Mientras Christopher trataba de tranquilizarme, permitiendo que me desahogara en sus brazos y buscando explicarme que no debería confiar tanto en las palabras de la Dra. Clarisse, ya que ella también tiene cola que le pisen, Ricardo intentaba aclarar cuentas con la susodicha y malévola jefa.―Clarisse, ¿Qué diablos pasa contigo? ¿Qué le has dicho a Rachel para que esté llorando desconsoladamente? ¡Tú no tienes límites! —gritó Ricardo, entrando a su oficina y azotando la puerta con violencia.―¡Fíjate cómo me hablas! ¡Que sigo siendo tu jefa! ¡Solo le dije que tengo evidencia suficiente para despedirte…! Eso es todo… —aseguró la Dra. Clarisse, poniéndose nerviosa por la violenta entrada de Ricardo.―¡No trates de engañarme! Ella ni siquiera quiere hablar conmigo... Debes haberle dicho otra cosa... —sospechó Ricardo, poniendo ambas manos en su escritorio, buscando intimidarla.―¿Y qué? ¿Voy a arreglar yo tus problemas maritales? Ya madura. ¡Así es el mundo! —alardeó Clarisse de forma cín
―¡Auch! ¡Golpe bajo! ¡Eso fue diferente! ¡No hay necesidad para levantar muertos de las tumbas! Lo de Bella era… Emmm… Otra cosa… No sé cómo explicarlo… Pero nada de esto que está pasando ha sido mi culpa... Todo es intriga de la obsesiva de Clarisse... Escucha... Acabo de discutir con ella por esta razón... Quiere que tú y yo la complazcamos como lo hace Robert... Así, entraríamos en su sucio juego y no podremos denunciar nada… Y como me he negado, ahora quiere chantajearme amenazándome con dañar a la pobre de Rachel, quién, nada de culpa, tiene de esto… —comentó Ricardo, buscando salirse por la tangente.—¿Tú y yo? ¡Jamás! No hay forma… ¡Aunque me pusiera una pistola en la cabeza! ¡Hasta calosfríos me da de imaginarlo! ¡No hay forma de que me convenza! Pero… Hablando de Robert… Creo que a ti te corresponde decirle la verdad a Rachel... Sé que es un tema muy sucio y delicado, pero debes decirle toda la verdad, si no, ella no entenderá nada de lo que está sucediendo y creerá todo lo q
Aunque no le contesté nada a Ricardo de lo que acababa de argumentar, me quedé reflexionando sobre si quizás él tenía razón, pues aún no conocía la verdad completa, o al menos, por ahora solo conocía la verdad de la Dra. Clarisse. Sin embargo, ya estaba tan molesta con Ricardo por la forma en que me estuvo gritando todo el camino, que lo que menos quería era ser indulgente con él. Solo estaba callada, esperando que pudiera hablar y desahogarme lo antes posible con Bella. Ricardo también quería hablar con Bella cuanto antes, por eso, cuando finalmente llegamos al excéntrico consultorio de Bella, ambos entramos casi empujándonos en la puerta… ¡Nos urgía desahogarnos!―¡Hola chicos! —saludó Bella.―¡Bella, por fin! ¡Te necesito tanto! —supliqué mirándola con mis ojos de corderito.―¡Bella, necesito hablar contigo a solas! —indicó Ricardo, apenas pudo abrir la boca.―¡Tranquilos chicos! ¿Por qué tanta urgencia? Si quieren hablar a solas, tendré qué atender uno por uno… Veamos… Los prim
»Con el tiempo, nuestra atracción y nuestra relación eran más que obvias y terminamos teniendo una relación abierta y pasional, ya que él jamás dejó de verse o salir con otras chicas. En cierto modo, yo desarrollé un rol tan maternal, que hasta llegué a hablar de esas chicas con él… Pero no me daba cuenta del daño que nos hacíamos con una relación como esa. Todo el mundo hablaba a nuestras espaldas, pero a mí no me importaba. Yo estaba muy feliz de que, aunque él se acostara con una chica tras otra, él, siempre de los siempres, regresaba a mis brazos… Buscando el amor que no podía darle ninguna otra, el amor ausente de sus padres… —reflexionó Bella. ―Entonces, si ustedes tenían un amor tan fuerte y único, ¿cómo es que se separaron? Si tú le perdonabas todo, y lo aceptaste tal cuál es… En verdad te admiro mucho… Se podría decir que eso sí es amor verdadero… Pero, ¿cómo acabó todo eso? No lo entiendo… —me preocupé, pues parecía que ellos en verdad se habían amado.―Pienso igual… Cr
