Aunque no le contesté nada a Ricardo de lo que acababa de argumentar, me quedé reflexionando sobre si quizás él tenía razón, pues aún no conocía la verdad completa, o al menos, por ahora solo conocía la verdad de la Dra. Clarisse. Sin embargo, ya estaba tan molesta con Ricardo por la forma en que me estuvo gritando todo el camino, que lo que menos quería era ser indulgente con él. Solo estaba callada, esperando que pudiera hablar y desahogarme lo antes posible con Bella. Ricardo también quería hablar con Bella cuanto antes, por eso, cuando finalmente llegamos al excéntrico consultorio de Bella, ambos entramos casi empujándonos en la puerta… ¡Nos urgía desahogarnos!―¡Hola chicos! —saludó Bella.―¡Bella, por fin! ¡Te necesito tanto! —supliqué mirándola con mis ojos de corderito.―¡Bella, necesito hablar contigo a solas! —indicó Ricardo, apenas pudo abrir la boca.―¡Tranquilos chicos! ¿Por qué tanta urgencia? Si quieren hablar a solas, tendré qué atender uno por uno… Veamos… Los prim
»Con el tiempo, nuestra atracción y nuestra relación eran más que obvias y terminamos teniendo una relación abierta y pasional, ya que él jamás dejó de verse o salir con otras chicas. En cierto modo, yo desarrollé un rol tan maternal, que hasta llegué a hablar de esas chicas con él… Pero no me daba cuenta del daño que nos hacíamos con una relación como esa. Todo el mundo hablaba a nuestras espaldas, pero a mí no me importaba. Yo estaba muy feliz de que, aunque él se acostara con una chica tras otra, él, siempre de los siempres, regresaba a mis brazos… Buscando el amor que no podía darle ninguna otra, el amor ausente de sus padres… —reflexionó Bella. ―Entonces, si ustedes tenían un amor tan fuerte y único, ¿cómo es que se separaron? Si tú le perdonabas todo, y lo aceptaste tal cuál es… En verdad te admiro mucho… Se podría decir que eso sí es amor verdadero… Pero, ¿cómo acabó todo eso? No lo entiendo… —me preocupé, pues parecía que ellos en verdad se habían amado.―Pienso igual… Cr
Al escuchar la impactante confesión de Bella, yo no sabía qué responder, qué decir o qué pensar. Tan solo me quedé con la boca abierta y el cuerpo inmóvil. Ella me miró pasmada y trató de explicarme lo que había sucedido entre ellos.―Lo sé… No es fácil de asimilar. Lo que sucedió fue que uno de los artículos de mi investigación estaba rompiendo las barreras entre lo científico y lo popular. Fue publicado en la revista "Secciones Muy Interesantes", y muchas personas comunes lo leyeron, sobre todo mujeres de todo el mundo. Mi nombre empezó a hacerse tan reconocido por ese artículo psicológico que trataba temas del amor romántico, que un importante editor me contactó para ofrecerme una gran propuesta laboral y económica… »Me invitó a cenar en esa ocasión y yo quería quedar muy bien con él, porque sabía que la oportunidad de mi vida podía presentarse. Ese día compré un vestido de noche, fui a cortarme y peinarme el cabello y use los maquillajes, zapatos y perfume que Ricardo
―Definitivamente, hubiera tomado la primera opción, de todos modos, el novio celoso e infiel, estaría tan ocupado que ni se daría cuenta… —afirmé, poniéndome en sus zapatos.―Lo mismo pensé yo, así que fui con mi editor a su suite ejecutiva e hicimos el amor. Pero, puedes creerme que, cuando un amor es verdadero y espiritual, a pesar de la distancia, las almas pueden sentirse… Yo sabía que Ricardo lo estaba haciendo con Jazmin, pero que no lo estaba disfrutando… Al mismo tiempo, yo no podía disfrutar a mi perfecto amante… »No dejaba de pensar en Ricardo y de sentir un vacío en el estómago y un nudo en la garganta. Christopher me comentó que esa noche, Ricardo salió corriendo de una de las habitaciones donde fue la fiesta, subiéndose los pantalones y con la camisa abierta y sin decir nada, solo manejó su auto y se fue furioso. Jazmin se quedó desnuda sin comprender nada, y le contó a Rosa, que Ricardo se pasó toda la noche mirando el celular, incluso cuando tenían relacio
