(Pum, pum, pum) —¿Rachel? ¿estás ahí? ¿Ricardo? ¡Abre la puerta! ¿Ella está contigo? —gritó Christopher detrás de la puerta de la habitación donde estábamos.Ricardo escuchó que Christopher tocaba a la puerta y apenas despertaba, todavía tenía mucho sueño… Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que él estaba encima abrazando mi cuerpo semidesnudo, durmiendo tan profundamente que incluso roncaba… Ricardo saltó de la cama muy aterrado, pues no recordaba nada de lo que había pasado esa noche, y encima, Christopher se escuchaba muy furioso…―¡Ya voy! Un segundo… —dijo Ricardo y se apresuró a ponerse los pantalones que encontró en el piso ya que no encontraba su camisa.«¡Demonios! ¡Demonios! ¿Qué hice? ¡No recuerdo nada! ¿Por qué Rachel está semidesnuda? ¿Me sobrepasé con ella? ¡Demonios! ¡Se me va a armar con Christopher !» pensó Ricardo y trató de cubrirme con las cobijas.—¡Que abras te digo! ¿Rachel está contigo, verdad? ¿Qué esconden? ¡Abre ya! ¡Rayos! —gritaba Christopher de f
Ricardo se puso su camisa y se tumbó en la cama para pensar. ―¡Demonios! ¡Qué tonto soy! ¡Rachel no se merece un monstruo como yo! ¡Quizás Christopher tiene razón otra vez! Me doy cuenta de que no merezco una mujer que me ame sinceramente, porque al final, le terminaré haciendo daño… Aunque no quiera… Estoy condenado a vivir sin amor… —reflexionaba Ricardo.Después de tomar una ducha, me puse el vestido y salí del baño. Mi rostro reflejaba una evidente desilusión y rencor contra Ricardo. Él se sentía terriblemente culpable, al verme tan molesta y sin dirigirle casi la palabra, sabía que lo que había hecho estaba mal. A A mí me importaba, aún más de lo que él se imaginaba, pero, como Ricardo estaba acostumbrado a una vida de libertinaje, tomar el camino correcto conmigo le costaría demasiado, sobre todo porque a él, yo le gustaba demasiado y la atracción entre nosotros era tan fuerte, que ninguno podía esconderlo.Me fui del cuarto para ir a la habitación donde tenía to
―¡No te preocupes, es muy sencillo, todo! Mira, este es el menú. Sólo tenemos seis variedades diferentes de café pero de muchos sabores. Todos los sabores los tenemos aquí. Este vasito es la medida estándar de cada sabor. La máquina se usa así, se prende aquí, la dejas calentar. Luego pones el café aquí y el agua… Por cierto… hoy luces… no sé… diferente… ¿Te sientes bien? Hace un rato vi que te dolía la cabeza… ¿Estás enferma? —me preguntó Alexa mientras me mostraba el procedimiento del café.―Sí… un poco… y tengo algo de náuseas también… Nunca me había sentido así… Es la primera vez que paso por estos malestares… Me siento bastante mal… —confesé, esperando que ella se compadeciera de mí y no me presionara mucho en el trabajo.―¿Náuseas? ¿No crees que estés embarazada? ¿O sí? No te culparía, tu novio es muy caliente… —intuyó Alexa, porque evidentemente Ricardo le había llamado mucho la atención el día anterior.―¿Embarazada? Tú crees que… ¡Ay no! ¡Ay no puede ser!... ¿Ca
―¡Tranquila! No te culpes… Por lo que me doy cuenta, necesitas un buen café espresso… Acércate, te enseñaré a prepararlo… Y también te enseñaré sobre "los hombres"... Son como robots, ¿sabes?, pueden hacer lo que buscas si encuentras el interruptor correcto… —bromeó Alexa, mientras me enseñaba a preparar el espresso.Para mí, charlar con Alexa me estaba ayudando para darme cuenta de muchos errores que ya había cometido, y que aunque Ricardo era tan culpable como yo, él no era culpable del todo, y tal vez no se merecía que lo tratara como lo estaba haciendo. También debía disculparme con Christopher y con Vanya… Tenía que replantearme las cosas con Ricardo y sentarme a pensar con la cabeza fría ¡pero sin dolor, por favor! :-( Afortunadamente, Alexa tenía mucha experiencia con chicos y tal vez podría orientarme mejor y ayudarme a abrir los ojos. Por su parte, Ricardo miraba al vacío desde su ventana, temiendo que lo mejor era terminar la mágica relación que recién había
