm! Bueno… Claro que es cuestión de decisión, una decisión muy personal de tu corazón… Quiero decir que ya existen métodos médicos para detener el proceso del embarazo… Si estás interesada sobre el tema, sería buena idea que le preguntes al ginecólogo… ¿Irás mañana? —comentó Christopher como todo un profesional de la salud, aunque aún se le notaba tímido y nervioso.―De acuerdo, ¿puedes acompañarme? No quiero perderme jeje —pregunté ingenua.—Bueno, ya sabes que me encantaría, no lo dudes… Pero mañana entro a las tres de la tarde… Como has podido ver en estos días, nuestros horarios son muy variables y no me gustaría que faltes a tu trabajo. Pero, Ricardo estará libre a esa hora… Quizás él podría…―No. De ninguna manera. Ese hombre me hace sentir muy confundida cada vez que lo veo… ¡No es justo! —protesté de inmediato, haciendo un puchero.—¿En serio? ¿En qué sentido? —preguntó Christopher , muy curioso.―Bueno… No es como si pudiera confiar en él para cualquier cosa, no como con
Era como si Bella conociera muy bien a Ricardo, y su intuición le indicase que algo no iba del todo bien con él. Para Bella, era evidente que Ricardo se metería en problemas tarde o temprano, porque Ricardo, no solo se dejaba llevar por su impulsividad, también actuaba sin pensar en las consecuencias, y por esa razón, las consecuencias llegan a él rápidamente. Hace un par de años, Bella y Ricardo fueron pareja, mientras ambos terminaban sus estudios. Ricardo estaba terminando la carrera de medicina general con especialización en primeros auxilios y urgencias médicas y Bella estaba terminando su doctorado en psicología. Bella es mayor que él por diez años, pero ella siempre se mantuvo joven y saludable. Como parte de su investigación, Bella ofrecía terapia psicológica a los alumnos y miembros de la comunidad universitaria de manera gratuita, con el fin de ampliar los resultados de su método cualitativo. En esos entonces, Ricardo la estaba pasando muy mal, porque sus padres habían mu
―El perdón es la liberación del rencor y del odio en tu alma… Siempre es más recomendable perdonar… Pero sé que tú no te refieres al perdón en sí, sino que te refieres a volver a tratar a Ricardo como una posible pareja, o al menos, volver a tratarlo como si nada hubiera pasado, ¿no es así? —analizó Bella.―Sí Bella, así es… No sé si debo reclamarle, gritarle, dejarle de hablar o tratarlo como si nada hubiera pasado… —confirmé con muchas dudas dentro de mí.―Es un sentimiento de culpa muy común después de tener intimidad y no tener una estabilidad emocional con la pareja… No te preocupes. Lo que puedo aconsejarte es que expreses tu rencor, tus motivos por los que te sientes molesta con él, pero sin gritarle y sin discutir. Tan solo habla con él de lo que pasó y cómo te hizo sentir. La mayoría de los problemas se solucionan de esa manera… Si aún le importas a Ricardo, él te escuchará con atención y te dará también su punto de vista con tranquilidad —recomendó Bella.―¡Wow! ¡Qué buen con