Ricardo comenzó a platicar su situación con Bella. Le confesó lo que la Dra. Clarisse hacía con su estudiante Robert y cómo comenzó a chantajear a Ricardo por haberla encontrado abusando del chico. Bella escuchaba con asombro aquella anécdota, pues ella conocía a la popular doctora, y de hecho, le agradaba. ―Ricardo… Comprendo que hallar a tu jefa en una situación tan incómoda como esa debe haberte hecho sentir muy confundido… Pero, lo que estás diciendo es una acusación muy grave… Si tienes sospechas, antes de acusar a tu jefa o responder a sus amenazas, primero debes cerciorarte de que la situación se trata realmente de un abuso jerárquico… En primer caso, ellos dos pueden estar teniendo una relación consensuada, si el estudiante declara a favor de su tutora, tú podrías ser contrademandado por difamación… En segundo caso, ¿cómo puedes tener evidencia de que la sobrecarga laboral es por haberla descubierto teniendo relaciones con ese estudiante? El mismo argumento podría r
―Lo siento… No sé qué me pasa… Soy tan sensible… Jeje… —bromeó Bella.Ricardo se levantó de su silla, le dio la mano a Bella para levantarla y la abrazó fuertemente. Luego la besó en la frente, mientras ella lloraba en su hombro. La acarició del cabello para calmarla, pero él también estaba conmovido… Por muy maduros que fueran, ambos tenían sentimientos muy naturales por el gran amor que una vez se tuvieron…―Bella… No tienes que ser tan dura… Aquí estoy… Aquí estoy… —la consolaba Ricardo, sintiendo cómo las ganas de llorar venían también hacia él.―¡Lo siento! Es que… ¡Sniff! Para mí ha sido muy difícil llenar tu espacio… Siempre mantuve la esperanza de volver a verte… Pero, ahora entiendo que ya estás enamorado de alguien más… Y tan solo… Me conformaría incluso con ser solo esa persona que te escuche abiertamente… Con tal de no dejar de verte… Pero, sé que es dependencia emocional hacia tu ser y está mal… Lo reconozco… Pero… Pero… —sollozó Bella, en el pecho de Ri
Al día siguiente, alrededor de las 6 de la mañana, Christopher ya se encontraba listo para ir a su trabajo. Yo aún me bañaba, así que, para esperar por mí y despedirse, él estaba disfrutando de un delicioso café caliente. Recordó que le había pedido la noche anterior, que a partir de ese día ya no me llevaría al trabajo, pues yo quería aprender a ir por mis propios medios, y eso le gustaba mucho a Christopher . Pero en esos momentos, el timbre de la puerta del apartamento sonó. Fue a abrir la puerta y ahí estaba Ricardo, parado con una caja de regalo, su abrigo negro de lana y una suave bufanda de cuadros rojos. Christopher lo miró con sorpresa y le preguntó la razón por la que se presentaba a su puerta.—Gracias por el regalo Ricardo, no era necesario… —bromeó Christopher . —Pero, ¿qué haces aquí?... Aunque creo que ya lo imagino…―No es para ti, tonto… Pues vine para llevar a Rachel al trabajo, como siempre… ¿Aún está molesta? —evidenció Ricardo.—No podría deci
—¡Rayos! ¡Eso es! ¡Eso es! ¡Estoy enamorado de ella como un adolescente! No es el tonto síndrome de Florence como dice Ricardo… Lo que siento por ella, es verdadero amor… ¡Vaya…! ¡Así que así se siente! ¿Eh…? ¡Es maravilloso! Me pregunto si Ricardo siente lo mismo que yo… Cuando ellos empezaron todo esto, parecía que fuegos pirotécnicos se reflejaban en sus ojos… Si yo miro a Rachel a los ojos, ¿saldrán fuegos pirotécnicos…? ¿Será posible que el amor de él, pudiera ser diferente al amor mío? —se cuestionaba Christopher , soñando despierto, manejando solo por inercia hasta el trabajo.Su tiempo de filosofía sobre el amor consumió toda su consciencia durante el camino, al grado que no se dio cuenta de que ya había llegado al hospital. Estacioné su auto al lado del de Ricardo, que aún estaba caliente. Después caminó tranquilamente a la jefatura de empleados para registrar su ingreso. Ahí estaba Ricardo, con su bata blanca y su lista de tareas. Su actitud y su rostro, reflejaban la