Bella siempre tuvo un modo de aconsejar a Ricardo, diciéndole de frente lo que Ricardo hacía mal. Y ese valor, era una cualidad que él admiraba mucho de ella. En esta ocasión, Ricardo sabía que le había sido infiel algunas veces, pero no se sentía culpable del todo. En cambio, él sí notaba un tono de arrepentimiento en la voz de Bella. Además, también, Bella tenía razón. Ricardo jamás se había puesto a pensar si alguna vez una mujer podría hacerlo feliz y cómo sería esa mujer. Ricardo tenía mucho que pensar por ahora y calmar sus ánimos de conquista. —Tienes razón Bella… Siempre me haces pensar en la forma en la que me estoy equivocando. Nunca he pensado si alguna mujer me hace feliz… Uhm… Tampoco pensé que alguna fuera infeliz por pasarla tan bien conmigo, jeje… Pero aunque lo dudo, es muy posible que a ti no te haya hecho feliz del todo… Lo entendí, cuando recibí una cucharada de mi propio chocolate… Tengo mucho que pensar… Es mejor qu eme vaya ahora, para que sigas atendiendo a tu
―¿Él no tenía que comer con su novia? ―Ya no.―Ok…Al ver sus ojos fríos como el hielo, que ni siquiera volteaban a mirarme, entendí que era mejor callar y dejarlo con sus pensamientos, pero estaba realmente preocupada por él. Temí que la razón de su nueva actitud fuera por mi culpa y cómo le pedí que ya no me tratara como una novia falsa para salirse de sus problemas personales. Pero no era buen momento para hablar con Ricardo, el ambiente hasta me erizaba los vellos. Por el momento él necesitaba estar a solas con su reflexión personal. Quizás más adelante Ricardo podría abrirse con Christopher y decirle lo que le pasaba. Por fin estábamos llegando al estacionamiento del centro comercial y ya no hablábamos entre nosotros. Ricardo se apresuró a marcarle a Christopher desde el auto para avisarle que ya había llegado. (Ring, Ring) —¿Sí? ¿Hola? —contestó Christopher .―Ya llegamos Christopher . ¿Dónde estás? —Estoy tomando un café en el Coffee Blue del primer piso. Aquí los espero
Mientras íbamos camino a comer pizza, para concederme lo que siempre había soñado en la comida, yo estaba preocupada por Ricardo, que estaba absorto en sus pensamientos y muy callado. Christopher empezó a notarlo, así que en momentos discretos se acercó a preguntarle.—¿Te afectó hablar con Bella, viejo? —musitó Christopher . Ricardo asentó con la cabeza.—No te preocupes, hermano… Yo no sé por qué terminaste con ella cuando te había perdonado por serle infiel, pero tus razones tendrás y se respetan. Si te movió el piso, sólo recuerda aquellas razones. Me imagino que ahora que es tan popular, debe estar saliendo con alguien más… —habló Christopher , dándole una palmada a su amigo.―Ella… Se ha convertido en toda una diosa… Famosa, millonaria, elegante, sexy e inteligente. Y estoy seguro, que a pesar de todo eso, aún está esperando por mí… Lo vi en sus ojos y lo escuché en su voz. Me siento culpable por no haberme dado cuenta del daño que le he causado por ser tan egoísta… —confesó Ri
―Porque ella tiene artimañas para hacerle creer que está arrepentida… ¡Es una chica muy lista! Incontrolable… pero lista… Además, el director le tiene mucho cariño a Christopher , y a veces él mismo interviene para que estos dos se reconcilien... Es por el futuro de Christopher , ¿comprendes? Ya habíamos hablado… —reconoció Ricardo, cambiando su voz al final, para hacerme entender que no era un buen momento para hablar de ello.―Entiendo… —dije, y nos quedamos en silencio por un momento.—Yo lo siento por el director, pero prefiero no heredar ningún cargo si voy a tener que aguantar está clase de arrebatos toda la vida… ¡Ser esposo de Rosa! ¿Se imaginan? ¡Sería una locura! —reaccionó Christopher , dándose cuenta de su temible destino.―No seas tonto, Christopher . Cuando seas director, te divorcias y listo… —bromeó Ricardo, pero con una buena sugerencia, jajaja.—¡Jajaja! Es buena idea, pero no sé si pueda soportar la luna de miel… ¡Más bien sería “luna del terror”! ¡Jajaja! —bromeó
