Mi corazón casi se me salía del pecho. ¿Era tan evidente lo mucho que nos atraíamos? ¡¿Ricardo me adoraba?! ¿Por qué en lugar de hacerse el digno y negarlo, se ruborizó? ¡Oh por Dios! ¡Quizás era cierto! ¡Era cierto! Ninguno de los dos dijimos una palabra… Casi no podía respirar por la agitación en mi pecho… Yo esperaba que él dijera algo, que respirara, que se moviera, que parpadeara… Pero, aún sumamente avergonzado, él me estaba mirando, a mí, a los ojos… ¿Me quería decir algo? ¿Iba a confesarme sus sentimientos? No pude evitar quedarme mirándolo también… Por unos eternos segundos, ambos nos mirábamos fijamente a los ojos el uno al otro, esperando una señal que confirmara que las palabras de Rosa eran ciertas… ―Míralos Vanya, ¿no son tiernos? Ambos están tan sonrojados, ¡parecen un par de adolescentes enamorados! Por cierto Vanya, ¿no te importa, verdad? Lo digo por el hecho de que se trata de tu ex… —comentó, al fin Rosa, aligerando un poco la tensión del ambiente, pero
Después de que Rosa realizó esas llamadas regresó a la mesa donde estaba aprendiendo a maquillarme y traía una enorme sonrisa de satisfacción.―¿Y bien? ¿Quién es la mejor? Te dije que podías confiar en mí… —alardeó Rosa, acercándose a nosotras.―¿Lo lograste? —preguntó Vanya.―¡Ajá! ¡Sin duda! De hecho, Rachel… Oficialmente ya eres la nueva empleada de la cafetería del hospital. Mañana empiezas. Esta tarde tienes que ir a dejar tus papeles y entrevistarte con el gerente, Gerald… Es un gran tipo, te tratará bien… —admitió Rosa.―¡Oh! Yo no podré acompañarte Rachel, porque pronto tengo que ir a abrir mi salón… ¿A qué hora llega Christopher ? —me preguntó Vanya.―No te preocupes Vanya, yo y su galán la acompañamos y luego regresamos para comer con Christopher , me dijo que regresa alrededor de las tres… —respondió Rosa.―¡Vaya! ¡Hoy sí que estás de acometida! ¡Me sorprendes! —se asombró Vanya, pero con ironía y sarcasmo evidentes.―Así soy yo, Vanya. Una mu
Ya más tranquila, Rosa eligió un vestido clásico, blanco y una chaqueta negra. ¡La elección se vería bastante bien en cualquiera! Rosa tomó esas prendas y se dirigió hacia nosotras. ―¡Vaya! Ese peinado y ese maquillaje se verán excelentes con este atuendo… ¿Qué les parece? —mostró entusiamos, Rosa, y me dio la ropa.―¡Vaya, Rosa! ¡Qué bonita elección! Y, ¿sabes qué? Los zapatos que yo te regalé te quedarían muy bien también… ¿Por qué no vas a cambiarte, ya estás lista? —acertó Vanya. Yo me emocioné mucho por mi nuevo trabajo, era una bendición.Asentí sonriendo, pues me sentía muy feliz por estas nuevas amigas. Yo nunca había tenido una amiga, pero, por fin el destino me había puesto a dos maravillosas amigas, o al menos así me sentía, pues no sabía las verdaderas intenciones de Rosa. Mientras me cambiaba, Vanya comenzó a guardar todo su material y Rosa aprovechó para convencerla de que la ayude con la situación entre Ricardo y yo.―Oye, Vanya, psss… ¿No crees
Rosa y Vanya estaban tan llenas de ternura que se llevaron las manos a la boca a modo de asombro. Hicieron unos comentarios, susurrando al respecto.―¡No puede ser! ¡Qué romántico! —exclamó Vanya en voz baja.―¡Lo sé! ¡Christopher nunca me ha besado de esa manera tan dulce! —agregó Rosa.―¡Ni Ricardo a mí! Creo que tenías razón, después de todo… ¡Eso definitivamente es amor! —se asombró Vanya.―¡Es tan tierno! ¡Qué envidia! Ya hasta empecé a ver diferente y atractivo al arrogante de Ricardo, ¡nunca imaginé que fuera tan romántico! —comentó Rosa.―¡No lo es! ¡Tan sólo lo es con Rachel! Ella despierta en él ese lado tierno y dulce que ninguna mujer logró encontrar —aseguró Vanya… —Pero ahora le pertenece a ella…Un par de minutos pasaron mientras entregamos nuestras almas en aquel beso sincero. Y aunque ambos deseábamos quedarnos ahí eternamente, tarde o temprano debíamos separarnos y sonreír a la vez. Cuando ambos abrimos los ojos, nuestras pupilas se flechar