Al escuchar la impactante confesión de Bella, yo no sabía qué responder, qué decir o qué pensar. Tan solo me quedé con la boca abierta y el cuerpo inmóvil. Ella me miró pasmada y trató de explicarme lo que había sucedido entre ellos.―Lo sé… No es fácil de asimilar. Lo que sucedió fue que uno de los artículos de mi investigación estaba rompiendo las barreras entre lo científico y lo popular. Fue publicado en la revista "Secciones Muy Interesantes", y muchas personas comunes lo leyeron, sobre todo mujeres de todo el mundo. Mi nombre empezó a hacerse tan reconocido por ese artículo psicológico que trataba temas del amor romántico, que un importante editor me contactó para ofrecerme una gran propuesta laboral y económica… »Me invitó a cenar en esa ocasión y yo quería quedar muy bien con él, porque sabía que la oportunidad de mi vida podía presentarse. Ese día compré un vestido de noche, fui a cortarme y peinarme el cabello y use los maquillajes, zapatos y perfume que Ricardo
―Definitivamente, hubiera tomado la primera opción, de todos modos, el novio celoso e infiel, estaría tan ocupado que ni se daría cuenta… —afirmé, poniéndome en sus zapatos.―Lo mismo pensé yo, así que fui con mi editor a su suite ejecutiva e hicimos el amor. Pero, puedes creerme que, cuando un amor es verdadero y espiritual, a pesar de la distancia, las almas pueden sentirse… Yo sabía que Ricardo lo estaba haciendo con Jazmin, pero que no lo estaba disfrutando… Al mismo tiempo, yo no podía disfrutar a mi perfecto amante… »No dejaba de pensar en Ricardo y de sentir un vacío en el estómago y un nudo en la garganta. Christopher me comentó que esa noche, Ricardo salió corriendo de una de las habitaciones donde fue la fiesta, subiéndose los pantalones y con la camisa abierta y sin decir nada, solo manejó su auto y se fue furioso. Jazmin se quedó desnuda sin comprender nada, y le contó a Rosa, que Ricardo se pasó toda la noche mirando el celular, incluso cuando tenían relacio
Ricardo comenzó a platicar su situación con Bella. Le confesó lo que la Dra. Clarisse hacía con su estudiante Robert y cómo comenzó a chantajear a Ricardo por haberla encontrado abusando del chico. Bella escuchaba con asombro aquella anécdota, pues ella conocía a la popular doctora, y de hecho, le agradaba. ―Ricardo… Comprendo que hallar a tu jefa en una situación tan incómoda como esa debe haberte hecho sentir muy confundido… Pero, lo que estás diciendo es una acusación muy grave… Si tienes sospechas, antes de acusar a tu jefa o responder a sus amenazas, primero debes cerciorarte de que la situación se trata realmente de un abuso jerárquico… En primer caso, ellos dos pueden estar teniendo una relación consensuada, si el estudiante declara a favor de su tutora, tú podrías ser contrademandado por difamación… En segundo caso, ¿cómo puedes tener evidencia de que la sobrecarga laboral es por haberla descubierto teniendo relaciones con ese estudiante? El mismo argumento podría r
―Lo siento… No sé qué me pasa… Soy tan sensible… Jeje… —bromeó Bella.Ricardo se levantó de su silla, le dio la mano a Bella para levantarla y la abrazó fuertemente. Luego la besó en la frente, mientras ella lloraba en su hombro. La acarició del cabello para calmarla, pero él también estaba conmovido… Por muy maduros que fueran, ambos tenían sentimientos muy naturales por el gran amor que una vez se tuvieron…―Bella… No tienes que ser tan dura… Aquí estoy… Aquí estoy… —la consolaba Ricardo, sintiendo cómo las ganas de llorar venían también hacia él.―¡Lo siento! Es que… ¡Sniff! Para mí ha sido muy difícil llenar tu espacio… Siempre mantuve la esperanza de volver a verte… Pero, ahora entiendo que ya estás enamorado de alguien más… Y tan solo… Me conformaría incluso con ser solo esa persona que te escuche abiertamente… Con tal de no dejar de verte… Pero, sé que es dependencia emocional hacia tu ser y está mal… Lo reconozco… Pero… Pero… —sollozó Bella, en el pecho de Ri