―¡Increíble Clarisse! ¡Eres muy buena para tramar planes malignos! —se admiró Rosa.―¡Lo sé! Jeje… Conozco bien a las trepadoras como ella y ya sé cómo deshacerse de ellas, sin que nadie note nuestra manipulación… Además, ya sabes que te quiero mucho y quiero que estés feliz mi niña, sabes que eres como una hija para mí… —comentó Clarisse. Sin embargo, aunque era cariñosa con Rosa, en el fondo, ella sabía que Rosa y su propio padre también eran víctimas de sus propias manipulaciones.―También te quiero como una madre, Clarisse… ¡Hip! ¡Eres una gran amiga! ¡Te prometo que cuando todo salga bien y regrese la paz, te ayudaré a que papá piense en pedirte matrimonio cuanto antes… ¡Seríamos como una verdadera familia! —abrazó Rosa a Clarisse con cariño y agradecimiento… Sí, aunque nadie lo crea, Rosa también podía tener esos sentimientos. ;-)«¡Malcriada! ¡Ni que estuviera tan vieja para ser tu madre! Contigo y el director de mi lado, tendré tanto poder que podré seducir a Christopher y of
Esa mañana Christopher se levantó a las 5 AM. Hizo su rutina de entrenamiento en la terraza, disfrutando del sonido de las olas y el alba que se asomaba. Después fue a darse una ducha y vestirse formalmente para su trabajo. Cerca de las 6 AM, comenzó a preparar el desayuno para ambos, y por el delicioso aroma desperté y fui a alcanzarlo a la cocina.―¡Buenos días! ¡Mmmm! ¡Huele delicioso! ¿Qué cocinas? ¡Se nota que eres un buen cocinero! —saludé, estirándome como gato.—Sólo unos huevos con tocino y algo de mantequilla. Espero que te gusten… ¿Ya estás lista para el día de hoy? —respondió Christopher , dándole vueltas a la comida en su flamante sartén. ―Sí, supongo que leeré todo el día y empezaré a escribir más metas… Ayer no pude continuar porque me quedé dormida… —le conté a Christopher mientras me lavaba mis manos para ayudarle.—Pues si te da tiempo, suena como un buen plan… Anoche no quise despertarte para avisarte que tendrás dos visitas está mañana: Vanya vendrá para enseñar
Mi corazón casi se me salía del pecho. ¿Era tan evidente lo mucho que nos atraíamos? ¡¿Ricardo me adoraba?! ¿Por qué en lugar de hacerse el digno y negarlo, se ruborizó? ¡Oh por Dios! ¡Quizás era cierto! ¡Era cierto! Ninguno de los dos dijimos una palabra… Casi no podía respirar por la agitación en mi pecho… Yo esperaba que él dijera algo, que respirara, que se moviera, que parpadeara… Pero, aún sumamente avergonzado, él me estaba mirando, a mí, a los ojos… ¿Me quería decir algo? ¿Iba a confesarme sus sentimientos? No pude evitar quedarme mirándolo también… Por unos eternos segundos, ambos nos mirábamos fijamente a los ojos el uno al otro, esperando una señal que confirmara que las palabras de Rosa eran ciertas… ―Míralos Vanya, ¿no son tiernos? Ambos están tan sonrojados, ¡parecen un par de adolescentes enamorados! Por cierto Vanya, ¿no te importa, verdad? Lo digo por el hecho de que se trata de tu ex… —comentó, al fin Rosa, aligerando un poco la tensión del ambiente, pero
Después de que Rosa realizó esas llamadas regresó a la mesa donde estaba aprendiendo a maquillarme y traía una enorme sonrisa de satisfacción.―¿Y bien? ¿Quién es la mejor? Te dije que podías confiar en mí… —alardeó Rosa, acercándose a nosotras.―¿Lo lograste? —preguntó Vanya.―¡Ajá! ¡Sin duda! De hecho, Rachel… Oficialmente ya eres la nueva empleada de la cafetería del hospital. Mañana empiezas. Esta tarde tienes que ir a dejar tus papeles y entrevistarte con el gerente, Gerald… Es un gran tipo, te tratará bien… —admitió Rosa.―¡Oh! Yo no podré acompañarte Rachel, porque pronto tengo que ir a abrir mi salón… ¿A qué hora llega Christopher ? —me preguntó Vanya.―No te preocupes Vanya, yo y su galán la acompañamos y luego regresamos para comer con Christopher , me dijo que regresa alrededor de las tres… —respondió Rosa.―¡Vaya! ¡Hoy sí que estás de acometida! ¡Me sorprendes! —se asombró Vanya, pero con ironía y sarcasmo evidentes.―Así soy yo, Vanya. Una mu