Ricardo escuchó a alguien tocar la puerta, y aún estaba muy nervioso, todavía no sabía qué decir, ni cómo actuar. Nunca antes le había pasado algo así, entonces se comportaba como un chiquillo inmaduro y tímido. Estaba desesperado buscando toallas para secarse, mirándose al espejo para ver si estaba menos rojo…―Ricardo, soy yo Vanya… Escucha, ya no te pudimos decir más, pero Rosa le consiguió un trabajo a Rachel por medio de sus contactos… Por eso está tan arreglada. Ella sólo quería despertarte con un beso para pedirte personalmente que la acompañes. ¿Vendrás? Yo los llevaré, pero debemos irnos de inmediato porque su entrevista es a la una…Ricardo abrió la puerta, y aunque aún estaba nervioso y apenado, su sentido de la responsabilidad conmigo, era primero. Intentó hacerse de nuevo el rudo y afrontar lo que fuese, como fuese… ―¡Está bien!... Voy con ustedes. ¡Ya casi es hora! —notó Ricardo.―Y, por cierto, Ricardo… Sólo quería decirte que no debes preocuparte por
―¡Glup!... Me… me…¿ama?... ¿Lo… lo crees? —dudó Ricardo, mientras su corazón empezó a excitarse sin control. El oír esas palabras despertó en Ricardo un sentimiento nunca antes conocido por él mismo en su pasado.―¡Claro! Se nota luego luego… ¡Pfff! ¡Esa chica te adora! ¡Solo tiene ojos para ti! ¡Has robado su corazón! ¡Te lo aseguro! ¿No te has dado cuenta de cómo le brillan los ojos cuando te ve? ¿O cómo se sonroja cuando estás cerca? ¡Ella te ama! ¡Te ama con locura! —confirmó Rosa, exagerándolo todo para sus fines.―¿En verdad?... Pe… pero… ¿qué debo hacer? —se preguntó Ricardo, muy tímido, pues jamás había experimentado una situación similar, aunque él ya hubiera salido con muchas otras mujeres…―¡Muy fácil! ¡Confesarle que también la amas! Además, ella ya lo sabe… ¡Yo ya lo sé! ¡Vanya ya lo sabe! ¡Hasta Christopher debe saberlo! Pareciera que el único que no se da cuenta eres tú mismo… Debes armarte de valor y confesarle que la amas… ¿Dónde quedó el Ricardo seguro
Por primera vez, Ricardo creía en el amor sincero. La inocencia que vio en mí, había despertado en él un amor verdadero, y quería experimentarlo. Nunca antes Ricardo había tenido la necesidad de declararse a una chica, y mucho menos de decir "te amo". Por primera vez lo estaba haciendo a pesar de los estereotipos sociales y de su auto impuesta arrogancia. Estaba mostrándose vulnerable conmigo y en su corazón nacía el deseo de vivir un amor mágico que quería tener a mi lado.Yo estaba tan emocionada que podía llorar de alegría, pero aún guardaba en mi ser, sentimientos de confusión y temor, y ese era el momento en que debía expresarlos.―¡Oh Ricardo! ¡No sabes cuánto tiempo deseé que un hombre me dijera algo así! ¡Sé que las estrellas me escucharon! ¡Me haces muy feliz Ricardo!... ¡Quiero llorar de alegría! ¡Quiero gritar! —exclamé, muy emocionada y agradecida.―¿Significa que aceptas? —preguntó Ricardo, muy contento.―Pero… No… No puedo… ¡Sólo es un sueño! ¡Uff!... L
—¡Vaya! Estoy tan sorprendido… ¿No hablamos ya lo suficiente chicos? ¿Ustedes qué prisa tienen? —alertó Christopher , siendo el primer tema que quería tocar con urgencia.―Lo siento hermano… Pero no pudimos resistir más. Hoy nos dimos cuenta de que nos queremos el uno al otro y necesitamos estar juntos… —confesó Ricardo, acariciando mi mejilla suavemente.—No quiero entrometerme como abuelito, pero pueden estar confundiendo las cosas: Ricardo, tú eres muy impulsivo, por eso la fama que tienes… ¿Cómo sabes que no se trata sólo de atracción, ya sabes, sexual? Y, Rachel, tú nunca has tenido un noviazgo, no tienes experiencia… La misma pregunta… —nos regañaba Christopher , como si en verdad fuera nuestro profesor.―¡A ver, amorcito! ¡Tranquilo! No comiences a pelear —intervino Rosa, rápidamente. —Yo soy testigo de que ellos dos en verdad “se aman”, y ya confesaron “su amor” el uno al otro. ¡Qué romántico! Incluso, ya son oficialmente novios formales… ¡Debemos estar muy felic