La Dra. Clarisse llegó a casa del director, Dr. Goldsmith para hacerle algunas revisiones médicas y checar su condición, ya que en el desayuno con Christopher y después de la pelea con Rosa, él no se sentía del todo bien. Ella ya le había hablado más temprano, y parecía que el director ya estaba bien, pero tuvo que ir a verlo porque aparentemente al director se le había bajado la presión. Mientras la Dra. Clarisse estaba en sus revisiones, Rosa estaba tomando unas copas de champaña en la sala y haciendo un escándalo.―¡Es increíble! ¿Quién puede creer que Christopher haya cambiado a la mismísima hija del director por una loca de la calle? ¿Se puede caer más bajo? ¡Pero esto no puede seguir así, me las va a pagar, estúpida! ¡No sabes con quién te metes! ¡Christopher es mío, mío! ¿Me oyes? —gritaba Rosa para sí misma, sin importarle que la escucharan. En la otra habitación, donde estaba la Dra. Clarisse y Dr. Goldsmith, habían escuchado cada palabra que Rosa había gritado. El Dr. Go
―¡Increíble Clarisse! ¡Eres muy buena para tramar planes malignos! —se admiró Rosa.―¡Lo sé! Jeje… Conozco bien a las trepadoras como ella y ya sé cómo deshacerse de ellas, sin que nadie note nuestra manipulación… Además, ya sabes que te quiero mucho y quiero que estés feliz mi niña, sabes que eres como una hija para mí… —comentó Clarisse. Sin embargo, aunque era cariñosa con Rosa, en el fondo, ella sabía que Rosa y su propio padre también eran víctimas de sus propias manipulaciones.―También te quiero como una madre, Clarisse… ¡Hip! ¡Eres una gran amiga! ¡Te prometo que cuando todo salga bien y regrese la paz, te ayudaré a que papá piense en pedirte matrimonio cuanto antes… ¡Seríamos como una verdadera familia! —abrazó Rosa a Clarisse con cariño y agradecimiento… Sí, aunque nadie lo crea, Rosa también podía tener esos sentimientos. ;-)«¡Malcriada! ¡Ni que estuviera tan vieja para ser tu madre! Contigo y el director de mi lado, tendré tanto poder que podré seducir a Christopher y of
Esa mañana Christopher se levantó a las 5 AM. Hizo su rutina de entrenamiento en la terraza, disfrutando del sonido de las olas y el alba que se asomaba. Después fue a darse una ducha y vestirse formalmente para su trabajo. Cerca de las 6 AM, comenzó a preparar el desayuno para ambos, y por el delicioso aroma desperté y fui a alcanzarlo a la cocina.―¡Buenos días! ¡Mmmm! ¡Huele delicioso! ¿Qué cocinas? ¡Se nota que eres un buen cocinero! —saludé, estirándome como gato.—Sólo unos huevos con tocino y algo de mantequilla. Espero que te gusten… ¿Ya estás lista para el día de hoy? —respondió Christopher , dándole vueltas a la comida en su flamante sartén. ―Sí, supongo que leeré todo el día y empezaré a escribir más metas… Ayer no pude continuar porque me quedé dormida… —le conté a Christopher mientras me lavaba mis manos para ayudarle.—Pues si te da tiempo, suena como un buen plan… Anoche no quise despertarte para avisarte que tendrás dos visitas está mañana: Vanya vendrá para enseñar
Mi corazón casi se me salía del pecho. ¿Era tan evidente lo mucho que nos atraíamos? ¡¿Ricardo me adoraba?! ¿Por qué en lugar de hacerse el digno y negarlo, se ruborizó? ¡Oh por Dios! ¡Quizás era cierto! ¡Era cierto! Ninguno de los dos dijimos una palabra… Casi no podía respirar por la agitación en mi pecho… Yo esperaba que él dijera algo, que respirara, que se moviera, que parpadeara… Pero, aún sumamente avergonzado, él me estaba mirando, a mí, a los ojos… ¿Me quería decir algo? ¿Iba a confesarme sus sentimientos? No pude evitar quedarme mirándolo también… Por unos eternos segundos, ambos nos mirábamos fijamente a los ojos el uno al otro, esperando una señal que confirmara que las palabras de Rosa eran ciertas… ―Míralos Vanya, ¿no son tiernos? Ambos están tan sonrojados, ¡parecen un par de adolescentes enamorados! Por cierto Vanya, ¿no te importa, verdad? Lo digo por el hecho de que se trata de tu ex… —comentó, al fin Rosa, aligerando un poco la tensión del ambiente, pero