Ya más tranquila, Rosa eligió un vestido clásico, blanco y una chaqueta negra. ¡La elección se vería bastante bien en cualquiera! Rosa tomó esas prendas y se dirigió hacia nosotras. ―¡Vaya! Ese peinado y ese maquillaje se verán excelentes con este atuendo… ¿Qué les parece? —mostró entusiamos, Rosa, y me dio la ropa.―¡Vaya, Rosa! ¡Qué bonita elección! Y, ¿sabes qué? Los zapatos que yo te regalé te quedarían muy bien también… ¿Por qué no vas a cambiarte, ya estás lista? —acertó Vanya. Yo me emocioné mucho por mi nuevo trabajo, era una bendición.Asentí sonriendo, pues me sentía muy feliz por estas nuevas amigas. Yo nunca había tenido una amiga, pero, por fin el destino me había puesto a dos maravillosas amigas, o al menos así me sentía, pues no sabía las verdaderas intenciones de Rosa. Mientras me cambiaba, Vanya comenzó a guardar todo su material y Rosa aprovechó para convencerla de que la ayude con la situación entre Ricardo y yo.―Oye, Vanya, psss… ¿No crees
Rosa y Vanya estaban tan llenas de ternura que se llevaron las manos a la boca a modo de asombro. Hicieron unos comentarios, susurrando al respecto.―¡No puede ser! ¡Qué romántico! —exclamó Vanya en voz baja.―¡Lo sé! ¡Christopher nunca me ha besado de esa manera tan dulce! —agregó Rosa.―¡Ni Ricardo a mí! Creo que tenías razón, después de todo… ¡Eso definitivamente es amor! —se asombró Vanya.―¡Es tan tierno! ¡Qué envidia! Ya hasta empecé a ver diferente y atractivo al arrogante de Ricardo, ¡nunca imaginé que fuera tan romántico! —comentó Rosa.―¡No lo es! ¡Tan sólo lo es con Rachel! Ella despierta en él ese lado tierno y dulce que ninguna mujer logró encontrar —aseguró Vanya… —Pero ahora le pertenece a ella…Un par de minutos pasaron mientras entregamos nuestras almas en aquel beso sincero. Y aunque ambos deseábamos quedarnos ahí eternamente, tarde o temprano debíamos separarnos y sonreír a la vez. Cuando ambos abrimos los ojos, nuestras pupilas se flechar
Ricardo escuchó a alguien tocar la puerta, y aún estaba muy nervioso, todavía no sabía qué decir, ni cómo actuar. Nunca antes le había pasado algo así, entonces se comportaba como un chiquillo inmaduro y tímido. Estaba desesperado buscando toallas para secarse, mirándose al espejo para ver si estaba menos rojo…―Ricardo, soy yo Vanya… Escucha, ya no te pudimos decir más, pero Rosa le consiguió un trabajo a Rachel por medio de sus contactos… Por eso está tan arreglada. Ella sólo quería despertarte con un beso para pedirte personalmente que la acompañes. ¿Vendrás? Yo los llevaré, pero debemos irnos de inmediato porque su entrevista es a la una…Ricardo abrió la puerta, y aunque aún estaba nervioso y apenado, su sentido de la responsabilidad conmigo, era primero. Intentó hacerse de nuevo el rudo y afrontar lo que fuese, como fuese… ―¡Está bien!... Voy con ustedes. ¡Ya casi es hora! —notó Ricardo.―Y, por cierto, Ricardo… Sólo quería decirte que no debes preocuparte por
―¡Glup!... Me… me…¿ama?... ¿Lo… lo crees? —dudó Ricardo, mientras su corazón empezó a excitarse sin control. El oír esas palabras despertó en Ricardo un sentimiento nunca antes conocido por él mismo en su pasado.―¡Claro! Se nota luego luego… ¡Pfff! ¡Esa chica te adora! ¡Solo tiene ojos para ti! ¡Has robado su corazón! ¡Te lo aseguro! ¿No te has dado cuenta de cómo le brillan los ojos cuando te ve? ¿O cómo se sonroja cuando estás cerca? ¡Ella te ama! ¡Te ama con locura! —confirmó Rosa, exagerándolo todo para sus fines.―¿En verdad?... Pe… pero… ¿qué debo hacer? —se preguntó Ricardo, muy tímido, pues jamás había experimentado una situación similar, aunque él ya hubiera salido con muchas otras mujeres…―¡Muy fácil! ¡Confesarle que también la amas! Además, ella ya lo sabe… ¡Yo ya lo sé! ¡Vanya ya lo sabe! ¡Hasta Christopher debe saberlo! Pareciera que el único que no se da cuenta eres tú mismo… Debes armarte de valor y confesarle que la amas… ¿Dónde quedó el Ricardo seguro