—Toma asiento… —ordenó Christopher , señalando una silla vacía que estaba frente a la suya.―¿Qué es esto? ¿Un juicio? —protestó Ricardo, sintiéndose algo intimidado.—¡Que te sientes te digo! Contesta… ¿Qué tanto recuerdas de ayer? —alertó Christopher .―No estoy seguro… No mucho… —titubeó Ricardo. —Recuerdo que bebimos mucho vino para celebrar el nuevo trabajo de Rachel… Estábamos embelesados por nuestro reciente noviazgo, y yo quería que se quedara en mi casa… No recuerdo muy bien cómo llegamos a tu casa ni tampoco por qué terminamos durmiendo en tu cama… Mucho menos recuerdo por qué despertamos casi desnudos y yo abrazado a ella… Lo siento… En verdad me gustaría saber si yo y ella… Si nosotros…—Bueno… Yo también bebí bastante, pero ustedes se excedieron… Pero, no pude detenerlos, porque traté de ahogar mis celos con el vino… ¡Uff! Ella se veía tan feliz a tu lado que no me quise seguir entrometiendo con ustedes, sus decisiones impulsivas o sus deseos… No te dejé llevarte a Rachel
—¡Nada de peros, Rachel! ¡Quédate aquí, y no quiero oír que te levantas de nuevo! —me llamó la atención Christopher , acostándome en mi cama.Dos horas más tarde, cuando Christopher tenía que levantarse y prepararse para ir a su trabajo,fue a mi cuarto y se dio cuenta de que ya no estaba ahí. De inmediato ató cabos y dedujo que me había salido con la mía para ir a quedarme con Ricardo. Pero ni Ricardo ni yo recordábamos nada de esto, y por ende, no supimos qué pasó en ese lapso de tiempo. Christopher terminó de contar los sucesos de los cuales él fue testigo, dando sus propias impresiones de la mañana.—Cuando no encontré a Rachel en su cama, me dio tanto rencor contra ti, que en verdad te odié. No entendía cómo lograste enamorar tanto a Rachel, cuando en este mismo cuarto, la habías ofendido en cuanto la conociste… Y encima, por voluntad propia, o del alcohol, ella en verdad quería pasar la noche contigo… Por eso no te desperté más temprano. Quería que te hicieras ca
Cuando Ricardo abrió la puerta de la oficina de la Dra. Clarisse, no sospechaba lo que vería, ya que ella solía trabajar con las luces encendidas siempre, pero esta vez lo que hacía no era trabajo, precisamente. Ahí estaba recostada en la camilla, con las piernas abiertas y un camillero de nombre Robert, arrodillado ante ella, sirviéndole placenteramente con sus labios y su lengua, bebiendo del elixir del pecado. La Dra. Clarisse temblaba bruscamente en el momento, encorvaba su cuerpo y arañaba las sábanas de la camilla. Incluso estaba roja y sudando. Sin embargo, se notaba que el joven Robert no lo disfrutaba del todo…Incluso, para Ricardo, quien tenía fama de seductor y casanova, ¡eso que veía era demasiado vulgar y bajo!―¡Santo Dios! ¡Clarisse! ¿Qué estás haciendo? ―gritó Ricardo, horrorizado del acto. ―¡Ricardo! ¿Qué haces aquí? No sé de qué te asombras, dudo que no lo hayas hecho nunca… Gracias Robert, por favor, déjanos solos… ―indicó Clarisse, cerrando las pie
—¡Yo no podría hacer lo mismo que Ricardo, jamás! Pero, qué afortunados son los patanes…. Sin embargo, Rachel supo ver en Ricardo, ese lado que muy pocos conocemos de él, ese lado donde es auténtico, donde no usa máscaras… Pero, quizás en lugar de pensar tanto en mis estudios, debí pensar en cómo conquistar a las chicas… Es algo que nunca puse en práctica porque me acostumbré a que desde muy joven, las chicas se acercaran a mí… Me faltó el expertise que a Ricardo le sobra… Bueno, tampoco quiero engañar a Rachel, quiero que me conozca como soy y quiero que así se enamore de mí… Aunque me sentiría mal por Ricardo… Él en verdad está enamorado de ella… Creo que nunca lo vi igual… Con Bella fue diferente, porque cuando andaban, él era muy indiferente con ella, infiel, manipulador… Pero cuando terminaron, Ricardo sufrió mucho, aunque se hiciera “el fuerte”… Así que no sé si estaba enamorado de ella, o no, o si era un sentimiento raro… Lo que tampoco sé es si Rachel lo ama a él, así como d