Añoranza

Alba le había preguntado varias veces a donde iban y ella solo había respondido:

—A la casa de un amigo madre.

No quería dar muchas explicaciones, su mamá se quedó tranquila con esa respuesta, ya no hubo más preguntas.

Ahora estaban instaladas en ésta hermosa casa, era una edificación muy sólida de una sola planta, con cinco habitaciones amplias y decoradas con gusto exquisito, la pareja que la atendía era muy amable y solícita en su atención para con las dos mujeres.

De inmediato se prendaron de los niños, el pequeño Richard que empezaba a caminar con pasos más firmes, quería correr por los amplios y bien cuidados jardines, se respiraba paz en aquel paraíso, Camila se preguntó ¿para qué usaría aquella casa éste señor tan estirado?

—¿Qué te parece éste lugar mamá?

— ¡Es muy bello, me encanta! ¡Parece una casa de cuentos de hadas! — exclamó Alba.

Allí Camila se sentía segura, había cambiado el número de su teléfono para que Richard no pudiera localizarla, no pensaba estar escond
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